Aunque los científicos han descifrado en gran medida el código de la importancia del sueño, no se comprende tan bien cómo funcionan conjuntamente las distintas fases del sueño para proporcionar beneficios cognitivos complementarios. Recientemente, un nuevo estudio ha arrojado más luz sobre cómo el sueño REM y no REM y el aprendizaje están estrechamente interrelacionados.
Sueño REM y sueño no REM
Durante el sueño, el cerebro pasa por cinco fases distintas. El sueño con movimientos oculares rápidos (MOR) es una de estas fases. Esta fase se caracteriza por el rápido movimiento de los ojos en todas direcciones. Los científicos creen que la mayoría de los sueños también se producen durante esta fase.
La mayoría de las personas comienzan la fase REM del sueño aproximadamente 90 minutos después de quedarse dormidas. Dado que el cuerpo entra y sale de las distintas fases, el sueño REM se produce varias veces por noche. Los bebés son los que más tiempo pasan en la fase REM: hasta el 50% de su sueño es sueño REM, frente al 20-25% de los adultos.
El cuerpo experimenta una serie de cambios durante el sueño REM profundo. Además del característico movimiento rápido de los ojos, también se produce un aumento de la frecuencia cardiaca, una respiración más rápida, movimientos espontáneos de las extremidades, excitación sexual y un aumento de la tensión arterial. De hecho, la actividad cerebral durante el sueño REM es similar a la que se produce durante la vigilia. Esto se combina con un aumento en el uso de oxígeno en el cerebro para apoyar todos estos cambios.
Las otras cuatro fases del sueño se clasifican como sueño no REM. Son las fases que conducen al sueño REM. Durante este periodo, el cuerpo se prepara para el descanso profundo disminuyendo la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal. Justo antes del sueño REM, el cuerpo experimenta su sueño más profundo. Durante este tiempo, puede resultar más difícil despertarse. Esta etapa es conocida por su naturaleza reparadora, ya que es cuando el cuerpo repara los tejidos dañados, estimula la función del sistema inmunitario y construye nuevos huesos y músculos.
Comprender la conexión entre el sueño y el aprendizaje
Hasta hace poco, los científicos no tenían una comprensión clara de la conexión entre el descanso reparador y el aprendizaje. Ahora, investigaciones recientes han proporcionado datos sobre cómo los dos tipos principales de sueño desempeñan un papel fundamental en el aprendizaje y otros tipos de función cognitiva.
Un nuevo estudio del Departamento de Ciencias Cognitivas, Lingüísticas y Psicológicas de la Universidad de Brown ha ayudado a los investigadores a comprender cómo contribuye el sueño al proceso de aprendizaje. Este estudio llegó a la conclusión de que tanto el sueño REM como el no REM desempeñan un papel vital cuando se trata de una variedad de funciones cerebrales y de aprendizaje.
En el estudio, los investigadores encomendaron a los participantes una tarea de aprendizaje visual y, a continuación, utilizaron un escáner de resonancia magnética para analizar la actividad cerebral mientras dormían. Los resultados concluyeron que la función del sueño no REM es apoyar las habilidades adquiridas recientemente, mientras que el sueño REM estabiliza el rendimiento y mitiga las posibilidades de que las nuevas habilidades sean sobrescritas por el aprendizaje posterior. En resumen, ambos tipos de sueño desempeñan un papel crítico y complementario en la afirmación del aprendizaje mientras se duerme.
El papel del sueño para una vida sana y productiva
Aunque el nuevo estudio sobre el sueño y el aprendizaje empieza a darnos una idea de la importancia de las distintas fases del sueño en el aprendizaje, ya hay una gran cantidad de investigaciones que explican plenamente la importancia del sueño para una vida sana y productiva en general.
Labien considerada hipótesis de la homeostasis sináptica (SHY) demuestra que el sueño es necesario para las funciones relacionadas con la plasticidad. He aquí algunas otras funciones que el sueño desempeña en relación con el bienestar general, sirviendo como prueba de que la capacidad del cuerpo para desconectarse cada día cumple una función vital para la restauración física y mental.
Función de memoria
Las investigaciones han demostrado claramente que el cerebro es capaz de retener información y rendir mejor en diversas tareas de memoria cuando se duerme lo suficiente.
Reparación y crecimiento de los tejidos
Mientras el cuerpo se encuentra en un profundo estado de descanso, es capaz de reparar el tejido dañado y favorecer el crecimiento de tejido nuevo.
Reducción de los niveles de tensión arterial
Mientras duerme, su cuerpo entra en un estado de relajación. Esto ayudará a reducir la presión arterial, disminuyendo así el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
Mejora el estado de ánimo
No hace falta ser un científico cualificado para saber que una cantidad adecuada de sueño cada noche aportará un sinfín de beneficios para la salud mental. Además de mejorar su estado de ánimo porque es menos probable que esté irritable, también experimentará menos ansiedad y depresión si puede dormir lo suficiente cada noche.
Favorece la función inmunitaria
Un cuerpo agotado conducirá naturalmente a un sistema inmunitario agotado. Dormir lo suficiente por la noche es imprescindible para un sistema inmunitario sano, ya que ayuda al cuerpo a combatir enfermedades y dolencias.
La investigación es clara. El sueño es un estado fisiológico complejo imprescindible para la salud y el bienestar general. Dormir lo suficiente por la noche para que el cuerpo pase por todas las etapas adecuadas garantizará que el cuerpo y la mente funcionen a niveles óptimos.