¿Podría una infección afectarle más si se expone a determinadas horas del día? Nuevas investigaciones sugieren que el ritmo circadiano afecta al sistema inmunitario.
La mayoría de nosotros hemos notado que somos más propensos a enfermar en determinadas épocas del año. La gripe invernal, las alergias primaverales y el resfriado estival parecen llegar como un reloj. Sin embargo, el calendario puede afectar al riesgo de enfermedad de otra forma clave. Una nueva investigación sugiere que tenemos más probabilidades de enfermar cuando nos exponemos a los virus por la mañana que cuando lo hacemos más tarde.
Las infecciones y el ritmo circadiano
Para determinar la relación entre nuestro ciclo sueño-vigilia y nuestra tasa de infección vírica, los investigadores expusieron diferentes grupos de ratones a virus a distintas horas del día. Los que fueron infectados por la mañana presentaban una tasa de replicación del virus más elevada, ¡diez veces mayor! Por otro lado, los que se infectaron más tarde en el día tuvieron menores tasas de infección. Los cultivos de células humanas mostraron los mismos resultados.
Para asegurarse de que el ritmo circadiano era realmente responsable de esta diferencia, los investigadores criaron ratones con el gen BMAL1 silenciado, un gen crucial en el ritmo circadiano. Estos ratones presentaban mayores tasas de infección, independientemente de la hora a la que estuvieran expuestos al virus.
¿Cómo puede afectar el ciclo sueño-vigilia a la susceptibilidad a la enfermedad?
Otros estudios han explorado el efecto del sueño en el sistema inmunitario. Las personas privadas de sueño son más susceptibles a las enfermedades. Además, las personas que trabajan por turnos a horas intempestivas tienden a tener una respuesta inmunitaria alterada. ¿Por qué somos más susceptibles a las infecciones cuando nuestro ritmo circadiano está alterado? La respuesta parece estar en la memoria inmunitaria, una parte crucial de nuestro sistema inmunitario.
Cuando nos encontramos con un patógeno, o un microorganismo que puede causar una enfermedad, las células T de memoria “memorizan” al invasor. Cuando volvemos a encontrarnos con el mismo patógeno, las células T pueden organizar una respuesta rápida porque reconocen al alborotador. Esto nos permite combatir las infecciones más rápidamente, a menudo incluso antes de que causen síntomas. El número de células T de memoria aumenta en respuesta al sueño de ondas lentas, también llamado sueño profundo. La falta de sueño o la alteración de los ciclos sueño-vigilia pueden impedir que el organismo forme estas células T que combaten las infecciones. La estación del año también influye, probablemente debido al papel de un gen llamado ARNTL. Este gen es más activo en los meses de verano y parece proteger contra la inflamación.
¿Es realmente el sueño la mejor medicina?
Se ha dicho que dormir es la mejor medicina, y esta nueva investigación parece corroborarlo. Exponerse a una enfermedad tras muchas noches de descanso aumenta las probabilidades de combatirla con éxito. Además, alterar el sueño y los genes asociados al ritmo circadiano parece aumentar la probabilidad de infección.
Ya sabemos que necesitamos dormir más, pero este nuevo estudio puede servir para tratar enfermedades de otras maneras. Es posible que estos conocimientos sirvan para crear un nuevo fármaco que sea eficaz contra una gama más amplia de organismos modificando la expresión de determinados genes del ritmo circadiano. El profesor Reddy, que dirigió el último estudio en ratones, declaró
Dado que nuestros relojes corporales parecen desempeñar un papel en la defensa frente a patógenos invasores, su maquinaria molecular puede ofrecer una nueva diana farmacológica universal para ayudar a combatir las infecciones”.
El tratamiento de las infecciones es uno de los muchos retos de la medicina moderna. Esta nueva investigación sobre la biología circadiana podría ayudarnos a prevenir y tratar las infecciones con mayor eficacia en el futuro. Comprender mejor cómo podemos reducir las infecciones y cómo tratarlas cuando se producen permitirá a las personas pasar menos tiempo enfermas, al tiempo que se reducen las tasas de enfermedades mortales.