La mayoría de las recomendaciones sobre el sueño se basan en la duración. Todos hemos oído lo importante que es dormir ocho horas por la noche, pero poco se dice sobre cuándo dormir. Sin embargo, las recomendaciones sobre el sueño podrían cambiar pronto, ya que nuevas investigaciones sobre cronobiología sugieren que cuándo se duerme es tan importante como cuánto.
Ratones somnolientos y ritmo circadiano
En este nuevo estudio, científicos de la Universidad Estatal de Washington modificaron los ritmos biológicos de ratones para ver cómo les afectaba. Se colocó a los ratones en un entorno artificial de laboratorio con una jornada de 20 horas diarias. Como la mayoría de los seres vivos, los ratones funcionan normalmente con un ritmo circadiano, que es un reloj de aproximadamente 24 horas.
Este cambio se hizo para zanjar una polémica en el mundo de la cronobiología sobre si el ritmo circadiano importaba tanto como la duración del sueño. Hasta este estudio, los investigadores tenían problemas para separar ambos factores, ya que las personas que viven con un ritmo que no es de 24 horas no suelen dormir lo suficiente.
El sueño: Un tiempo para curarse
El sueño no es sólo un momento para descansar, sino también para que el cuerpo se restaure. Dormir a destiempo puede afectar a estos procesos vitales tan gravemente como la privación de sueño. Los ratones de este estudio se despertaban mucho más a menudo y también mostraban una actividad anormal de las ondas cerebrales. El cerebro parecía pasar menos tiempo en un sueño reparador, lo que sugiere que muchos procesos corporales se ven afectados cuando se alteran los ritmos circadianos.
Cambio de ritmo
Cuando se les expuso durante semanas a un día más corto, los ratones tuvieron que dormir a horas que cambiaban constantemente y que no siempre estaban en sintonía con las señales ambientales. Los resultados fueron sorprendentes: Estos ratones eran más propensos a enfermar cuando se exponían a una enfermedad y menos capaces de combatirla eficazmente. Además, tendían a presentar más síntomas, ya que sus cuerpos reaccionaban de forma exagerada a la enfermedad incluso cuando la combatían con menos eficacia.
Los ratones que vivían en un laboratorio con un día más corto seguían durmiendo lo mismo, por lo que la privación de sueño no podía haber causado estos efectos. La disminución del sistema inmunitario y otros efectos se debieron por completo a una mala sincronización del sueño.
Cuando los ritmos circadianos se alteran
Aunque pocos seres humanos se enfrentarán a las condiciones por las que pasaron estos ratones, sin duda hay formas en que muchas personas modernas pueden alterar su ritmo circadiano de manera similar. ¿Alguna vez se ha quedado despierto hasta tarde para ver una serie? ¿Dormido los fines de semana? ¿Ha volado a otra zona horaria? Estas y otras acciones que cambian la hora a la que dormimos y nos despertamos pueden tener un efecto perjudicial en nuestro reloj interno. Esto nos expone a un mayor riesgo de sufrir enfermedades y otras dolencias, igual que si no durmiéramos lo suficiente.
Si está intentando dormir mejor para mejorar su salud, este estudio puede ofrecerle una nueva perspectiva. Las personas deberían centrarse no sólo en la cantidad de tiempo que duermen, sino también en establecer y mantener un horario de sueño que permita a su cuerpo descansar de verdad.