La cronobiología es la rama de la biología dedicada a entender cómo interactúa nuestro reloj interno con las señales externas del entorno. La alternancia entre luz y oscuridad es la señal externa más importante. Cuando las señales son débiles, las funciones clave del organismo pueden desincronizarse. Si se tienen en cuenta los problemas dietéticos, pueden producirse trastornos metabólicos, alteraciones del sueño y cambios hormonales, entre otros. Además, la falta de sueño y los cambios en el estado de alerta pueden afectar a la salud de la persona con el paso del tiempo y aumentar el riesgo de padecer ciertas enfermedades crónicas como las cardiopatías.
Cronobiología y dieta

Cuándo se come
Las investigaciones apoyan la teoría de que comer por la noche puede tener amplias implicaciones. Algunos profesionales médicos sugieren que ayunar durante las últimas horas de la noche puede ser una medida importante para controlar el peso. Investigadores del Instituto Salk recomiendan una dieta de restricción horaria, limitando la ingesta de alimentos a periodos de 8 a 12 horas.
Programar las comidas más temprano durante el día también ha demostrado ser una forma viable de reducir las posibilidades de ganar peso. Aproximadamente el 40 por ciento de las calorías deben consumirse en la comida antes de las 3 de la tarde para seguir perdiendo peso. Los resultados publicados en el International Journal of Obesity muestran que las personas que almorzaron más temprano perdieron más peso que las que lo hicieron más tarde. Además, los que almorzaron más tarde mostraron una menor sensibilidad a la insulina, lo que se ha asociado con el desarrollo de diabetes de tipo II.
Lo que se come

Aunque los hidratos de carbono, sobre todo los complejos, son una buena opción para empezar la mañana, no lo son para terminar el día. La última comida del día debe consistir en alimentos ricos en proteínas, como pescado, pollo o pavo, y verduras bajas en carbohidratos, como espárragos, brócoli y pimientos. Al restringir los carbohidratos por la noche, su cuerpo liberará menos insulina, una hormona que permite que la glucosa se utilice en las células para obtener energía. Cuando ya no queda glucosa en el torrente sanguíneo, el cuerpo recurre a las reservas de grasa para alimentar los procesos celulares. De este modo, el cuerpo dispone del resto de la tarde y de toda la noche para utilizar las reservas de grasa como combustible, lo que ayuda a mantener o reducir el peso. Las proteínas consumidas se descomponen en aminoácidos que luego tienen la tarea de reparar tejidos y órganos, equilibrar el nivel de pH del cuerpo y mantener el sistema inmunitario.
Los complejos ritmos del cuerpo humano no funcionan independientemente de las señales externas. Cuándo se come y qué se come ponen en marcha una serie de fluctuaciones hormonales que pueden beneficiar a la salud y el bienestar general o alterar el ritmo circadiano.




