Tanto si eres una alondra mañanera como un búho nocturno, un nuevo estudio de cronobiología demuestra que la mañana puede ser el mejor momento para programar tu próxima cita de psicoterapia.
¿Ve a un terapeuta? Aunque mucha gente lo considera un sucio secreto, se trata de un comportamiento habitual, y también saludable. La psicoterapia puede ser una forma eficaz de afrontar las emociones, curarse de las heridas del pasado y aprender nuevas formas de afrontar las situaciones estresantes. Sola o combinada con medicamentos, puede incluso tratar eficazmente enfermedades mentales como la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo o la depresión. Aunque algunas personas confían plenamente en ella, otras descubren que la psicoterapia no es tan eficaz como desearían. Un simple cambio, como pasar a las citas matutinas, puede marcar la diferencia en lo mucho que te ayudan tus sesiones de psicoterapia.
De Freud a 2016
Sigmund Freud, el padre de la psicología moderna, es famoso por inventar la psicoterapia. Mujeres adineradas de toda su zona acudían a tumbarse en su famoso diván y contarle los traumas de sus vidas. Sin embargo, el arte de la terapia conversacional ha cambiado desde sus inicios hace más de un siglo. Al igual que otros tratamientos médicos, la psicoterapia se ha estudiado para descubrir las mejores técnicas de aplicación. Millones de personas acuden ahora a un terapeuta como parte de su atención médica habitual.
Estos estudios han dado lugar a diversos descubrimientos interesantes. Nuevas pruebas sugieren que la terapia puede funcionar mejor cuando las personas visitan a su psicoterapeuta por la mañana.
¿Por qué la mañana es el mejor momento para la psicoterapia?
La terapia de exposición es un tipo común de psicoterapia destinada a ayudar a las personas a abordar y superar los miedos. Se utiliza para tratar la ansiedad, el TEPT y otros trastornos relacionados con el miedo. En la terapia de exposición, las personas se exponen lentamente cada vez más a las experiencias que temen. Esto puede reprogramar gradualmente el cerebro para que no reaccione con miedo. En un estudio reciente, los investigadores analizaron los resultados de la terapia de exposición en personas con diferentes niveles de cortisol. Los que tenían los niveles más altos durante las sesiones de terapia experimentaron una mayor reducción de los síntomas que los que tenían niveles más bajos de cortisol.
Este estudio descubrió que el trastorno de pánico con agorafobia se trata más eficazmente por la mañana. Aunque hay muchos factores que contribuyen a que la psicoterapia sea eficaz, la hora de la cita parece marcar una diferencia significativa.
Cortisol: Reprogramación del cerebro
¿Cómo puede afectar el cortisol a la eficacia de la terapia? Probablemente haya oído hablar del cortisol como hormona del estrés. Sin embargo, desempeña diversas funciones en el cuerpo humano. El cortisol nos hace estar más despiertos y alerta, por eso se libera por la mañana temprano antes de levantarnos y permanece en nuestro organismo en niveles elevados durante las primeras horas del día. Debido a su importancia como mensajero entre diferentes partes del cerebro y del cuerpo, el cortisol es una de las hormonas más estrechamente reguladas. También parece ser importante en la reprogramación de nuestros recuerdos.
Cortisol y memoria
Puede parecer contradictorio que una hormona asociada al estrés y al miedo pueda ayudar a las personas a superar la ansiedad. Sin embargo, tiene más sentido si se tiene en cuenta que las partes del cerebro que controlan los recuerdos emocionales y las asociaciones de miedo utilizan los mismos mensajeros bioquímicos, incluido el cortisol. Si se planifica la psicoterapia cuando estos mensajeros están en su nivel más alto, se tienen más posibilidades de “sobreescribir” estos miedos y reeducar al cerebro para que reaccione de otra manera.
Si va a dedicar tiempo a la psicoterapia, ¿por qué no programar las citas a la hora del día en que serán más eficaces? Aunque el cortisol forma parte de la respuesta al miedo, también parece ser importante para superarlo.
