La exposición a la luz azul se ha incrementado con el aumento del uso de la iluminación LED y de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, tabletas y ordenadores, por lo que también ha aumentado la preocupación por los posibles efectos de este tipo específico de luz sobre la salud. Los estudios indican que la exposición a la luz azul puede influir en la producción de melatonina y en el ritmo del sueño, afectando al ritmo circadiano. La alteración del ritmo circadiano se asocia a una amplia gama de problemas de salud. También existen dudas sobre el impacto de la luz azul en la salud ocular. Estas preocupaciones han dado lugar a iniciativas para reducir la exposición a la luz azul. Las gafas de luz azul se han convertido en una opción muy popular. Pero, como muchos se preguntan, ¿funcionan las gafas de luz azul?
Luz azul de onda corta y alta energía
Estamos rodeados de energía electromagnética, que se mueve en ondas de distintas longitudes, desde las cortas ondas gamma hasta las largas ondas de radio. La mayoría de esas ondas son invisibles para el ojo humano. Sin embargo, hay un pequeño grupo de ondas, llamadas luz visible, que sí podemos ver. La longitud de estas ondas oscila entre 380 y 700 nanómetros. Un nanómetro equivale a la milmillonésima parte de un metro. En las ondas de luz visible, cuanto más corta es la onda, mayor es su energía. La luz azul se encuentra entre las ondas luminosas de mayor energía porque sus ondas se encuentran entre las más cortas de las ondas luminosas visibles, midiendo normalmente entre 415 y 455 nanómetros.
Nos exponemos diariamente a la luz azul cuando estamos al aire libre durante el día. De hecho, es la exposición más potente que recibimos normalmente. Y es una exposición importante, ya que ayuda a mantener un ritmo circadiano saludable, promueve una mejor calidad del sueño y ofrece una serie de beneficios para la salud cognitiva y mental. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, esta exposición diaria a la luz natural ha sido nuestra principal experiencia con la luz azul. Sin embargo, hoy en día no es así.
La iluminación artificial de bajo consumo, como la iluminación LED, y diversos dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles, tabletas y ordenadores, aumentan nuestra exposición a la luz azul. El uso de estos dispositivos en todos los grupos de edad para el trabajo, la escuela y el placer ha aumentado significativamente en las últimas dos décadas. Ese aumento fue especialmente notable durante la pandemia de COVID-19, tanto en el uso para el ocio como para trabajar o aprender desde casa.
Preocupaciones de salud relacionadas con la luz azul
Aunque la exposición a la luz natural ofrece importantes beneficios, existen problemas de salud asociados a la exposición a la luz azul. Cuando se trata de la salud del ritmo circadiano y la calidad del sueño, el momento de la exposición a la luz azul es importante. Con la luz natural, la exposición disminuye con la puesta de sol y, al oscurecer, se pone en marcha la producción de melatonina, que prepara al cuerpo para el sueño. Sin embargo, la exposición nocturna a la luz azul puede suprimir la producción de melatonina. Esto, a su vez, puede retrasar la conciliación del sueño y alterar el ritmo circadiano. Las alteraciones crónicas del ritmo circadiano y de la calidad del sueño están relacionadas con un mayor riesgo de padecer numerosas enfermedades y afecciones crónicas, como diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Algunos profesionales de la salud también han expresado su preocupación por la salud ocular en relación con la exposición a la luz azul. Según algunos investigadores, la exposición prolongada a la luz azul puede aumentar el riesgo de desarrollar cataratas, degeneración macular y empeorar la miopía. No todos los especialistas en salud ocular están de acuerdo, ya que algunos señalan que la luz azul emitida por los dispositivos electrónicos no es tan intensa como la emitida por el sol.
Algunos oftalmólogos sugieren que algunos de los síntomas relacionados con los ojos que algunas personas asocian con la exposición a la luz azul a través de las pantallas, como dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, sequedad ocular, ojos llorosos, visión borrosa y sensibilidad a la luz, pueden ser en realidad fatiga visual digital o síndrome visual informático, resultado de mirar fijamente a una pantalla durante largos periodos de tiempo con parpadeo reducido. Se están realizando más investigaciones al respecto.
¿Funcionan las gafas de luz azul?
Las gafas para la luz azul están diseñadas para filtrar las ondas de luz azul a través del color de la lente, como el ámbar o el naranja, el revestimiento reflectante de la lente o el diseño de la lente. En cuanto a si funcionan o no, bueno, eso depende de su objetivo y de cómo defina «funcionar». Naturalmente, con la naturaleza subjetiva de la cuestión y las incertidumbres relacionadas, existen pruebas contradictorias.
Si los síntomas oculares están relacionados con la fatiga visual digital más que con la luz azul, entonces las gafas de luz azul pueden no ser la respuesta. Sin embargo, si su objetivo al utilizar gafas de luz azul es más bien proteger su programa de producción de melatonina, el ritmo circadiano y la calidad del sueño, si se utilizan en los momentos adecuados, las gafas pueden ser útiles. El consenso general parece ser que las gafas de luz azul no son perjudiciales, pero es necesario realizar más investigaciones para confirmar sus beneficios.
Otras formas de reducir la exposición a la luz azul
Existen algunas formas basadas en la evidencia para reducir la exposición a la luz azul durante la noche, cuando puede alterar la producción de melatonina y el ritmo del sueño, afectando así al ritmo circadiano. Utilice el filtro de luz azul en sus dispositivos cuando se ponga el sol. Considere el uso de bombillas con luz azul reducida. Utilice bombillas de luz roja por la noche. No utilice dispositivos electrónicos dos o tres horas antes de acostarse. Intente abandonar el hábito de utilizar dispositivos con pantalla -teléfonos móviles, tabletas, ordenadores y televisores- como actividad de ocio nocturno.