La mayoría de nosotros somos intuitivamente conscientes de que el sueño cambia a medida que envejecemos. Después de todo, muy pocos de nosotros «dormimos como un bebé» y es difícil no darse cuenta de que el abuelo se queda dormido más a menudo durante las reuniones familiares. Aunque algunos cambios en los patrones de sueño son normales con la edad, otros no lo son. Además, es útil saber que todos los cambios relacionados con el sueño se pueden mitigar para asegurarse de que las personas mayores en su vida están recibiendo el descanso que necesitan para una salud óptima.
Formas naturales en que el sueño cambia con la edad
Cuando nacemos, dormimos entre 16 y 20 horas al día. Esto disminuye gradualmente hasta la edad adulta, cuando dormimos una media de siete a nueve horas por noche. La edad adulta no es el final de los cambios en el sueño, sino sólo el principio. A medida que envejecemos, la cantidad de tiempo que dormimos disminuye gradualmente. Además, se producen otros cambios en nuestros patrones de sueño.
El número de horas que dormimos en un bloque también cambia a medida que envejecemos. Cuando somos jóvenes o adultos de mediana edad, dormimos principalmente en un gran bloque por la noche. Los adultos mayores, en cambio, suelen perder la capacidad de permanecer dormidos durante largos bloques de tiempo. En cambio, muchos empiezan a dormir menos por la noche y a echarse una siesta para recuperar el sueño más tarde.
Por último, se producen cambios en nuestros patrones de sueño a medida que envejecemos. Cuando dormimos, pasamos por distintas fases del sueño. El sueño de ondas lentas es la parte más profunda y reparadora de la noche para la mayoría de las personas. Aunque de niños y jóvenes pasamos mucho tiempo en el sueño de ondas lentas, las personas mayores pasan más tiempo en el sueño ligero. Como consecuencia, suelen despertarse más a menudo por la noche.
Los resultados de los cambios del sueño relacionados con la edad
Aunque algunos cambios en el sueño son normales a medida que envejecemos, pueden tener diversos efectos tanto en nuestra salud como en nuestra vida cotidiana. Muchos ancianos intentan evitar las siestas diurnas, aferrándose a los hábitos de sueño de años pasados, lo que puede llevarles a estar aún más cansados. Además, muchos ancianos producen menos melatonina, que no sólo funciona como hormona del sueño, sino como un potente antioxidante. El resultado es que algunas personas mayores pueden tener un mayor riesgo de padecer ciertas enfermedades.
Por último, los cambios en el sueño que se producen a medida que envejecemos pueden hacer que las personas mayores se sientan más deprimidas. Otro efecto negativo es el aumento potencial de accidentes y caídas. Aunque algunos cambios del sueño son normales a medida que envejecemos, hay un punto en el que estos cambios pueden ser anormales e incluso perjudiciales. Pero, ¿cómo podemos saber dónde está ese punto?
¿Cuándo se convierten en un problema los cambios normales del sueño?
Aunque algunos cambios en los hábitos de sueño son normales, se convierten en anormales cuando interfieren en la salud y el bienestar de una persona mayor. Por ejemplo, es normal que las personas mayores duerman menos a medida que envejecen. Sin embargo, deben dormir lo suficiente para despertarse descansados y con energía.
Además, los cambios en el sueño pueden considerarse anormales si contribuyen a que se produzcan caídas y otros accidentes. Las caídas pueden tener un gran impacto en la salud de una persona mayor, así como en su capacidad para cuidar de sí misma.
Cuando una persona mayor empieza a tener cambios en el sueño que repercuten negativamente en su vida, es importante descartar las cosas que más comúnmente causan insomnio en los ancianos. Por ejemplo, hay muchos medicamentos que provocan cambios de sueño poco saludables en los adultos mayores. Además, a menudo se pueden hacer cambios sencillos para favorecer un buen sueño. Varios estudios han descubierto que las personas mayores se benefician de tener luces especiales que les ayuden a dormir bien y a mejorar su estado de ánimo.
Dormir bien durante toda la vida
Aunque dormir lo suficiente puede ser difícil a medida que envejecemos, hay formas de mantener un ritmo circadiano saludable a cualquier edad. Puede probar uno o todos los consejos siguientes:
- Encienda luces brillantes durante el día y utilice luces muy tenues por la noche.
- Mantenga la misma hora de levantarse y acostarse todos los días.
- Haga mucho ejercicio saludable durante el día.
- Evite la cafeína, la nicotina y otros estimulantes que puedan mantenerle despierto.
- Limite sus siestas a una siesta corta al día.
- Tome un suplemento de melatonina por la noche para compensar la menor producción de melatonina que se produce con la edad.
Nuestros hábitos de sueño pueden cambiar a medida que envejecemos. Sin embargo, esto no significa que tengamos que prescindir del descanso que necesitamos. Dormir lo suficiente es esencial para llevar una vida larga y sana, especialmente en la tercera edad.