Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ofrece interesantes resultados sobre los cambios en los ritmos de la temperatura corporal. Los resultados del estudio, publicados en Chronobiology International, revista especializada en la investigación de los ritmos biológicos y médicos, relacionan esos cambios en los patrones de temperatura corporal con el envejecimiento y las enfermedades. La conexión entre el envejecimiento y algunas enfermedades puede residir en los cambios y alteraciones del ritmo circadiano a medida que envejecemos. Los investigadores de la UCLA utilizaron ratones en su reciente estudio, como hacen muchos investigadores debido a las muchas y significativas similitudes, genéticas y de otro tipo, entre ratones y humanos.
El estudio revela cambios en el ritmo de la temperatura corporal
Los investigadores señalan la importancia de los ritmos circadianos en el funcionamiento mecánico del cuerpo y sus sistemas, así como su papel en la sincronización de los tiempos de las acciones y procesos en todo el organismo, hasta el nivel molecular. En los ratones, al igual que en otros mamíferos, incluidos los humanos, la temperatura corporal central suele seguir un ritmo a lo largo de un periodo aproximado de 24 horas, operando bajo un ritmo circadiano. Según explican los investigadores, de los numerosos ritmos circadianos de aproximadamente 24 horas que actúan en el organismo, el de la temperatura corporal central (TCC) desempeña un papel fundamental en la regulación de las acciones de todo el cuerpo influidas por el ritmo circadiano.
Los investigadores utilizaron tres grupos de ratones para medir y comparar los ritmos CBT de ratones jóvenes, ratones de mediana edad y ratones con un modelo de ratón de la enfermedad de Huntington. Los ratones jóvenes en buen estado de salud tenían ritmos CBT con patrones diurnos y nocturnos diferenciados. Durante el día, esos ratones mantenían un TCC relativamente estable, con un ritmo TCC nocturno que presentaba un patrón fuerte y distinto de lo que se describió como oscilaciones de mayor frecuencia. Curiosamente, los ratones más viejos y los ratones con enfermedad de Huntington no mostraban este patrón. De hecho, en esos dos grupos, la diferencia entre los ritmos CBT diurno y nocturno durante el periodo de 24 horas desapareció por completo, según el equipo de investigación.
El catedrático de Medicina y Biología Integrativa y Fisiología Alan Garfinkel formó parte del equipo de investigación de este estudio. Aunque el impacto del envejecimiento en los ritmos circadianos ha quedado bien establecido en otros estudios y existen pruebas de una relación entre el envejecimiento y la temperatura corporal, Garfinkel señaló que podría existir una asociación entre la alteración de los ritmos CBT -un importante ritmo circadiano- y el estado de estar enfermo, quizá incluso como marcador de un problema de salud actual o inminente. Se trata de una observación fascinante, teniendo en cuenta el papel de la temperatura en la función inmunitaria y la importancia de los ritmos circadianos en la salud general y el funcionamiento del sistema inmunitario en su conjunto.
Utilice lo que sabe para proteger y mejorar la salud
El valor de conocer este tipo de estudios radica en que contienen información práctica que puede utilizar para preservar y mejorar su salud y bienestar general. Reconocer los cambios que el envejecimiento puede provocar en aspectos como el ritmo circadiano y los ritmos de la temperatura corporal central le ofrece una valiosa oportunidad para proteger de forma proactiva su salud circadiana. Sabiendo que a medida que envejece, lo más probable es que sus ritmos circadianos cambien a horas de levantarse y dormir más tempranas, intente adaptar su estilo de vida para acomodarse a ese cambio, evitando los déficits de sueño y la mala calidad del sueño a la vez que promueve la salud del ritmo circadiano.
Otras formas de promover la salud del ritmo circadiano tienen que ver con la creación de un ritmo de vida regular, en términos de vigilia, sueño, alimentación y actividad física. Al mantener un horario y una rutina regulares, entrenas a tu cuerpo y a tu mente en hábitos que ayudan a promover un ritmo circadiano saludable. Si te acuestas y te levantas a la misma hora todos los días, empezarás a sentirte cansado y a despertarte a las horas adecuadas de forma natural, e incluso puede que consigas deshacerte del despertador. Si sigues un horario de comidas y una buena planificación, tendrás hambre a las horas adecuadas. Tome la mayor parte de las calorías a primera hora del día para alimentar su periodo activo. No te saltes nunca el desayuno. Come poco por la noche. Favorece un mejor sueño.
Practica una buena higiene del sueño asegurándote de que la zona donde duermes es fresca y cómoda. Preste atención a su exposición a la luz durante el día y la noche porque la luz es la señal más potente para el ritmo circadiano. Expóngase a diario a la luz brillante de la mañana, preferiblemente combinada con actividad física. Aumente su exposición diurna a la luz natural, incluida la luz menguante del atardecer y el anochecer. La melatonina se produce en la oscuridad y esa luz menguante es una señal importante de que se acerca la hora. Disminuya su exposición a la luz artificial brillante, incluidos los dispositivos emisores de luz azul como la iluminación LED, los teléfonos móviles y las tabletas, durante las horas de la noche, ya que esa exposición puede retrasar la producción de melatonina y el momento de dormir, alterando el ritmo circadiano.
Inclina la balanza a tu favor
No podemos evitar todos los cambios del envejecimiento -todavía-, pero podemos tomar medidas sencillas que mejoren la salud y favorezcan el ritmo circadiano para ayudar a mitigar los retos y los daños que el tiempo puede traer consigo. Incline la balanza a su favor siendo proactivo y haciendo un uso inteligente de lo que sabe.