El tratamiento de la ansiedad, la depresión y otros trastornos puede depender de la amígdala, una parte del cerebro que controla las respuestas emocionales fuertes, sobre todo el miedo. Hasta ahora, sin embargo, se desconocía en profundidad esta estructura. Ahora, científicos de la Universidad de California en Davis han identificado nuevos grupos celulares con distintos patrones de expresión génica en la amígdala de humanos y primates no humanos. El trabajo podría conducir a tratamientos más específicos para trastornos como los de ansiedad, que afectan a millones de personas. Los resultados se publican en la revista American Journal of Psychiatry.
Trastornos causados por cambios en determinados tipos celulares de la amígdala
«La amígdala es fundamental para el procesamiento de las emociones en el cerebro y se sabe que contribuye al miedo y la ansiedad», afirma Drew Fox, profesor asociado del Departamento de Psicología de la UC Davis y autor principal del trabajo. Por este motivo, desde hace tiempo existe interés por saber si las variaciones en el tamaño o la estructura de la amígdala están relacionadas con trastornos como la ansiedad y la depresión. Sin embargo, cada vez está más claro que el tamaño y la estructura generales de la amígdala no son un buen predictor de los problemas emocionales en la vida. Investigaciones recientes en roedores han revelado que cada subregión de la amígdala contiene muchos tipos de células diferentes con funciones diversas y a veces opuestas. Esto sugiere que las alteraciones surgen de cambios en tipos celulares específicos con funciones distintas.
Para colmar esta laguna, el estudiante de doctorado Shawn Kamboj encabezó una colaboración entre el grupo de investigación de Fox y el laboratorio de la profesora Cynthia Schumann, de la Facultad de Medicina de UC Davis, con el fin de identificar los tipos celulares de las subregiones de la amígdala de humanos y primates no humanos en función de los genes que expresan. Esto podría hacer avanzar la investigación básica al facilitar la transferencia de resultados entre roedores, primates no humanos y humanos, y abrir nuevas dianas terapéuticas.
Desarrollo de nuevas estrategias de tratamiento
Los investigadores tomaron muestras de cerebros de humanos y monos rhesus, separaron células individuales y secuenciaron su ARN. Esto muestra qué genes están activos (expresados) en una célula concreta y permite a los investigadores clasificarlas en grupos en función de su expresión génica. Los investigadores buscaron tipos celulares específicos que expresaran genes asociados a la ansiedad y otros trastornos en humanos. Según Fox, esta estrategia puede ayudar a identificar los tipos celulares con más probabilidades de dar lugar a trastornos psicopatológicos. Por ejemplo, identificaron un grupo concreto de células que expresaban un gen denominado FOXP2. El nuevo estudio demuestra que, en humanos y macacos, FOXP2 se expresa en unas células situadas en los bordes de la amígdala llamadas células intercaladas. Los investigadores han demostrado que este pequeño grupo de células que expresan FOXP2 actúan como «guardianes» en los roedores, controlando el tráfico de señales que entran y salen de la amígdala. En conjunto, estos datos sugieren que las células intercaladas son una diana potencialmente prometedora para el desarrollo de tratamientos.
Los investigadores también pudieron identificar similitudes y diferencias entre los tipos celulares de la amígdala de humanos y primates no humanos. Esto es importante para entender cómo se relacionan con los humanos los descubrimientos en modelos animales de trastornos como la ansiedad y el autismo. El enfoque podría ayudar a identificar tipos celulares como posibles dianas farmacológicas. Por ejemplo, las células que expresan FOXP2 tienden a expresar tanto genes relacionados con la ansiedad como un receptor, el receptor 2 del neuropéptido FF (NPFFR2), que puede verse afectado por la medicación. Este hallazgo puede orientar el desarrollo de nuevas estrategias de tratamiento al sugerir fármacos que activan la vía de señalización del NPFFR2 como posible diana terapéutica para los trastornos relacionados con la ansiedad. La ansiedad es un trastorno complicado que puede presentarse de muchas formas diferentes. Con un mejor conocimiento de los tipos celulares implicados, quizá sea posible identificar y atacar los «cuellos de botella» que afectan a un gran número de personas que padecen ansiedad extrema y debilitante.