Dormir es esencial para gozar de buena salud y funcionar bien mentalmente, pero muchos estadounidenses luchan por conseguir el descanso que necesitan. Aproximadamente 40 millones de personas en Estados Unidos sufren trastornos del sueño, con una prevalencia repartida por igual entre hombres y mujeres. Aunque ambos sexos tienen las mismas probabilidades de sufrir trastornos del sueño, existen diferencias en los tipos de trastornos del sueño que padecen hombres y mujeres. Los investigadores en cronobiología pueden haber descubierto la causa de esta diferencia: La influencia de las hormonas sexuales en el ritmo circadiano.
Cómo duermen los hombres y las mujeres
Todas las personas sanas siguen el mismo ciclo básico cuando duermen, pasando por varias fases y entrando y saliendo del sueño REM. Estos ciclos están cuidadosamente programados por el cerebro para permitir que se produzcan importantes procesos fisiológicos, como la reparación celular. La falta de sueño se ha relacionado con graves problemas de salud, como cardiopatías, diabetes e incluso cáncer.
Sin embargo, para las personas con trastornos del sueño, conciliar el sueño necesario para mantener una buena salud y funcionamiento es todo un reto. Existen dos tipos de trastornos del sueño: centrales y obstructivos. Los trastornos centrales del sueño están causados por problemas bioquímicos innatos en el organismo, como niveles bajos de melatonina , mientras que los trastornos obstructivos del sueño están causados por una obstrucción de las vías respiratorias que impide un buen descanso.
Diferencias de género en los trastornos del sueño
Aunque los hombres y las mujeres tienen necesidades de sueño similares y un riesgo similar de padecer trastornos del sueño, el tipo de trastornos del sueño a los que son propensos varía según el sexo. Los hombres son más propensos a los trastornos obstructivos del sueño, especialmente a la apnea del sueño. Las mujeres, en cambio, tienden a padecer trastornos centrales del sueño, normalmente los que afectan a la capacidad de conciliar el sueño a una hora razonable y de permanecer dormidas. Afecciones comunes del organismo femenino, como el embarazo y el síndrome de ovario poliquístico, pueden causar trastornos del sueño.
Nuevas investigaciones ofrecen una visión de esta diferencia de género. En primer lugar, los investigadores sugieren que las mujeres pueden tener síntomas diferentes de apnea y, por tanto, no tener tantas probabilidades de ser diagnosticadas. En segundo lugar, las hormonas sexuales y los ciclos hormonales naturales pueden ser responsables de las diferencias.
¿La princesa y el guisante?
Nuevas investigaciones indican que las mujeres son más propensas a padecer insomnio y otros trastornos del sueño durante el embarazo, la menopausia y la fase lútea tardía de su ciclo menstrual. Esto sugiere que ciertas hormonas femeninas son esenciales para que las mujeres duerman bien. Además, las mujeres con SPM grave o TDPM (trastorno disfórico premenstrual) son más propensas a tener problemas para permanecer dormidas y a tener menos sueño REM durante la fase lútea tardía. Durante el último trimestre del embarazo, las mujeres duermen más, pero la calidad del sueño es mucho menor, sobre todo en la fase REM.
Durante la menopausia, los ciclos hormonales naturales de la mujer se vuelven irregulares y luego la menstruación cesa por completo. No es de extrañar que en esta época el sueño sea más propenso a los desórdenes. Alrededor de la mitad de las mujeres menopáusicas presentan trastornos del sueño, especialmente insomnio. Los estudios sobre el sueño han descubierto que estas mujeres también tienen menos sueño REM del ideal. Los investigadores en biología circadiana creen que tanto el estrógeno como la progesterona favorecen ciclos de sueño saludables en cantidades moderadas, pero que las fluctuaciones de estas hormonas femeninas pueden dificultar tanto conciliar el sueño como mantenerlo.
Las hormonas sexuales masculinas y el sueño
Los hombres no tienen tanto estrógeno ni progesterona y, por lo tanto, son menos propensos a sufrir trastornos del sueño relacionados con ellos. Sin embargo, el sexo masculino tiene una tasa mucho mayor de apnea obstructiva del sueño, una enfermedad en la que las vías respiratorias se obstruyen parcialmente durante el sueño. El síntoma más común y notable de este trastorno es el ronquido, un problema frecuente en los hombres. De hecho, alrededor de una cuarta parte de los hombres de Estados Unidos padecen apnea obstructiva del sueño en algún grado. Los investigadores creen que las hormonas masculinas también pueden influir en los ritmos circadianos y los patrones de sueño, aunque todavía se está estudiando la relación exacta.
En concreto, la testosterona parece estar relacionada con el sueño. Los niveles de testosterona aumentan durante el sueño REM y luego descienden durante el día. Las personas que no duermen lo suficiente durante la fase REM debido a la apnea obstructiva del sueño, por ejemplo, pueden sufrir un nivel bajo de testosterona y los numerosos síntomas asociados. Los hombres con apnea obstructiva del sueño son más propensos a tener también un nivel bajo de testosterona, lo que apoya esta hipótesis.
La influencia de las hormonas gonadales (o sexuales) en el sueño sigue siendo un área de estudio candente en cronobiología. Es evidente que los cambios hormonales influyen en el sueño, y que la calidad del sueño puede afectar a su vez a los niveles hormonales. Averiguar el vínculo preciso entre las hormonas sexuales y el sueño puede permitir a muchas personas tratar sus trastornos del sueño y conseguir por fin el descanso nocturno que necesitan.