La vida moderna plantea muchas dificultades para dormir bien. Nuestro mundo está constantemente iluminado con luces artificiales, mientras los teléfonos inteligentes y otras pantallas nos llaman. Muchos de nosotros viajamos a lugares lejanos por motivos de trabajo y ocio, lo que provoca una forma de alteración circadiana conocida como jet lag. Hace tiempo que se sabe que estas interrupciones de nuestros ciclos de sueño y vigilia pueden ser perjudiciales para la salud, pero no se conocían bien los vínculos exactos. Una proteína recién descubierta podría ser parte del vínculo entre las enfermedades crónicas y las noches de insomnio.
La vida moderna: Una receta para la alteración circadiana
Durante varios milenios, los humanos vivieron y durmieron según los movimientos del sol. Cuando el sol se ponía por la noche, no había más remedio que buscar un lugar seguro para dormir y permanecer allí hasta el amanecer.
La vida moderna, con luz eléctrica y acción ininterrumpida, nos ha liberado de depender de la luz natural para trabajar y jugar. Muchas personas trabajan por turnos que les impiden dormir hasta altas horas de la noche. Otras están despiertas debido a los efectos de las pantallas en nuestra producción de melatonina. Incluso apagando el teléfono y la televisión, una proporción cada vez mayor de nuestra geografía presenta niveles de contaminación lumínica que pueden mantenernos despiertos por la noche.
En la actualidad, muchas personas llevan una vida que no depende en absoluto de la luz solar. Aunque es fácil entender por qué esto puede ser una ventaja, puede tener y ha tenido efectos devastadores en nuestra salud como población.
Las consecuencias de un ritmo circadiano desregulado
Todo el mundo pasa de vez en cuando una noche en vela. La mayoría de nosotros nos sentimos mejor cuando por fin hemos dormido bien. Las alteraciones crónicas no son tan fáciles de resolver. Cuando nuestros relojes circadianos están desincronizados durante mucho tiempo, nuestra salud puede resentirse enormemente.
Los mamíferos (incluidas las personas) que sufren alteraciones prolongadas del ritmo circadiano pueden sufrir graves alteraciones del comportamiento. Su memoria y su función cognitiva empeoran y obtienen peores resultados en las pruebas de rendimiento. También suelen sufrir cambios en la personalidad, como un aumento del comportamiento impulsivo y del control emocional.
Pasar mucho tiempo sin dormir no sólo destruye el estado de ánimo, sino también la salud. Varios estudios han descubierto que las personas que trabajan de noche o que tienen otros problemas que les impiden mantener un ritmo circadiano estable tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas. Entre estas enfermedades se encuentran algunas de las más mortíferas de nuestro tiempo, como las cardiopatías y la diabetes de tipo 2. Las personas con ritmos circadianos desregulados también son más propensas a las infecciones y a desarrollar complicaciones mortales como la sepsis.
Gran parte de la relación entre alteración circadiana y enfermedad parece deberse a la doble función de proteínas circadianas como CLOCK y BMAL1 en nuestro organismo. Estas proteínas, que se producen en todas las células del cuerpo, son cruciales para el ritmo circadiano y también intervienen en la reparación celular. Sin embargo, una proteína recién descubierta puede desempeñar un papel más importante, actuando como el eslabón perdido entre nuestros ciclos de sueño-vigilia y nuestro riesgo de enfermedad.
HNF4A: una proteína molecular con enormes implicaciones
El HNF4A es una proteína conocida desde hace tiempo por su papel en la diferenciación y el desarrollo de varios órganos vitales, como el intestino grueso, el riñón y el hígado. Las mutaciones en esta proteína pueden causar diabetes, cáncer de hígado y otras enfermedades graves.
Un nuevo estudio ha descubierto que HNF4A también tiene una compleja relación con proteínas circadianas como CLOCK y BMAL1: cuando se produce en exceso, puede impedir que nuestras células funcionen a un ritmo predecible. Parece que las proteínas circadianas, a su vez, pueden afectar a los niveles de HNF4A en las células, lo que puede exponer a las personas a un mayor riesgo de enfermedad cuando no tienen un ciclo funcional de sueño-vigilia.
Todavía hay mucho que desconocemos sobre el HNF4A. Sin embargo, parece que existe un vínculo entre la enfermedad y el ritmo circadiano. Esto puede ser parte de la razón del mayor riesgo de enfermedad que conllevan las alteraciones a largo plazo del ritmo circadiano.
¿Su cuerpo funciona a su hora?
Aunque no entendemos completamente por qué el ritmo circadiano afecta a la salud y la enfermedad, la correlación es clara. Mantener los relojes internos en hora puede mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades mortales. Aunque esto puede ser un reto en nuestra exigente sociedad actual, los siguientes consejos pueden ayudar:
- Exponerse a la luz natural brillante durante todo el día.
- Apague las luces por la noche, incluidas las pantallas muy iluminadas.
- Evite hacer ejercicio, comer y otras actividades estimulantes en las horas inmediatamente anteriores a acostarse.
- Considere la posibilidad de utilizar cortinas opacas si vive en una zona con mucha luz ambiental por la noche.
- Levántese y acuéstese a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
- Evite los cambios bruscos de huso horario. Prepárese con antelación para los viajes entre zonas horarias y el horario de verano ajustando su horario de sueño 15 minutos cada noche en los días previos a la salida.
Muchas personas pueden hacer que sus relojes internos funcionen con sencillos cambios de comportamiento como éstos. Mantener un ritmo circadiano regulado es más importante que nunca a pesar de los retos que plantea la vida moderna.