Se sabe desde hace tiempo que la exposición a distintos niveles de luz a lo largo del día es crucial para mantener un ritmo circadiano saludable. Muchas personas recurren a la fototerapia y a la melatonina, una hormona que normalmente se libera en la oscuridad, para ajustar o mantener en funcionamiento su reloj interno. Anteriormente, los investigadores creían que la intensidad de la luz era el factor más importante para regular el reloj interno. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que el color de la luz desempeña un papel importante en el ritmo circadiano de los ratones, y posiblemente también de otros animales.
¿Es diferente la luz en el crepúsculo?
La luz es diferente en el crepúsculo y al amanecer, un hecho que los fotógrafos reconocen desde hace tiempo. Las imágenes tomadas en el crepúsculo tienen una luz notablemente más suave y azulada. Los investigadores se propusieron primero cuantificar esta diferencia, colocando instrumentos en lo alto de edificios altos que registraron tanto la intensidad como el color de la luz a lo largo del día durante un mes.
Los resultados no fueron sorprendentes. La luz del crepúsculo era más azul que la del día o el amanecer. La diferencia de luz no es sólo una percepción humana, sino un fenómeno mensurable. Esto llevó a una nueva pregunta: ¿Siente el cuerpo esta diferencia?
Ritmo circadiano y color de la luz: ¿una relación?
Este mes se ha publicado en la revista PLOS Biology un estudio sobre si los animales perciben y reaccionan a la luz más azul del crepúsculo. El estudio cronobiológico se realizó en ratones, que vivían en condiciones de laboratorio bajo un cielo artificial.
Los ratones son nocturnos y se despiertan justo después del crepúsculo. Al igual que los humanos, experimentan temperaturas corporales más bajas en los momentos del día en que suelen dormir y más altas al despertarse. Su temperatura corporal aumenta bruscamente tras la puesta de sol, cuando la luz se vuelve más azul tanto en entornos naturales como bajo este cielo artificial.
Cuando se modificó el cielo artificial para que cambiara la intensidad de la luz pero no el color, los ratones experimentaron cambios en su ritmo circadiano. Se volvieron más activos antes del anochecer, un momento en el que normalmente duermen, y no mostraron el aumento de temperatura corporal asociado a la vigilia. Su reloj interno de 24 horas se desajustó con respecto al día y la noche, lo que sugiere que el cambio de color de la luz en el crepúsculo es un importante regulador de su ritmo circadiano.
El tic-tac de los relojes internos
¿Cómo pueden los ratones percibir el color de la luz? Hace tiempo que sabemos que la intensidad de la luz que se mide en el cerebro de los mamíferos depende de una intrincada pieza entre las retinas y el núcleo supraquiasmático del cerebro. Se ha demostrado que los ratones tienen una actividad eléctrica diferente en el cerebro cuando se exponen a luces azules y amarillas. De hecho, sus cerebros son más sensibles a los cambios de color que a los de intensidad luminosa. Los investigadores creen que todos los animales con visión cromática, incluidos los humanos, pueden tener mecanismos similares para percibir y reaccionar a los cambios de color de la luz.
Los investigadores creen que el ritmo circadiano de los ratones depende en gran medida del gen Tick Tock. Este gen se activa en respuesta a los cambios de luz y gobierna la producción de hormonas que contribuyen a un ritmo circadiano saludable. Tick Tock podría ser el equivalente en ratones del gen humano Per2, crucial para el ritmo circadiano humano. En el futuro se estudiará si Tick Tock se activa o desactiva con distintos colores de luz.
De ratones y hombres
El color de la luz es claramente importante para el ritmo circadiano de los ratones, pero su efecto en los humanos sigue sin estudiarse y se desconoce. Aunque estos resultados aún no pueden extrapolarse a los seres humanos, los investigadores en cronobiología creen que puede haber una respuesta al color de la luz en todos los animales que perciben el color, incluidas las personas. El Dr. Timothy Brown, uno de los responsables del estudio, se siente esperanzado de que futuras investigaciones puedan tener aplicaciones positivas en la salud humana. En una declaración sobre el estudio en ratones, el Dr. Brown dijo:
“Así que, en teoría, el color podría utilizarse para manipular nuestro reloj, lo que podría ser útil para trabajadores por turnos o viajeros que quieran minimizar el jet lag”.
El campo de la biología circadiana está creciendo rápidamente a medida que se establecen más conexiones entre el medio ambiente, los ritmos circadianos y la salud en general. Este estudio es prometedor porque sugiere que en el futuro podrán desarrollarse tratamientos nuevos y más eficaces para los trastornos del sueño y otros trastornos circadianos utilizando luz de distintos colores.