Comer a altas horas de la noche es muy común en el mundo occidental. Muchas personas guardan en casa galletas, palomitas o helados para satisfacer sus antojos nocturnos. Es bien sabido que estos tentempiés de medianoche pueden ser muy perjudiciales para la cintura, ya que contribuyen al aumento de peso y al síndrome metabólico debido a las calorías adicionales. Nuevas investigaciones indican que su sabroso tentempié nocturno también puede interferir en el ritmo circadiano y, en última instancia, contribuir al envejecimiento prematuro.
El ritmo circadiano de la piel
Aunque el cerebro controla el ritmo circadiano de gran parte de nuestro cuerpo, las células también tienen sus propios relojes internos. La piel es uno de los grupos de células más “independientes”, con sus propios relojes internos y señales horarias. Las células madre de la piel se reproducen principalmente por la noche, produciendo piel nueva para reemplazar la que se ha desgastado de la superficie. La reparación del ADN se produce a horas fijas de forma periódica a lo largo de un día de 24 horas. Además, el grosor de la piel, la hidratación y otros factores también parecen tener su propio ritmo distintivo.
Los genes CLOCK son el conjunto de genes responsables de esta regeneración. Los genes CLOCK se encargan de identificar los momentos en los que la piel de un individuo corre más riesgo, de modo que los daños puedan repararse antes de que sean demasiado graves o irreparables. Cuando esta sincronización se interrumpe, las células no pueden reparar los daños con la misma eficacia. Por desgracia, comer a horas irregulares parece afectar negativamente a esta sincronización interna.
¿Comer tarde por la noche puede ser malo para la piel?
El ritmo circadiano de la piel no sólo depende de la luz y la oscuridad, sino también de la presencia de otras señales. Una de estas señales importantes es si estamos comiendo o bebiendo. Los investigadores tomaron ratones y los dividieron en grupos, uno con horarios de comida regulares y otro con comidas muy irregulares. Estos ratones fueron expuestos a la luz ultravioleta, que se sabe que daña la piel tanto de los humanos como de los ratones. Los que comían a horas regulares se recuperaban rápidamente de los daños cutáneos. Los que comían de forma irregular, sin embargo, tardaron más en curarse y tenían más daños residuales.
Cuando comemos tarde por la noche, se altera el ritmo circadiano de las células de la piel. Como consecuencia, la liberación de enzimas reparadoras de la piel se retrasa y/o disminuye. La piel no puede recuperarse tan rápidamente de los daños causados por los rayos UV. Con el tiempo, esto puede provocar un envejecimiento más rápido y un aspecto mucho más envejecido. Comer de forma irregular, incluido ese tentempié nocturno, puede tener consecuencias para toda la vida.
¿El sueño mantiene la juventud?
Muchos estudios anteriores han relacionado el ritmo circadiano con el envejecimiento. La proteína circadiana SIRT1 parece formar parte del vínculo entre nuestros relojes internos cíclicos y el reloj del envejecimiento. La SIRT1 también interviene en la respuesta al estrés y la recuperación celular, lo que podría explicar en parte su efecto sobre el envejecimiento. Cuando se administran suplementos de esta proteína a ratones que envejecen, muestran inmediatamente una mejor función cognitiva, un tiempo de curación más rápido y otros rasgos que indican juventud. En otras palabras, la SIRT1 hace retroceder el reloj.
¿Cómo puede una proteína tener un efecto tan notable sobre el envejecimiento? La SIRT1 parece ser la responsable de acelerar o desactivar el metabolismo y la reparación celular en función de los relojes circadianos internos de cada persona. A medida que envejecemos, estos relojes empiezan a desincronizarse. El resultado es que la reparación celular y el metabolismo fallan. Reemplazar la proteína que regula estos relojes puede ser la futura fuente de la juventud, y ofrecer la esperanza de una vida más larga y feliz.
Envejecer con gracia desde dentro
Aunque todavía no podemos tomar una pastilla de SIRT1 para mantenernos jóvenes, hay otras formas naturales de retrasar el envejecimiento desde dentro. Por ejemplo
- Dormir lo suficiente. Esto permite a su cuerpo reparar los tejidos y el ADN, evitando el daño acumulado que puede conducir a una apariencia envejecida.
- Acuéstese temprano. Los investigadores han descubierto que mantener un ciclo natural de sueño-vigilia es tan importante como el número de horas que se duerme. La mayoría de las personas están más sanas cuando se acuestan al anochecer y se levantan al amanecer.
- Coma muchos antioxidantes. Estas vitaminas reparan los daños causados por los radicales libres que se acumulan con los años. Si su dieta no es rica en frutas y verduras, considere la posibilidad de tomar un suplemento.
- Beba una cantidad adecuada de agua. La hidratación es esencial para mantener las células jóvenes y también para eliminar las toxinas del cuerpo.
- Coma grasas saludables. Éstas proporcionan los componentes básicos necesarios para la reparación celular.
- Evite sustancias tóxicas como la cafeína, el alcohol y la nicotina. Estas sustancias provocan daños que las células tendrán que reparar posteriormente con recursos limitados.
Aunque ninguno de nosotros escapará por completo al envejecimiento, hay muchas formas naturales y saludables de retrasarlo. Mantener la función cognitiva y la buena salud hasta bien entrados los años dorados pronto será posible gracias a las recientes investigaciones sobre las causas profundas del envejecimiento y los vínculos entre el ritmo circadiano y la ayuda.