La cronobiología es uno de los temas más estudiados de la medicina moderna. No es de extrañar que la investigación encuentre casi a diario nuevos vínculos entre el reloj interno del cuerpo y la salud. Sin embargo, incluso los científicos médicos y los médicos pueden estar sorprendidos por los últimos hallazgos que vinculan los ritmos circadianos y las enfermedades gastrointestinales comunes.
Relojes internos y digestión
Los relojes internos existen principalmente para alinear los procesos biológicos con nuestro ciclo de sueño-vigilia y para preparar nuestro cuerpo para los acontecimientos que probablemente se produzcan en determinados momentos del día. Las retinas de nuestros ojos perciben la luz y transmiten una señal al núcleo supraquiasmático de nuestro cerebro, que a su vez dicta una serie de procesos hormonales y actividades fisiológicas. Ahora sabemos que alrededor del 10% de nuestros genes fluctúan en actividad según la hora del día, incluidos muchos implicados en la salud y la función del tracto digestivo.
La digestión es controlada y mantenida principalmente por los sistemas nerviosos parasimpático y simpático, que juntos se denominan sistema nervioso autónomo. Las investigaciones han descubierto que el sueño no REM es cuando el sistema nervioso parasimpático, que estimula al cuerpo a digerir los alimentos, está más activo. El sistema nervioso simpático, que ralentiza la digestión, se alterna con el parasimpático durante el sueño REM. Este equilibrio puede ser crucial para mantener una buena salud intestinal.
La cronobiología de la alimentación y la digestión
Muchas de las hormonas asociadas al comportamiento alimentario y a la digestión, como la grelina, la insulina y la leptina, se liberan periódicamente a lo largo de un periodo de 24 horas. Sin embargo, en ausencia de luz, estos ciclos hormonales cesan. En lugar de liberarse hormonas cuando una persona está despierta y necesita comer, se liberan al azar. Dado que estas hormonas pueden ser destructivas sin alimentos en el estómago, provocando así la producción de ácido estomacal adicional, esto puede ser un factor subyacente en muchos tipos de enfermedades gastrointestinales y trastornos nutricionales.
La falta de regulación hormonal junto con la alternancia de ciclos de actividad autonómica puede dar lugar a trastornos digestivos. Esto puede explicar en parte por qué los trabajadores por turnos y las personas con trastornos del sueño circadiano tienen más probabilidades de sufrir alteraciones metabólicas como la diabetes de tipo 2 y también de ser obesos.
Cuando el ritmo circadiano se tuerce
Estudios recientes sobre biología circadiana muestran una relación entre los ciclos de sueño alterados y trastornos intestinales comunes como el síndrome del intestino irritable. Hay varios factores que pueden explicarlo. En primer lugar, el ácido estomacal se libera en mayores cantidades cuando es estimulado por la actividad parasimpática. La interrupción de los ciclos naturales de sueño REM y no REM puede impedir que el ácido estomacal se libere cuando es necesario para digerir los alimentos, lo que conduce a una menor absorción de nutrientes y a la desnutrición.
En el otro extremo, las personas que tienen alterados estos ciclos del sueño pueden, por el contrario, producir ácido en exceso y, por tanto, tener que convivir con reflujo gastrointestinal o úlceras del tracto digestivo superior. De hecho, en estudios recientes sobre biología circadiana se ha demostrado que las alteraciones de los ciclos de sueño-vigilia provocan reflujo y el consiguiente daño de la mucosa, así como úlceras pépticas.
El síndrome del intestino irritable es otra enfermedad que ahora se sabe que está relacionada con la alteración de los ritmos circadianos, o ciclos de aproximadamente 24 horas. Las personas que padecen un SII con diarrea predominante tienen una actividad autonómica muy diferente de la fisiológica normal mientras duermen. Esta alteración del ritmo puede tener efectos devastadores en la digestión.
Un nuevo enfoque de los trastornos gastrointestinales
La esperanza que subyace a todos estos estudios de cronobiología es que el descubrimiento de las conexiones entre el ritmo circadiano y la salud pueda conducir a un mejor diagnóstico y tratamiento. Por ejemplo, las personas que trabajan en turnos impares podrían ser sometidas a exámenes más minuciosos para detectar el reflujo gastroesofágico, con la esperanza de descubrir el trastorno porque daña la mucosa. Además, es posible que en el futuro a las personas con SII se les prescriba melatonina y fototerapia para corregir sus trastornos del sueño, además de los medicamentos disponibles actualmente.
Todavía hay muchos estudios que analizan el vínculo biomolecular entre el ciclo sueño-vigilia y los trastornos comunes del tubo digestivo. Sin embargo, la conexión entre ambos parece estar clara. Si no se duerme lo suficiente y con calidad, el riesgo de padecer un trastorno gastrointestinal es mayor.