El tratamiento del dolor es uno de los mayores retos de la medicina moderna. Aunque los opiáceos y otros analgésicos narcóticos similares se consideraron en su día la respuesta a este problema, ahora sabemos que no ayudan a largo plazo. ¿Cómo podemos tratar el dolor de forma eficaz y segura? Según nuevas investigaciones, el sueño es el mejor analgésico de todas las opciones disponibles, y también el más seguro.
El dolor: la última frontera de la medicina moderna
Cuando se introdujeron los analgésicos opiáceos, se consideraron la solución al dolor. Podían aliviar inmediatamente todo tipo de dolores, desde un dolor de cabeza hasta el dolor del cáncer o el dolor crónico de la artritis.
Sin embargo, ahora sabemos que los analgésicos narcóticos no suelen ser la mejor respuesta. Durante largos periodos de tiempo, el cerebro y los nervios se adaptan y los fármacos pierden sus efectos analgésicos. La gente necesita entonces tomar cantidades cada vez mayores para obtener el mismo alivio. Además, estos fármacos conllevan una serie de efectos secundarios negativos.
La mayoría de los analgésicos modernos son adictivos y pierden eficacia en poco tiempo. Además, pueden tener efectos secundarios devastadores, así como un alto riesgo de sobredosis y otros acontecimientos no deseados. Médicos e investigadores buscan ahora nuevas formas de tratar el dolor, sobre todo el crónico. Según nuevas investigaciones, el sueño puede desempeñar un papel importante en el alivio del dolor.
Nuevas investigaciones sobre el sueño y el dolor
Como estamos inconscientes mientras dormimos, no nos damos cuenta de los efectos que el sueño tiene en nuestro cuerpo. También solemos pasar por alto los efectos que tiene en nuestro cerebro. Nuestros cerebros construyen nuestros recuerdos cuando estamos profundamente dormidos. Además, se ha descubierto que el sueño tiene un efecto espectacular en nuestro estado de ánimo y en nuestra capacidad para rendir bien en pruebas cognitivas.
Investigadores de la Universidad de Berkeley estudiaron a 25 voluntarios. Todos gozaban de buena salud, no tenían trastornos del sueño ni problemas de dolor crónico. Expusieron a estos voluntarios a calor selectivo en la pierna y les pidieron que valoraran el dolor en una escala del uno al diez. El calor se interrumpía en cuanto los participantes indicaban que era doloroso.
Los investigadores pidieron a algunos participantes que no durmieran durante un largo periodo de tiempo, mientras que a otros se les animó a descansar lo suficiente. A continuación se repitió la prueba. Las personas que habían estado privadas de sueño notaron que el calor era doloroso a un nivel muy bajo, alrededor de 107 grados Fahrenheit. En muchas zonas, esta es la cantidad de calor que se experimenta en un típico día de verano.
Las personas que habían dormido bien no percibieron el calor como doloroso hasta una media de 111 grados. Se trata de una diferencia drástica, que sugiere que el sueño hace a las personas más resistentes frente al dolor y menos propensas a encontrar dolorosos los estímulos cuando están bien descansadas.
Además, las personas privadas de sueño mostraron diferencias drásticas en su actividad cerebral durante el estímulo del calor. Las personas privadas de sueño tenían más actividad en áreas del cerebro relacionadas con la percepción del dolor y otros estímulos incómodos. Las personas que habían dormido más tenían más actividad en las áreas del cerebro que disminuyen el dolor.
Si el sueño es el mejor analgésico, ¿cómo se puede dormir más?
Según esta investigación, las personas que no han dormido lo suficiente tienen centros del dolor «más nerviosos». En palabras del científico principal: «En todo el grupo, sentían molestias a temperaturas más bajas, lo que demuestra que su propia sensibilidad al dolor había aumentado tras un sueño inadecuado». La lesión es la misma, pero la diferencia es cómo evalúa el cerebro el dolor sin dormir lo suficiente».
En un mundo en el que muchas personas carecen de sueño o sufren algún trastorno del sueño, ¿podrían nuestros hábitos de sueño estar contribuyendo a que nuestros niveles de dolor sean generalmente más elevados? Cada vez más personas sufren trastornos del sueño y otros problemas con su ritmo circadiano. Aunque se necesita más investigación para determinar por qué el sueño embota nuestra percepción del dolor, el resultado está claro. Dormir lo suficiente es uno de los mejores analgésicos que tenemos en la actualidad. Además, dormir sólo tiene efectos secundarios positivos.
Dormir lo necesario
Dormir lo suficiente puede ser un reto. Sin embargo, los beneficios merecen la pena. Las personas que duermen más no sólo tienen una menor percepción del dolor, sino también un menor riesgo de padecer cáncer, cardiopatías, diabetes y otras enfermedades devastadoras.
En un mundo en el que la adicción a los analgésicos es un importante problema de salud pública, los investigadores buscan todas las formas posibles de reducir el dolor y otros síntomas. Según muchos estudios recientes, unos sencillos cambios en el estilo de vida son una parte importante de la respuesta a nuestros males. Mantener un ritmo circadiano saludable parece ser una forma importante de vivir una vida larga y sana, y una buena noche de sueño es el primer paso.