Para que nuestro sistema músculo-esquelético funcione adecuadamente, necesitamos huesos, articulaciones y músculos sanos. Una alimentación poco saludable, la escasa actividad física y una distribución desequilibrada de la carga pueden provocar una serie de enfermedades que pueden afectar a una, dos o las tres áreas. Desde hace tiempo la Cronobiología ha reconocido que ciertas sustancias, tomadas en el momento correcto del día, aseguran resultados óptimos, mantienen el sistema músculo-esquelético sano, mejoran los síntomas y, en general, previenen las enfermedades.
Articulaciones
Los seres humanos tienen alrededor de 100 articulaciones que les permiten movimientos flexibles. Las articulaciones son las uniones entre los huesos. Un suave cartílago rodea las superficies de la articulación, permitiendo movimientos fluidos y sin rozamientos. Las articulación y el cartílago están envueltas en una cápsula que, por una parte, mantiene unida la articulación y, por el otro, le proporciona nutrientes. Las consecuencias de una articulación dañada son una serie de enfermedades de naturaleza reumática. La enfermedad articular más común en todo el mundo es la artrosis. Las artrosis es el resultado de un desequilibrio entre el uso de la articulación y su capacidad de carga natural. Esto conduce a una destrucción gradual del cartílago en la articulación, que a la larga provoca una deformación del hueso. Este proceso de desgaste natural se debe en parte a la edad y puede afectar todas las articulaciones. En Estados Unidos, el número de adultos que padece esta enfermedad ronda los 21 millones. Los primeros síntomas a menudo aparecen entre los 50 y los 60 años de edad y, a veces, incluso antes. Después de los 60 años, una mujer sobre dos y un hombre sobre tres luchan contra esta enfermedad. La artrosis puede ser causada por muchos factores, cuyo mecanismo exacto aún no es claro. Un trabajo especialmente exigente, la obesidad, la distribución desequilibrada de la carga, los factores ambientales, las enfermedades genéticas y preexistentes que afectan a las articulaciones contribuyen al desarrollo de esta enfermedad. Además, con el aumento de la edad se reduce la capacidad regenerativa de nuestro cuerpo. El cartílago endógeno, tan esencial, ya no se produce de manera adecuada y por eso las articulaciones, gradualmente, se desgastan. Es posible contrarrestar este proceso de dos maneras:
Nuestro cuerpo está diseñado para estar en movimiento y si dejamos de movernos nuestro sistema muscular pierde tonicidad, elasticidad y fuerza. Las articulaciones se inmovilizan y los huesos se hacen siempre más delgados, mientras que al mismo tiempo el cartílago se vuelve blando y poroso. La actividad física mantiene sanas las articulaciones, ya que estimulan la producción de líquido sinovial, cuya acción lubricante permite movimientos sin fricción. Al mismo tiempo, éste nutre las articulaciones. La actividad física ayuda a prevenir el artrosis y retrasa la progresión de la enfermedad. Se recomienda elegir ejercicios físicos que incluyan movimientos moderados, con el fin de no cansar demasiado las articulaciones probablemente ya comprometidas. Los expertos recomiendan deportes de resistencia, como la natación, el ciclismo, caminar y el aqua jogging. El entrenamiento de fuerza, en cualquier caso, es igualmente recomendado ya que aumenta la masa muscular que, a su vez, sostiene y alivia las articulaciones dañadas. Lo ideal sería una combinación de las dos disciplinas a días alternos y adecuadas a las necesidades individuales.
Los estudiosos han reconocido desde hace tiempo la existencia de determinados nutrientes esenciales que favorecen la salud del cartílago y combaten las molestias causadas por el artrosis. Entre otras, hay las siguientes sustancias: la glucosamina, la condroitina y el ácido hialurónico que son los componentes más importantes del cartílago y que aseguran la salud de las articulaciones. En el momento en que nuestro cuerpo deja de producir estas sustancias de manera suficiente, es necesario aumentarlos de forma artificial por medio de suplementos cronobiológicos, dado que en la alimentación diaria escasean (excepto en los mariscos). El cartílago no sólo es capaz de regenerarse por sí mismo, sino que incluso puede recuperar suavidad con la ayuda de estos nutrientes. El calcio o el manganeso, el OPC y el zinc son minerales igualmente útiles para prevenir la pérdida de cartílago de las articulaciones. Una subdivisión cronobiológica inteligente de estos suplementos alimenticios en “sustancias a tomar por la mañana” y “sustancias a tomar por la noche” permiten un suministro óptimo de cartílago en cualquier momento del día. Las sustancias para el día proporcionan protección de posibles nuevos daños, mientras que las sustancias para la noche favorecen la regeneración: un cartílago sano necesita sustancias en cualquier momento del día.
Sustancias eficaces por la mañana (efecto activador):
- Glucosamina
- Condroitina
- MSM
- Calcio
- Ácido Hialurónico
- Vitamina C
Sustancias eficaces por la noche (efecto regenerador):
- Glucosamina
- Condroitina
- MSM
- Cinc
- OPC (Proantocianidinas oligoméricas)
- Manganeso
- Ácido Hialurónico
Huesos
Las protagonistas principales en la formación de los huesos son las hormonas endógenas. El metabolismo óseo está controlado por estas pequeñas moléculas hormonales constantemente involucrados en las etapas de formación del hueso. Para mantener los huesos sanos, necesitamos Vitamina D, que actualmente también se considera una hormona, y el calcio: en otras palabras, dos sustancias que juegan un papel central en el metabolismo óseo. El calcio es el elemento constitutivo de nuestros huesos. Para permitir la absorción de este importante mineral en una cantidad adecuada, es indispensable la Vitamina D que regula el metabolismo del calcio y del fosfato y contribuye a la estabilización de los huesos. En consecuencia la Vitamina D favorece la absorción de calcio y al mismo tiempo estimula la integración dentro de los huesos. Desafortunadamente, muchas personas tienen una deficiencia de Vitamina D, especialmente en los mayores. La razón principal es un escaso aporte de esta vitamina en la dieta de cada día. Nuestro cuerpo es capaz de producir por sí mismo la Vitamina D, a través de la exposición de los rayos solares por ejemplo, pero después de cierta edad, la producción endógena es cada vez más limitada. Cambios hormonales, como por ejemplo los estrógenos en la vejez, son los máximos responsables de la pérdida de masa ósea y, en consecuencia, del debilitamiento de los huesos que se vuelven porosos y frágiles. Además de todo esto, hay muchos factores que pueden tener un impacto negativo en los huesos y entre estos factores hay enfermedades como la diabetes o trastornos alimenticios o gastrointestinales. Una alimentación incorrecta, combinada con un estilo de a vida sedentaria, pesan sobre nuestra estructura ósea así como el abuso de alcohol y la toma de fármacos a base de cortisona durante un largo período de tiempo. Todos estos factores pueden provocar muchas enfermedades de los huesos.
La osteoporosis está considerada una de las 10 enfermedades más comunes a nivel mundial que interesan en especial a los huesos. En los Estados Unidos alrededor de 25 millones de personas están afectadas por osteoporosis y en Alemania alrededor de 7 millones de personas padecen enfermedades óseas. De acuerdo con las estimaciones afecta a uno de cada cinco hombres y el 20 – 30 % de las mujeres. Las mujeres pueden padecer osteoporosis décadas antes de entrar en la menopausia. Como resultado las sustancias que componen los huesos se debilitan excesivamente y los huesos pierden fuerza, hasta romperse. Los huesos más comúnmente afectadas son las caderas, la columna vertebral, las costillas, la pelvis y las muñecas. Incluso un ligero golpe o un movimiento brusco pueden romper un hueso.
Apoyo a la salud de los huesos con el uso de principios activos tomados en momentos específicos de acuerdo con los criterios cronobiológicos
El aporte específico de la Vitamina D es esencial para el tratamiento de esta enfermedad. Como esta vitamina no está lo suficientemente presente en la alimentación diaria, se recomienda tomar preparados a base de Vitamina D3. Para prevenir la osteoporosis es posible administrar una dosis baja de estrógenos a las mujeres ya antes de la menopausia. Una dosis adecuada de estrógenos puede favorecer la formación del tejido óseo y reducir la degradación. Tomando preparados cronobiológicos específicos para la mañana y para la noche, podemos asegurarnos un aporte óptimo de nutrientes y vitaminas útiles para los huesos.
Sustancias eficaces por la mañana (efecto activador):
- MCHC
- Calcio
- Vitamina C
- Vitamina D
- Vitamina B6
- Vitamina K2
- Estrógenos
Sustancias eficaces por la noche (efecto regenerador):
- MCHC
- Calcio
- Magnesio
- MSM
- Isoflavonas
- Vitamina B12