Las proteínas tienen una gran importancia en la cronobiología, ya que son componentes fundamentales para las hormonas, los músculos y las enzimas. Además, mantienen el nivel de insulina después de las comidas relativamente bajo y llenan rápido, algo que ya habrás oído. Así pues, ya tienes dos buenos motivos para procurar que tu cena sea rica en proteínas. Se recomienda que el 30 % de tu dieta diaria provenga de alimentos ricos en proteínas, como la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos.
Intenta evitar la proteína animal por las mañanas y tómala en el almuerzo. Aunque no pase nada por tomar uno o dos veces a la semana un huevo en el desayuno, procura tomarlos sobre todo por las tardes, que es cuando se recomiendan los alimentos ricos en proteínas. Y verás como pronto dejarás de echar de menos los hidratos de carbono por la tarde como acompañamiento. Además, las proteínas aumentan la sensación de saciedad por muchas horas, dormirás mejor y no tendrás hambre hasta la mañana siguiente.