Muchas personas del mundo occidental intentan perder peso restringiendo el número de calorías. Nuevos estudios sugieren que la alimentación restringida en el tiempo puede ser más eficaz.
La obesidad es un problema creciente en el mundo occidental y una de las principales causas de gastos médicos. Aunque muchas personas acaban encontrando la manera de perder peso, un número aún mayor lucha incluso reduciendo las calorías y haciendo cambios en su estilo de vida. Nuevas pruebas sugieren que con la alimentación, como con la mayoría de los demás acontecimientos, el momento es importante.
Relación entre obesidad y trabajo por turnos
En diversos estudios se ha relacionado desde hace tiempo la obesidad con el trabajo por turnos. Los investigadores creen que esto se debe a la intrincada conexión entre el ritmo circadiano y el metabolismo. Muchos procesos celulares dependen de la presencia de melatonina o cortisol para funcionar eficazmente, que son dos de las principales hormonas que contribuyen a la regulación de nuestros relojes internos. En general, el cortisol está alto justo antes de despertarnos y se mantiene alto durante toda la mañana para mantener la vigilia. El cortisol aumenta ciertos tipos de metabolismo para proporcionarnos el combustible necesario para completar las actividades diarias. La melatonina se produce en niveles elevados en respuesta a la oscuridad y tiene el efecto contrario. Bajo los efectos de una melatonina elevada, dormimos plácidamente mientras nuestro cuerpo repara las células y elimina las toxinas.
Cuando las personas trabajan en turnos de noche, no producen cortisol y melatonina, así como otras hormonas circadianas, a las horas adecuadas. Están expuestas a la luz, la actividad y otros desencadenantes de la vigilia incluso cuando el resto de la humanidad duerme. Con el tiempo, este desequilibrio hormonal y la alteración del metabolismo pueden provocar obesidad, diabetes de tipo 2 y otras enfermedades.
La restricción horaria y la salud de los ratones
Varios estudios han descubierto que los ratones también son propensos a la obesidad y a multitud de enfermedades cuando sufren alteraciones externas de sus ciclos naturales de luz y oscuridad. De hecho, los investigadores pueden provocar obesidad en ratones perfectamente sanos simplemente alterando su ritmo circadiano. Estos ratones no ingieren más calorías de media, sino que las ingieren a horas fuera de su horario normal de alimentación. Los investigadores decidieron comprobar si la restricción horaria sin restringir las calorías podía ayudar a estos ratones a perder peso.
A un grupo de ratones sólo se le dio comida a determinadas horas del día, mientras que a otro se le permitió comer cuando quisiera. Los ratones comían la misma cantidad de calorías, pero los sometidos a alimentación restringida en el tiempo perdieron peso. No sólo perdieron peso, sino que su salud general mejoró de diversas maneras. Mejoraron su coordinación motora, tuvieron menos resistencia a la insulina, un hígado más sano y, en general, eran ratones más sanos y felices en todos los sentidos.
¿Puede la alimentación restringida ayudar a los humanos?
La gran pregunta sigue siendo: ¿puede la alimentación restringida en el tiempo ayudar a los humanos del mismo modo que ha demostrado ayudar a los ratones? Este tema requiere más estudio, pero la investigación actual indica que la alimentación restringida en el tiempo puede ayudar a las personas obesas a perder peso y, al mismo tiempo, obtener los mismos efectos sobre la salud que los ratones. Cuando se combina con una restricción calórica, los resultados pueden ser especialmente eficaces. A pesar de las muchas diferencias obvias entre humanos y ratones, nosotros y muchos otros mamíferos compartimos muchas de las vías bioquímicas que vinculan el metabolismo y el ritmo circadiano.