¿Se ha sentido alguna vez perezoso e incómodo tras un vuelo de larga distancia o un turno de noche? Un nuevo estudio de la Universidad de Surrey y la Universidad de Aberdeen ha demostrado que las alteraciones de nuestro reloj interno, como las que se producen con el jet lag, afectan a nuestro metabolismo, aunque en menor medida que la fatiga y el reloj maestro del cerebro. Dirigido por el profesor Jonathan Johnston, de la Universidad de Surrey, y la profesora Alexandra Johnstone, de la Universidad de Aberdeen, el estudio consistió en un experimento controlado en el que los participantes experimentaron un cambio de cinco horas en su hora de acostarse y de comer.
Incluso las pequeñas diferencias horarias pueden afectar al metabolismo
El estudio, publicado en iScience, destaca que los cambios de hora provocan:
- Menor gasto energético al procesar las comidas
- Cambios en los niveles de azúcar y grasa en sangre
- Una liberación más lenta del contenido del desayuno desde el estómago
Sin embargo, estos efectos metabólicos sólo fueron temporales, recuperándose en gran medida en un plazo de 2 a 3 días tras el desfase de 5 horas. En cambio, el reloj maestro del cerebro y las sensaciones de somnolencia y alerta no se recuperaron a los cinco días del desfase de cinco horas.
Según el profesor Jonathan Johnston, catedrático de cronobiología y fisiología integradora de la Universidad de Surrey, esta investigación pone de relieve la importancia de mantener un horario de sueño regular, especialmente en nuestro acelerado mundo en el que los viajes largos y el trabajo por turnos están a la orden del día. Incluso una pequeña diferencia horaria puede afectar a muchos aspectos del metabolismo, pero ahora parece que los efectos metabólicos del jet lag se recuperan mucho más rápidamente que el deterioro del sueño y el estado de alerta. Comprender los efectos de los ritmos circadianos sobre la salud puede ayudarnos a tomar decisiones informadas sobre nuestro estilo de vida. Optimizando nuestros hábitos de sueño y alimentación, podemos mejorar nuestro bienestar general.
Los trastornos del jet lag asociados al trabajo por turnos pueden provocar cambios en el cerebro que aumentan el apetito
En un estudio dirigido por la Universidad de Bristol, los científicos han descubierto por qué el trabajo por turnos nocturnos se asocia a cambios en el apetito. Los resultados, publicados en Communications Biology, podrían ayudar a millones de personas que trabajan de noche y luchan contra el aumento de peso.
Científicos de Bristol y de la Universidad de Salud Ocupacional y Medioambiental de Japón querían averiguar cómo un «desajuste circadiano» -fenómeno a menudo asociado al «jet lag», en el que se altera el reloj biológico del organismo- afecta a las hormonas responsables de regular el apetito. En este estudio, habitual entre los trabajadores de turno de noche, el equipo internacional demuestra cómo un desajuste circadiano puede alterar profundamente el control hormonal cerebral del hambre en detrimento de la salud metabólica. El equipo se centró en las hormonas glucocorticoides de la glándula suprarrenal, que regulan muchas funciones fisiológicas, entre ellas el metabolismo y el apetito. Se sabe que los glucocorticoides regulan directamente un grupo de péptidos cerebrales que controlan el comportamiento del apetito: algunos aumentan el apetito (orexigénicos) y otros lo disminuyen (anorexigénicos).
En un experimento con un modelo animal que incluía un grupo de control y un grupo con desfase horario, el equipo descubrió que la desalineación entre las señales de luz y oscuridad provocaba una desregulación de los neuropéptidos hipotalámicos orexigénicos (NPY) del grupo con desfase horario, lo que aumentaba las ansias de comer mucho más durante la fase inactiva del día. El equipo descubrió que las ratas del grupo de control consumían el 88,4% de su ingesta diaria de alimentos durante la fase activa y sólo el 11,6% durante la inactiva. En cambio, el grupo con jet-lag consumía el 53,8% de sus calorías diarias durante la fase inactiva (sin un aumento de la actividad durante este periodo). Esto es casi cinco veces (460%) más de lo que consumió el grupo de control durante su fase inactiva. Estos resultados demuestran que el momento de la ingesta de alimentos es importante.
Desarrollo de estrategias de intervención
Este descubrimiento demuestra hasta qué punto los neuropéptidos se alteran de forma completa y significativa cuando los niveles diarios de glucocorticoides no coinciden con las señales de luz y oscuridad. Sin embargo, los autores señalan que los neuropéptidos identificados en este estudio pueden ser dianas prometedoras para tratamientos farmacológicos adecuados para los trastornos alimentarios y la obesidad. La Dra. Becky Conway-Campbell, investigadora de la Facultad de Medicina de Bristol: Ciencias Traslacionales de la Salud (THS) y autora principal del estudio: «Para las personas que trabajan de noche, un reloj corporal invertido puede tener efectos devastadores para su salud».
Los investigadores recomiendan a los trabajadores nocturnos de larga duración exponerse lo más posible a la luz del día, hacer ejercicio cardiovascular y comer a horas regulares. Sin embargo, los mensajes internos del cerebro que aumentan el apetito son difíciles de anular mediante la disciplina o la rutina. Por ello, los investigadores están desarrollando estudios para evaluar estrategias de rescate y agentes farmacológicos de intervención. Esperan que sus resultados también aporten nuevos conocimientos sobre cómo el estrés crónico y los trastornos del sueño conducen a un consumo excesivo de calorías.
Stafford Lightman, catedrático de Medicina de la Facultad de Medicina de Bristol: THS y coautor principal del estudio, añadió: «La hormona suprarrenal corticosterona, que normalmente se segrega de forma circadiana, es un factor importante en el control diario de los péptidos cerebrales reguladores del apetito. El estudio demuestra que la alteración de los ritmos corporales normales altera, a su vez, la regulación normal del apetito de un modo que se debe, al menos en parte, a la desincronía entre la producción de hormonas esteroideas suprarrenales y las señales zeitgeber.