Antes, la gente se levantaba, comía y se acostaba a la misma hora todos los días. Sin embargo, en los tiempos modernos puede resultar difícil mantener un horario regular. Sobre todo a la hora de comer. Muchas personas comen de pie a horas irregulares, aplazan las comidas y, en general, no respetan horarios fijos. El efecto en nuestras cinturas está bien documentado. Sin embargo, el efecto sobre nuestros relojes biológicos no es tan conocido. ¿Se desregula nuestro ritmo circadiano con el retraso de las comidas?
La comida y nuestros relojes biológicos
La mayoría de la gente conoce los efectos de la luz en el ritmo circadiano. Sin embargo, la hora de comer también es una importante señal horaria. El tracto gastrointestinal (GI) y el sistema metabólico funcionan con muchos relojes diferentes que se sincronizan para permitir un procesamiento óptimo de los alimentos y nutrientes. Por ejemplo, el metabolismo de la glucosa en sangre está regulado por estos relojes internos. Cada órgano del sistema gastrointestinal también tiene un ritmo circadiano innato. Aunque todos estos relojes internos funcionan de forma independiente, se sincronizan para ayudar a nuestro organismo a digerir los alimentos y absorber los nutrientes que necesitamos.
Este ritmo circadiano del tracto gastrointestinal se ha convertido recientemente en el centro de atención de muchos estudios porque se ha descubierto que también afecta a otros sistemas. La salud intestinal afecta cada vez más al estado de ánimo, el sueño y la función cognitiva, entre otros.
Los efectos de retrasar las comidas
Los investigadores decidieron hacer un seguimiento de 10 hombres jóvenes mientras experimentaban cambios en sus horarios de comida. Los pacientes primero comieron a su hora durante un periodo determinado, luego comieron temprano y luego comieron tarde. Las comidas eran idénticas en cuanto a nutrición y calorías. A continuación, se midió el ritmo circadiano de los pacientes.
Los investigadores descubrieron que ciertos relojes internos, como los ritmos de azúcar en sangre, se retrasaban cuando se retrasaban las horas de las comidas. De hecho, los ritmos de azúcar en sangre se retrasaban tanto como las comidas. El PER2, un gen que ayuda a regular el ritmo circadiano, también presentaba una actividad retardada cuando las comidas se tomaban tarde. Esto podría explicar los hallazgos de investigaciones anteriores, según los cuales las personas que esperan hasta la noche para comer sufren retrasos graves y peligrosos en la liberación de insulina. Sin embargo, los genes y las sustancias bioquímicas relacionadas con los ciclos de sueño y vigilia no se veían afectados por la hora de comer. Esto incluye la melatonina y el cortisol.
Aunque los retrasos en las comidas pueden afectar a los relojes internos, este efecto parece limitarse a los relojes internos que se ocupan del metabolismo y la alimentación. Los ciclos de sueño-vigilia, sorprendentemente, parecen permanecer estables. Sin embargo, esto plantea otra pregunta. ¿Causará esto un desajuste entre los diferentes relojes internos, dando lugar a una desregulación? Y lo que es aún más interesante, ¿podría servir comer a horas más tardías para ajustar el ritmo circadiano a cambios como el jet lag y los cambios de hora?
¿Realmente importa cuándo se come?
Está claro que lo mejor es elegir el horario de las comidas y ceñirse a él. ¿Importa la hora elegida? Los estudios al respecto arrojan resultados dispares. Varios estudios han descubierto que comer alimentos más calóricos por la mañana en lugar de por la noche puede conducir a un menor peso que comer la mayoría de las calorías más tarde en el día. Sin embargo, otros estudios han arrojado resultados contradictorios. Aunque existen algunas pruebas contradictorias sobre lo que se debe comer y cuándo, la importancia de mantener un horario de comidas estable es un concepto generalmente aceptado.
La vida moderna y el horario de las comidas
Es evidente que un horario de comidas coherente es importante para mantener un ritmo circadiano saludable y el funcionamiento de los relojes internos. Sin embargo, esto se está convirtiendo en un reto cada vez mayor para muchas personas en el mundo occidental. Muchas personas comen mientras trabajan, conducen o realizan otras tareas. Para algunos, la comida rápida sobre la marcha es su principal fuente de calorías. Esto puede llevar a ingerir más calorías a largo plazo. También puede provocar alteraciones metabólicas. Aunque sabemos desde hace tiempo que estas alteraciones contribuyen a la obesidad, las últimas investigaciones sugieren que están causando una variedad de otros efectos negativos para la salud.
Cómo ayudar a su reloj interno a seguir el ritmo
Hay algunas formas de ayudar a mantener el reloj interno (y el tracto gastrointestinal) en un horario saludable y bien regulado:
- Establezca horarios regulares para las comidas e intente comer dentro de los 15 minutos siguientes cada día.
- No compense las comidas omitidas o tardías con más comida, ya que la liberación de insulina ya se habrá retrasado.
- Tome un probiótico para favorecer una flora gastrointestinal sana.
- Mantenga otros ritmos de vida lo más estables posible (por ejemplo, su ciclo de sueño-vigilia).
- Lleva contigo barritas de cereales, fruta, frutos secos u otros alimentos saludables para tener siempre una opción saludable de reserva cuando se acerque la hora de comer.
Aunque puede resultar difícil mantener un horario estable en el mundo moderno, hacerlo sigue siendo muy importante para la salud. Comer a la misma hora todos los días garantizará que su organismo pueda procesar los alimentos y absorber los nutrientes con mayor eficacia. Éste es un aspecto en el que mantener un horario regular puede tener efectos muy reales en su cuerpo y en su vida.