No dormir lo suficiente afecta a la cognición y a las capacidades motoras de forma muy parecida a lo que ocurre cuando se bebe en exceso. Mientras que la prueba de alcoholemia puede utilizarse para evaluar el grado de embriaguez de una persona, actualmente no existe ninguna herramienta para medir el grado de cansancio. Gracias a una nueva investigación realizada en el Reino Unido, es posible que pronto se vislumbre una solución.
La somnolencia al volante es un problema de salud pública
Según el Consejo Nacional de Seguridad, el 43% de los estadounidenses no duerme lo suficiente. La fatiga afecta a la claridad mental y al rendimiento físico y pone en peligro la seguridad tanto de los que no duermen como de los que les rodean. Según la Fundación AAA para la Seguridad en el Tráfico, dormir incluso una o dos horas menos de las necesarias casi duplica el riesgo de sufrir un accidente de tráfico.
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera informa de que la conducción somnolienta provoca alrededor de 100.000 accidentes al año, con un resultado aproximado de 80.000 heridos y más de 6.000 muertos sólo en Estados Unidos.
Además, los efectos de la fatiga van más allá de las carreteras. Tres cuartas partes de los estadounidenses encuestados afirman sentirse cansados en el trabajo. Según las investigaciones, aproximadamente el 13% de las lesiones en el lugar de trabajo se deben al cansancio. Los trabajadores de sectores que dependen en gran medida de la atención y las habilidades motoras, como la construcción, la fabricación, la medicina, el transporte y los servicios públicos, son especialmente vulnerables cuando están somnolientos. La capacidad de evaluar con precisión la somnolencia podría reducir significativamente los costes derivados de los accidentes y la pérdida de productividad.
Una nueva forma de evaluar la falta de sueño
Un equipo de investigadores de la Universidad de Surrey ha ideado un método de análisis de sangre para determinar si una persona ha faltado al sueño. Su investigación se publica en la revista Sleep.
«Todos sabemos que dormir poco supone un riesgo importante para nuestra salud física y mental, sobre todo si se prolonga en el tiempo. Sin embargo, es difícil evaluar de forma independiente cuánto ha dormido una persona, lo que dificulta que la policía sepa si los conductores estaban en condiciones de conducir o que los empresarios sepan si el personal está en condiciones de trabajar», comentó la Dra. Emma Laing, profesora titular de Bioinformática de la universidad.
Los hallazgos del equipo sientan una base sólida para futuras pruebas que podrían utilizar las fuerzas del orden para evaluar la responsabilidad de la conducción somnolienta en accidentes de tráfico o los empresarios que deseen calibrar si los trabajadores están en condiciones de desempeñar sus funciones».
En un estudio dirigido por el director del Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Surrey, el profesor Derk-Jan Dijk, se analizaron muestras de sangre de participantes que se habían saltado una noche de sueño. El equipo examinó miles de genes en busca de alteraciones en sus niveles de expresión y, a continuación, utilizó un algoritmo de aprendizaje automático para el análisis posterior. El algoritmo detectó 68 genes afectados y fue capaz de determinar si una muestra procedía de un participante descansado o privado de sueño con una precisión del 92%.
«Identificar estos biomarcadores es el primer paso para desarrollar una prueba que pueda calcular con precisión cuánto ha dormido una persona. La mera existencia de estos biomarcadores en la sangre tras sólo un periodo de vigilia de 24 horas demuestra el impacto fisiológico que la falta de sueño puede tener en nuestro organismo», explicó el catedrático de Biología Molecular del Sueño, el Dr. Simon Archer.
El equipo continuará sus exploraciones sobre los efectos genéticos de la pérdida de sueño. «Ésta es una prueba de la pérdida total aguda de sueño; el siguiente paso es identificar biomarcadores de la insuficiencia crónica de sueño, que sabemos que está asociada a resultados adversos para la salud», dijo el Dr. Dijk.
Síntomas de la falta de sueño
Cuando una persona no descansa lo suficiente, empieza a experimentar los síntomas de la falta de sueño. El síntoma más evidente de la privación de sueño es la sensación de cansancio a lo largo del día, pero hay otras manifestaciones, como:
- sentimientos de depresión o mayor ansiedad
- olvidos e incapacidad para concentrarse o aprender
- problemas para controlar los impulsos
- aumento del apetito y antojos de carbohidratos
- irritabilidad y mal humor
- falta de motivación e impulso
- disminución de los sentimientos de empatía hacia los demás
- mala coordinación
- disminución del deseo sexual
Comprender los efectos de la falta de sueño
En un mundo en el que siempre se está conectado, puede resultar difícil desconectar y descansar. Las exigencias del trabajo y del hogar pueden conducir fácilmente a la falta de sueño con el paso del tiempo. No descansar lo suficiente puede convertir a una persona en un peligro para sí misma y para los demás, pero también existen otros efectos fisiológicos y mentales negativos asociados a la falta de sueño.
Aunque no es probable que una noche de sueño perjudique la salud, la falta de sueño acumulada puede provocar problemas más graves:
- La falta de sueño afecta a las partes del cerebro encargadas del razonamiento, el procesamiento de las emociones y la formación de nuevos recuerdos. Un sueño inadecuado provoca un procesamiento emocional incorrecto, un aumento de la ansiedad y la depresión, y dificultades para formar nuevos recuerdos.
- No descansar lo suficiente puede provocar un aumento de peso y aumentar el riesgo de hipertensión, infarto de miocardio e ictus.
- La falta de sueño altera los ritmos circadianos del cuerpo e interfiere en nuestra capacidad para producir y liberar hormonas que regulan el crecimiento, los procesos metabólicos y la función reproductora, lo que puede provocar complicaciones como una disminución de la fertilidad o el desarrollo de afecciones metabólicas como la diabetes de tipo 2.
- El sueño insuficiente aumenta la producción de hormonas del estrés, como el cortisol y la norepinefrina.
- No dormir lo suficiente afecta al sistema inmunitario, dificultando la lucha del organismo contra enfermedades e infecciones.
Cómo lograr una buena higiene del sueño
Cultivar hábitos de sueño saludables es crucial para el bienestar general. He aquí diez consejos que le ayudarán a encauzar su rutina de sueño.
- Cumpla horarios regulares de sueño y vigilia cada día, incluso los fines de semana.
- Evite dormir la siesta durante el día.
- Haga ejercicio con regularidad.
- Evite estimulantes como la cafeína y el tabaco antes de acostarse.
- Evite comer durante las dos o tres horas previas al sueño.
- Se sabe que la luz azul de televisores, ordenadores y dispositivos móviles interrumpe el sueño, así que limite el tiempo de pantalla por las tardes y especialmente antes de acostarse.
- Establezca un ritual para irse a la cama.
- Para un descanso más beneficioso, duerma en un ambiente fresco, oscuro, tranquilo y cómodo.
- Utilice técnicas de relajación, como la meditación o la aromaterapia, para relajarse antes de dormir.
- Se sabe que los suplementos naturales como la manzanilla, la melatonina y la valeriana ayudan a algunas personas a conciliar el sueño más fácilmente.