Las mitocondrias desempeñan una serie de funciones vitales para la salud y el funcionamiento de nuestro organismo. Quizá una de las más importantes sea el papel de estos orgánulos, que se encuentran en casi todas nuestras células, en la producción de energía. Nuestras mitocondrias ayudan a transformar los alimentos que ingerimos en la energía que alimenta las actividades de nuestras células y nuestro cuerpo. Estos orgánulos esenciales también intervienen en otros procesos críticos, como la comunicación celular o la señalización. Los procesos implicados en las tareas de las mitocondrias son bastante complejos y la sincronización es un elemento importante. La ciencia médica ha descubierto ahora una relación entre los ritmos circadianos y el funcionamiento de las mitocondrias.
Qué son y qué hacen las mitocondrias
Las mitocondrias se encuentran dentro de las células y se clasifican como orgánulos, una palabra que básicamente significa órganos diminutos. Estos minúsculos órganos, cuyo tamaño suele oscilar entre 0,75 y 3 micrómetros, requieren tinción para poder observarse al microscopio. Aunque se clasifican entre los orgánulos de la célula, las mitocondrias se diferencian de los demás orgánulos en que tienen una membrana interna y otra externa, en lugar de la membrana única típica de los demás orgánulos.
En la membrana interna de las mitocondrias es donde se crea principalmente el trifosfato de adenosina (ATP), una molécula que interviene en el almacenamiento y la transferencia de la energía extraída de los alimentos. Las interacciones químicas y los procesos relacionados con la transformación de la energía de los alimentos en una forma que las células puedan utilizar tienen lugar en los pliegues superficiales de la membrana interna. El ADN mitocondrial se encuentra en la zona delimitada por la membrana interna. La membrana externa alberga una multitud de enzimas esenciales al tiempo que facilita el movimiento de las proteínas.
El número de mitocondrias que se encuentran dentro de una célula depende del tipo específico de célula; algunas células, como las hepáticas, tienen muchas más que otros tipos de células. En general, los tipos de células que requieren mayores niveles de energía para realizar sus funciones tienen un mayor número de mitocondrias. Esto está relacionado con el papel de las mitocondrias en la producción de energía celular.
Por muy esenciales que sean la producción y la transferencia de energía, no son ni mucho menos las únicas tareas vitales que realizan las mitocondrias. El almacenamiento de calcio, la señalización celular, la producción de calor y la identificación de células lo suficientemente dañadas o envejecidas como para requerir la muerte celular y ayudar a llevar a cabo esa tarea son algunas de las otras funciones importantes de las mitocondrias.
La relación entre los ritmos circadianos y las mitocondrias
Según un estudio publicado en Frontiers in Genetics, los ritmos circadianos influyen en el ritmo de las actividades mitocondriales. Sin embargo, también existe lo que se denomina «comunicación cruzada» -que podría conceptualizarse mejor como interacciones químicas, teniendo en cuenta que los impulsos químicos y eléctricos son los medios de comunicación dentro del cuerpo y la mente- entre las mitocondrias y los relojes circadianos que pueden influir en los ritmos circadianos. En otras palabras, existe una relación de trabajo entre las mitocondrias y los ritmos circadianos, cada uno con cierto grado de influencia sobre el otro.
Algunas de las actividades de las mit ocondrias impulsadas por el ritmo circadiano son las de naturaleza estructural, como la fusión, la fisión y la generación de nuevas mitocondrias, algunos de los procesos implicados en la señalización celular, que desempeña un papel en la reparación celular y otros procesos esenciales, y la respiración mitocondrial. Las mitocondrias son fundamentales para muchos de los procesos que intervienen en la mecánica misma del funcionamiento de las células de nuestro cuerpo. Por lo tanto, no es de extrañar que la alteración del ritmo circadiano pueda afectar negativamente a la salud y el bienestar cuando se altera la sincronización de estos procesos tan complejos.
La diabetes de tipo 2 es un trastorno metabólico cada vez más frecuente asociado a la alteración crónica del ritmo circadiano. Como trastorno metabólico, apunta a un problema con el metabolismo, o el proceso de convertir los alimentos en energía, el área de funcionamiento de las mitocondrias. La alteración del ritmo circadiano puede interferir en la sincronización del reloj circadiano y del reloj corporal, alterando la sincronización de diversos procesos y actividades que implican e influyen en las actividades mitocondriales, e incluso puede causar daños en las mitocondrias. Las mitocondrias dañadas o disfuncionales pueden hacer que las células carezcan de energía. Numerosas enfermedades están asociadas a mitocondrias que funcionan incorrectamente o no funcionan, como el síndrome de fatiga crónica, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y el trastorno bipolar.
Un sistema increíblemente complejo
Las mitocondrias forman parte del sistema increíblemente complejo que constituye el cuerpo humano. Ese complejísimo sistema evolucionó al ritmo de la luz y la oscuridad, del día y la noche. Este ciclo de aproximadamente 24 horas, el ritmo circadiano, es el ritmo fundamental de nuestras vidas, influyendo en innumerables procesos implicados en el funcionamiento mecánico profundo de nuestros cuerpos y mentes.
Esto no ha cambiado en el relativamente breve periodo de tiempo que hemos podido alterar los patrones naturales del día y la noche con la iluminación artificial y otros elementos de la vida moderna. Seguimos conectados a ese ritmo ancestral. Respete el ritmo. Sea proactivo a la hora de mantener un ritmo circadiano saludable para favorecer una salud física y un bienestar mental óptimos.