El microbioma gastrointestinal y sus efectos en la salud humana han estado últimamente en todos los medios de comunicación. Aunque sabemos desde hace cientos de años que hay bacterias en nuestro intestino, apenas estamos empezando a comprender su diversidad y complejidad. Algunos estudios recientes se han centrado en el ritmo circadiano de estas diminutas bacterias. Como todos los seres vivos, las bacterias intestinales tienen relojes internos que rigen diversos procesos biológicos importantes. Nuestras propias acciones pueden desincronizar el ritmo circadiano de las bacterias intestinales, con graves consecuencias para la salud humana.
La vida interior del intestino
El tracto gastrointestinal está recubierto por miles de millones de bacterias. Aunque no seamos físicamente conscientes de la presencia de estos microbios, afectan a nuestra salud de diversas maneras. Además de contribuir a la digestión y a la absorción de nutrientes clave, las bacterias intestinales ayudan a regular nuestro sistema inmunitario y pueden afectar a la mayoría de nuestros órganos.
Todos los organismos tienen un ritmo circadiano. Aunque nuestros relojes internos son innatos, pueden verse influidos por señales externas. En el caso de los humanos, la luz solar y la temperatura son señales poderosas. En el caso del ritmo circadiano de las bacterias intestinales, nuestras propias acciones constituyen la mayor parte de las señales ambientales. Algunas bacterias responden a hormonas como la melatonina, que se liberan en función de nuestros relojes internos. Otras responden a la presencia de alimentos en el tracto gastrointestinal.
Nuestros microbiomas están en constante cambio. A lo largo del día, el número de diferentes tipos de bacterias puede cambiar drásticamente. Además, su ubicación en el intestino también puede variar en función del momento. Hemos coevolucionado para tener una simbiosis, en la que nuestras bacterias intestinales nos ayudan a mantener una buena salud y viceversa.
¿Qué ocurre cuando el ritmo circadiano de las bacterias intestinales no está sincronizado?
Muchos seres humanos llevamos una vida desregulada, comiendo a horas muy diversas y durmiendo siempre que tenemos ocasión. Esto afecta a nuestro cuerpo de muchas maneras, pero también puede afectar a los organismos que viven simbióticamente con nosotros. Esto, a su vez, puede tener efectos adicionales sobre nuestra salud. Cuando nuestro microbioma se desvía de su camino, las repercusiones pueden ser de gran alcance.
Los investigadores han utilizado diversas técnicas para conocer mejor la relación entre el ritmo circadiano de nuestras bacterias intestinales y nuestra propia salud. En un experimento, investigadores israelíes midieron los niveles de distintas enzimas en el torrente sanguíneo a lo largo de un día. Las enzimas hepáticas, cruciales para la desintoxicación del organismo, varían mucho a lo largo de un día normal de 24 horas. Cuando se alimentaba a los ratones a horas del día diferentes a las acostumbradas, su microbioma y las enzimas hepáticas se volvían más desreguladas. Cuando el microbioma se alteró aún más con antibióticos, la producción de enzimas hepáticas se desreguló tanto que los ratones fueron incapaces de tolerar dosis elevadas de medicamentos comunes como el Tylenol.
Además de afectar a la función de órganos clave como el hígado, nuestras bacterias intestinales parecen influir en nuestro propio ritmo circadiano. Algunos estudios de menor envergadura han sugerido que nuestro ritmo circadiano responde a las sustancias químicas liberadas por la flora intestinal, de forma similar a como responde a nuestra propia melatonina.
Los interminables efectos de la alteración del ritmo circadiano
Nuestra propia alteración circadiana puede afectar a los relojes internos de nuestras bacterias intestinales, lo que a su vez altera aún más nuestro propio ritmo circadiano. Es fácil ver cómo esto podría crear un ciclo autoperpetuante de efectos sobre la salud. Esto es especialmente relevante en los tiempos modernos, en los que diversos factores dificultan que nuestro cuerpo siga su ritmo natural.
La dieta occidental moderna y otros factores de la vida contemporánea ya ponen en peligro nuestra flora intestinal. Al mismo tiempo, es más difícil que nunca mantener nuestros relojes internos en hora. Cada vez hay más personas con trabajos por turnos o que trasnochan. Estamos encadenados a los teléfonos inteligentes y otros dispositivos que liberan una longitud de onda de luz que se ha demostrado que altera nuestro ritmo circadiano. Incluso si puedes controlar tu vida para permitir un sueño óptimo, la contaminación lumínica es lo suficientemente grave como para interferir en tu sueño.
La alteración de nuestro ritmo circadiano y del microbioma intestinal puede ser devastadora. Sin embargo, hay formas de mantener el cuerpo bien regulado.
Cómo mantener en marcha los relojes internos y las bacterias intestinales
Mantener el cuerpo y el microbioma regulados en el mundo moderno puede ser todo un reto. Sin embargo, hay varias formas de conseguirlo. Tenga en cuenta los siguientes consejos:
- Practique una higiene del sueño básica, acostándose y levantándose a la misma hora y apagando las pantallas mucho antes de acostarse.
- Utiliza cortinas opacas para evitar la luz ambiental si es un problema en tu zona.
- Coma a la misma hora todos los días, para asegurarse de que su flora intestinal no está desregulada.
- Tome suplementos de probióticos y prebióticos para asegurarse de que las bacterias adecuadas prosperan en su tracto gastrointestinal.
- Evite tomar antibióticos o utilizar productos antimicrobianos a menos que sea completamente necesario para su salud.
Aún queda mucho por descubrir sobre las formas en que las bacterias intestinales interactúan con nuestro ritmo circadiano. Sin embargo, está claro que la gente moderna se enfrenta a una ardua batalla para mantener el equilibrio adecuado. Aunque puede resultar difícil mantener el ritmo de los relojes internos y de la microflora, es fundamental para la salud y el bienestar.