Los médicos llevan tiempo observando que los ritmos circadianos cambian a medida que envejecemos. Nuevas investigaciones sugieren que esto se debe a la acción de genes hasta ahora desconocidos.
La mayoría de las personas con familiares ancianos han notado que viven con un ritmo diferente. Las personas mayores tienden a acostarse pronto, levantarse pronto y dormir más siestas a lo largo del día. Además, son más propensos al insomnio, la fatiga y otros síntomas de las noches en vela. Un nuevo estudio ha descubierto los genes responsables de estos cambios en el ritmo circadiano que parecen estar asociados a la edad.
¿Cómo cambian los ritmos circadianos con la edad?
Los ritmos circadianos cambian a lo largo de la vida humana de forma predecible. En la vejez, se produce un cambio notable en la cantidad de tiempo que dormimos, y muchas personas mayores duermen mucho menos que en su juventud. Esto puede llevar a la siesta y a acostarse temprano, dos comportamientos comúnmente observados en los ancianos.
También se producen otros cambios en el ritmo circadiano. Las personas mayores tienden a despertarse antes por la mañana y tienen mejor capacidad cognitiva en las horas matutinas que los jóvenes. Además, los ancianos muestran una menor variación de la temperatura corporal y de otras importantes señales biológicas del tiempo.
No todos los cambios del ritmo circadiano en las personas mayores son tan benignos. Muchas personas mayores, especialmente las que padecen demencia, sufren un comportamiento conocido como «sundowning», en el que las personas se muestran más confusas y agitadas al atardecer y por la noche. Además, incluso los ancianos sanos pueden sufrir la pérdida de sueño en áreas clave como la regulación emocional y la función cognitiva.
El cerebro que envejece
Los estudios post mortem del cerebro de las personas mayores han descubierto que la corteza cerebral y las estructuras circundantes son especialmente propensas a la degeneración relacionada con la edad. El hipotálamo, que es el motor clave de los ritmos circadianos, es especialmente propenso a estos cambios. Las neuronas de esta zona clave del cerebro degeneran rápidamente hacia el final de la vida humana, lo que contribuye a una pérdida gradual de la función cognitiva, así como a muchos de los cambios en el ritmo circadiano que asociamos con la edad.
Los genes que subyacen a los cambios del ritmo circadiano relacionados con la edad
Un nuevo estudio de cronobiología ha identificado los genes que pueden ser responsables de estos cambios en el ciclo sueño-vigilia relacionados con la edad. Estos genes están activos en personas de todas las edades, pero toman el control y se convierten en los impulsores dominantes del ritmo circadiano a medida que envejecemos. Los investigadores creen que estos genes pueden volverse dominantes para compensar la pérdida de otros genes del reloj biológico relacionada con la edad.
Por desgracia, los seres humanos sufrimos muchos daños en el ADN a medida que envejecemos. Además, algunos genes simplemente dejan de funcionar por razones desconocidas. Muchos de los cambios que asociamos con el envejecimiento, como los cambios en la textura de la piel y la pérdida de memoria a corto plazo, se deben en realidad a la pérdida de función de muchos genes.
Nuevos descubrimientos, nuevas esperanzas
En qué se diferencian exactamente estos genes de otros genes conocidos del ritmo circadiano será objeto de futuros estudios. Es de esperar que estos nuevos descubrimientos arrojen luz sobre nuevos tratamientos para los trastornos del sueño y otros trastornos que aparecen en la vejez. Podría haber formas de ampliar la función de los genes del ritmo circadiano que dejan de funcionar a medida que envejecemos. Además, la sustitución de los productos de estos genes puede ser una potente vía de tratamiento.
Tratar la depresión, la pérdida de memoria y los trastornos del sueño en los ancianos es una de las tareas más difíciles para los médicos especializados en geriatría. Identificar cómo cambian los ritmos circadianos y los genes responsables de estos cambios no es más que el primer paso para desarrollar mejores tratamientos de estos trastornos tan comunes en las personas mayores. Estos avances harán que las personas mayores estén más sanas y felices, permitiéndonos a todos dormir mejor por las noches.