A medida que los científicos médicos profundizan en el conocimiento de la cronobiología, ven grandes posibilidades de mejorar el tratamiento de las enfermedades. Un elemento importante de esa mejora es la posibilidad de desarrollar lo que se ha dado en llamar «medicina circadiana personalizada«, un enfoque asistencial que utiliza los ritmos biológicos individuales de cada persona. Según los investigadores, los ritmos circadianos y los ciclos biológicos pueden influir en el mejor momento del día para tomar la medicación y obtener el máximo beneficio del tratamiento, lo que podría ayudar a mejorar la eficacia de la medicación y reducir los efectos secundarios negativos.
El ritmo circadiano y la sincronización de todas las cosas
El ritmo circadiano es un ciclo de aproximadamente 24 horas que refleja el ciclo de la luz y la oscuridad, o del día y la noche. Este ritmo fundamental es uno al que nosotros, junto con el resto de la vida en la Tierra, hemos evolucionado a lo largo de incontables generaciones. No es de extrañar, por tanto, que este ritmo esté entretejido en la sincronización de casi todo lo que ocurre en nuestro cuerpo, hasta las acciones de cada célula. En los tejidos y órganos de todo nuestro cuerpo hay cronómetros.
Estos relojes corporales y genes reloj se mantienen sincronizados con el reloj maestro del cerebro. Ese reloj maestro está influido por el ritmo circadiano, que a su vez está influido por señales externas como la luz, que es la señal más potente, el horario de las comidas y la actividad física. El ritmo circadiano y el sistema horario del organismo influyen en el funcionamiento de todos los sistemas del cuerpo, incluidos el sistema inmunitario y el sistema metabólico.
El horario y la mejor hora del día para tomar la medicación
Comprender el papel que desempeña el ciclo de aproximadamente 24 horas en las actividades cotidianas de las células y los sistemas del organismo abre interesantes posibilidades en el tratamiento de enfermedades. Esto es especialmente cierto si se tiene en cuenta que muchas enfermedades están directamente relacionadas con estilos de vida que no están sincronizados con el ritmo circadiano y los patrones de vida tradicionales, como estar activo y comer durante el día y dormir y ayunar durante la noche.
Por ejemplo, las mayores tasas de cáncer en los trabajadores de turno de noche han llevado a clasificar ese tipo de horario laboral como probablemente cancerígeno para el ser humano. Otras enfermedades asociadas a la alteración crónica del ritmo circadiano son la diabetes, la obesidad, los trastornos metabólicos y las enfermedades cardiovasculares.
Un reciente artículo del New York Times Magazine analiza algunas de las nuevas y fascinantes investigaciones sobre la sincronización de los medicamentos con los ritmos circadianos, adaptando los tratamientos a los ritmos del reloj corporal específicos de la región del cuerpo en cuestión. Según el trabajo del profesor de farmacología de la Universidad de Pensilvania John Hogenesch, aproximadamente la mitad de nuestros genes están regulados por el tiempo, o controlados por genes reloj, con una oscilación predecible y patrones rutinarios de actividad. En otras palabras, existe la posibilidad de trabajar con el calendario natural de los sistemas corporales para elegir las estrategias óptimas de tratamiento y los objetivos de acción de los fármacos.
Ya se ha demostrado que el momento de administración de un fármaco puede influir en su eficacia e incluso en el grado de efectos secundarios negativos, como ocurre con los fármacos utilizados contra el cáncer colorrectal. Curiosamente, un estudio francés reveló diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al momento del día en que los medicamentos contra el cáncer colorrectal eran más eficaces con el menor grado de efectos secundarios negativos. Otro ejemplo es que las vacunas contra la gripe funcionan mejor cuando se administran por la mañana.
Las nuevas investigaciones lo están llevando al siguiente nivel para estudiar cómo se pueden utilizar los ritmos circadianos de las enfermedades contra ellas, como el ritmo circadiano o los ciclos biológicos de los tumores, permitiendo atacarlos cuando son más vulnerables. Imaginemos el poder potencial de un plan de tratamiento y una estrategia farmacológica que funcione con los ciclos biológicos individuales tanto del paciente como de la enfermedad.
Así pues, hay una serie de factores temporales que intervienen a la hora de determinar el mejor momento para tomar la medicación. Estos factores están relacionados con la mecánica del funcionamiento del cuerpo y sus sistemas, especialmente en relación con los ciclos temporales y de actividad en zonas específicas del cuerpo, sus sistemas y células. Y, con suerte, en un futuro no muy lejano, con nuevas investigaciones, esos cálculos podrán incluir también los ciclos y ritmos de diversas enfermedades.
Apoyar el sistema de ritmos para aumentar el potencial de eficacia de la medicación
Otros estudios han demostrado la importancia de hacer las cosas en los momentos adecuados, como la exposición a la luz y la toma de alimentos. Es importante tener en cuenta que nuestros cuerpos evolucionaron a un ritmo básico y natural y que cuando trabajamos con ese ritmo, en lugar de contra él, promovemos una mejor salud y reducimos nuestro riesgo de enfermedad.
Cuando luchamos contra una enfermedad, lo lógico es hacer todo lo posible por mantener un ritmo circadiano saludable que, a su vez, favorezca un mejor funcionamiento del sistema inmunitario y de los sistemas corporales en general, preparando el terreno para que los medicamentos dirigidos al tiempo puedan alcanzar su máximo potencial para vencer la enfermedad y ayudar a recuperar la salud.