A medida que más y más científicos recurren a la cronobiología para ayudar a explicar los misterios del cuerpo humano, se descubren cada vez más vínculos entre los trastornos del sueño y los trastornos de la salud.
Sin embargo, puede que el sueño no sólo sea importante para la salud física, sino también para la emocional. Un nuevo estudio ha establecido un firme vínculo entre la falta de control emocional y el insomnio.
Control emocional e insomnio
En este estudio, publicado en una revista de la Sociedad Británica de Psicología, se preguntó a los participantes sobre su control emocional y sus hábitos de sueño. El control emocional se definió mediante diversos factores, como la conciencia emocional de los demás y la capacidad para controlar los impulsos.
Al principio, los investigadores no encontraron ninguna relación entre el control emocional y el sueño. Sin embargo, con el tiempo se hizo evidente una conexión. Cuando se les volvió a entrevistar meses y años más tarde, las personas que declararon una falta de control emocional tenían más probabilidades de haber desarrollado insomnio o de que éste reapareciera que las personas con altos niveles de control emocional.
Las personas que habían sufrido una pérdida de control emocional durante la duración del estudio también tenían más probabilidades de haber desarrollado insomnio recurrente y persistente. En total, las personas con un bajo control emocional tienen un 11% más de riesgo de no dormir lo suficiente.
Emociones e insomnio: ¿El huevo o la gallina?
Aunque esta investigación ha demostrado una relación entre el control emocional y el ritmo circadiano, serán necesarias más investigaciones para determinar si uno de estos factores causa el otro. Incluso podrían estar relacionados debido a un tercer factor actualmente desconocido.
Se ha descubierto que tanto el insomnio como el malestar emocional están causados por la hiperactivación del sistema nervioso central. Sin embargo, las alteraciones del ritmo circadiano pueden afectar a las emociones y viceversa. La forma en que estos dos factores interactúan y se agravan mutuamente puede hacer que sean muy difíciles de tratar.
Sueño y emociones
Independientemente de la causa del malestar emocional, muchos estudios han demostrado que dormir mejor puede ayudar a la salud psicológica. El sueño hace que las personas sean más propensas a tener un estado de ánimo positivo, razón por la cual muchos investigadores de la biología circadiana lo llaman “terapia nocturna“: procesamos las emociones negativas mientras dormimos, un proceso crucial del que carecen las personas con insomnio u otros trastornos del sueño. Las personas que carecen de sueño son más propensas a sentir emociones negativas intensas, lo que puede contribuir a una falta de control emocional en la vida diaria.
El reto de conciliar el sueño estando ansioso
Aunque el sueño puede ayudar a las personas a hacer frente a las emociones negativas, estos sentimientos a menudo impiden que las personas duerman lo que necesitan. Hay algunas formas de evitar esta espiral descendente. Los expertos recomiendan estabilizar el ritmo circadiano acostándose y despertándose a la misma hora cada noche, evitando las pantallas y otras fuentes de luz antes de acostarse y limitando los estimulantes como la cafeína. Además, practicar técnicas de relajación como el yoga y la meditación puede ayudar a relajarse lo suficiente para conciliar el sueño.
Aunque los investigadores aún no han identificado la mayoría de los mecanismos bioquímicos por los que interactúan el sueño y las emociones, el vínculo está claro. Conseguir un sueño de calidad es esencial para la salud emocional, y encontrar formas de afrontar las emociones es esencial para un sueño de calidad.