En lo que respecta al concepto de “ahorro de luz diurna”, la gente moderna simplemente acepta el cambio de hora dos veces al año como un hecho de la vida. Sin embargo, como muchos aspectos de la vida moderna, el horario de verano puede tener graves efectos negativos. Para muchas personas, el efecto es similar al jet lag, un movimiento a través de diferentes zonas horarias. Sufren fatiga, dificultad para dormir y otros efectos leves que pasan lentamente. Otras personas pueden sufrir efectos más graves, incluso mortales. ¿Avanzar y retroceder podría ser una decisión arriesgada para nuestro país?
Historia del horario de verano
El horario de verano no fue una realidad durante la mayor parte de la historia de la humanidad. El famoso y frugal Benjamín Franklin fue el primero en proponer el cambio de hora de los relojes para que hubiera más luz durante el día, pero esta idea no fructificó hasta más de un siglo después. Alemania adoptó la práctica de cambiar los relojes dos veces al año como medida de ahorro energético en la Segunda Guerra Mundial. Muchos países siguieron su ejemplo debido a su evidente sentido práctico.
¿Ahorra realmente dinero esta práctica? En la mayoría de las zonas, sí; en torno al 1%. Sin embargo, en zonas cálidas como Florida, parece que en realidad aumenta el consumo de energía, ya que reduce las necesidades de iluminación al tiempo que aumenta la necesidad de un aire acondicionado más caro. Es probable que el horario de verano suponga una reducción global muy pequeña de las necesidades energéticas. ¿Es suficiente para justificar esta práctica?
¿Puede ser perjudicial el cambio de hora?
Cualquier ahorro de energía valdría la pena si no tuviera ningún coste. Sin embargo, cada vez hay más estudios que sugieren que esta práctica puede tener graves costes económicos y físicos. La luz es una de las principales claves para la regulación de nuestros ritmos circadianos, por lo que es lógico que cambiar nuestro ciclo de sueño-vigilia en relación con las horas de luz pueda tener consecuencias.
Varios estudios han indicado que el horario de verano puede ser un hábito muy caro. Los accidentes, tanto de tráfico como laborales, aumentan bruscamente al día siguiente. Además, se produce un aumento inmediato de los accidentes cerebrovasculares, los infartos de miocardio y otros problemas de salud graves: Incluso con el cambio a la hora estándar, el biorritmo se confunde. ¿Merece la pena este enorme coste por la diferencia en gasto energético? Muchos países, como Finlandia, están debatiendo la supresión del horario de verano debido a sus efectos destructivos para los ciudadanos.
Cómo procesa nuestro cuerpo un cambio de hora
Como ya hemos dicho, nuestros relojes internos procesan el cambio de hora como una especie de desfase horario. De repente, las señales externas dejan de coincidir con nuestros horarios internos. Hay varios factores que pueden mejorar o empeorar este fenómeno. Por ejemplo, la mayoría de la gente sufre más con el cambio de primavera que con el que se produce en otoño. Esto se debe a que el cambio de primavera generalmente implica perder una hora de sueño cada noche hasta que nuestros relojes internos se hayan ajustado al cambio. El otoño, en cambio, es más fácil de adaptar porque la gente gana horas de sueño, algo que la mayoría de los modernos necesitan desesperadamente.
Además, el cronotipo de una persona (si es madrugadora o noctámbula) también puede influir en su reacción al cambio de hora. En general, los noctámbulos o los cronotipos tardíos no se adaptan tan fácil o rápidamente. Esto se debe probablemente al hecho de que ya se levantan tan tarde como les resulta cómodo, por lo que un cambio de hora supone una pérdida sustancial de horas de sueño. Los madrugadores, por el contrario, pueden simplemente madrugar un poco menos durante unos días hasta que sus relojes internos se ajusten.
Sobrevivir y prosperar con los cambios de hora
Hay varias formas de evitar que el próximo cambio de hora tenga efectos negativos sobre la salud y la vida. Considere las siguientes opciones:
- Comience a ajustar su hora de acostarse 15 minutos cada noche durante una semana antes del cambio de hora. Su cuerpo reaccionará mejor a un cambio gradual.
- Evite comer -inclusoun tentempié- enlas horas previas a acostarse. Comer es una señal de que planea estar despierto durante un rato.
- Evite la cafeína, el alcohol y otras sustancias en las horas previas a acostarse.
- Haga mucho ejercicio y expóngase a la luz durante el día.
- Evite pantallas, televisores y luces brillantes dos o tres horas antes de acostarse, ya que la luz retrasa la liberación de melatonina.
- Considere la posibilidad de tomar un suplemento de melatonina justo antes de acostarse si le cuesta conciliar el sueño a su nueva hora de acostarse.
Además, es importante establecer un horario de sueño y cumplirlo. No sacrifique el sueño por el trabajo, los estudios o las actividades sociales. Además, evite dormir la siesta durante el día, aunque tenga mucho sueño. Levantarse y acostarse a la misma hora todos los días es crucial para desarrollar un ciclo estable de sueño-vigilia.
Puede que el horario de verano no sea el concepto más saludable para la mayoría de la gente. Sin embargo, sigue siendo un hecho. Si le cuesta adelantar o retrasar el reloj interno cada otoño y primavera, puede que haya formas de ayudar a su cuerpo a adaptarse. Hable con su médico si tiene problemas incluso con simples elecciones de estilo de vida.