La célula y sus funciones
El eje de nuestra vida se encuentra en las células, es decir en las unidades más pequeñas de todos los organismos. Las células permiten todas las funciones vitales: del crecimiento a la movilidad, de la procreación al metabolismo. En nuestro organismo están presentes más de 80-100 mil millones de células. En el núcleo celular está almacenada y codificada la información genética. Estas células contienen múltiples centrales energéticas, llamadas mitocondrias, que aseguran una producción continua de energía, tanto de día como de noche. Si estas centrales energéticas no cumplen completamente sus funciones, nosotros sufrimos una pérdida de energía y nuestras células ya no son capaces de reproducirse permitiendo el funcionamiento de otras células y de los órganos vitales. Un mal funcionamiento de las mitocondrias puede producir una serie de síntomas que varían de la debilidad y a la falta de energía, hasta problemas funcionales de órganos específicos, cambios de humor y fertilidad reducida. El ciclo vital de nuestras células puede durar sólo pocos días o toda nuestra vida, como en el caso de las células nerviosas.
Para proteger nuestras células, necesitamos nutrientes esenciales que actúan como fabricantes de células. En caso de escasez de estas sustancias tan importantes, las células pierden su eficacia y ya no pueden desempeñar sus funciones adecuadamente.
Un suplemento dietético óptimo, tomado de acuerdo con los criterios de la Cronobiología, que pone a disposición las sustancias necesarias en el momento más adecuado del día puede mantener nuestras células sanas y ayudar el organismo humano en el mantenimiento de determinadas células. De esta manera, se pueden erradicar varias enfermedades o, al menos, ralentizar su desarrollo.
Es estrés oxidativo
Esta forma de estrés es el resultado de la presencia de radicales libres que pueden desarrollarse sin obstáculos dentro de nuestro organismo. Los enlaces agresivos de oxígeno o de nitrógeno atacan nuestras células dañando su capacidad funcional. Este proceso puede dañar las proteínas esenciales, las paredes celulares o el material hereditario, hasta debilitar el sistema inmunológico. El organismo ya no puede defenderse de modo correcto contra los ataques externos, hecho que puede provocar la aparición de muchas patologías graves, como las enfermedades cardiovasculares y reumáticas o incluso el cáncer. Es muy probable que el estilo de vida moderno sea la causa principal del aumento de la producción de radicales.
Contaminantes como la nicotina, los pesticidas o las diversas emisiones, así como el consumo de medicamentos, las radiaciones derivadas de los dispositivos electrónicos e incluso el estrés aumentan la carga oxidativa. El estrés oxidativo puede llegar a destruir nuestras células. Si se contaminan demasiadas células, envejecemos. Por último, el estrés oxidativo puede conducir a la muerte de todo un órgano. Si el organismo tiene un sistema de defensa lo suficientemente fuerte, estos daños pueden ser reabsorbidos en su mayoría. Diversas sustancias que actúan sobre el metabolismo, como el HDL-Glutatión u otras vitaminas específicas, hacen de escudo protector contra los radicales libres. De la misma manera, algunas enzimas presentes en nuestras células son capaces de controlar estas entidades moleculares agresivas.
La inflamación
El estrés inflamatorio, también conocido como reacción inflamatoria, permanece activo durante muchos años, a pesar de que pueda parecer inocuo y mantenerse por debajo de nuestro umbral de dolor. Por un lado, esta “inflamación silenciosa” es necesaria para facilitar determinados procesos metabólicos, pero por el otro lado contribuye al desarrollo de numerosas patologías incluyendo enfermedades cardiovasculares, demencia, síndrome metabólica, osteoporosis y hasta el cáncer. En el 20% de los casos de enfermedades tumorales, la causa desencadenante son las inflamaciones crónicas. La inflamación aguda es el proceso de curación natural que se produce cuando el cuerpo se enfrenta a una infección. Se desencadena automáticamente por medio de algunas moléculas de nutrientes (Ácidos grasos Omega 6) y sólo sus antagonistas naturales pueden anularla (Ácidos grasos Omega 3). Las sustancias que promueven las inflamaciones (en particular en los aceites vegetales procesados a nivel industrial) están presentes en la alimentación diaria en una medida de 10-20 veces más de lo normal. Desencadenan inflamaciones crónicas dentro de los órganos – por ejemplo en los vasos sanguíneos – que no se curarán porque los ácidos grasos capaces de contrarrestar las infecciones (por ej. pescado de los mares fríos, nueces, semillas de lino, colza y cáñamo) representan solo una parte mínima de nuestra dieta diaria.
Fitosustancias para la protección de las células
Los antioxidantes, idealmente en forma de sustancias naturales, son esenciales para que nuestras células se mantengan sanas y capaces de contrarrestar los ataques diarios de los radicales libres. Es aquí que las vitaminas juegan un papel especialmente destacado. Los protectores más famosos de nuestras células son las vitaminas C, E, el betacaroteno y el mineral selenio. La vitamina E está presente en la membrana de cada célula y es el antioxidante soluble en agua más importante pero necesita el apoyo de una cantidad suficiente de vitamina C. Con su “caza a los radicales”, la vitamina E protege órganos como el hígado, el cerebro y el corazón, así como las células de la sangre y los músculos. Por esta razón, la vitamina E, junto con la vitamina C, es una de las vitaminas más importantes. Estos antioxidantes vitales mantienen a raya el proceso de envejecimiento, son responsables del rendimiento físico y pueden contrarrestar el envejecimiento precoz. Desafortunadamente, varias influencias negativas pueden impedir los suministros de vitamina E. Entre ellas, una dieta poco saludable y un estilo de vida desfavorable son factores que aumentan el estrés oxidativo en las células de nuestro cuerpo. Cuando la vitamina E no está presente en la medida suficiente, el proceso de degradación del organismo se acelera.
La vitamina C es igualmente útil para la protección de nuestras células, ya que fortalece el sistema inmunológico natural y asegura la regeneración de la vitamina E. El betacaroteno también juega un papel decisivo en la lucha contra los radicales libres. Otras vitaminas, especialmente las del grupo B no solo tienen propiedades antioxidantes, sino que también contribuyen al funcionamiento de muchos mecanismos internos de las células aptos para protegernos de los radicales libres. El selenio es un oligoelemento vital que favorece la producción de enzimas importantísimas para la protección del organismo. También hay minerales (manganeso, magnesio, cromo, yodo, etc.) que son cofactores relevantes para la protección de las células.
Vitaminas para la protección de las células
(a tomar por la mañana):
- Vitamina A
- Carotenoides naturales
- Vitamina D
- Vitamina E
- Colina
- Vitamina B6
- Inositol
- Vitamina C
- Vitamina K
- Bioflavonoides cítricos
- Calcio
- Magnesio
- Manganeso
- Boro
- Cromo
- Selenio
- Molibdeno
- Yodo
Al lado del estrés oxidativo, la inflamación crónica es el segundo mecanismo de por qué una célula o un órgano y, por lo tanto todo el organismo, envejece prematuramente o se vuelve susceptible a ciertas enfermedades. Sin embargo, hay diferentes sustancias capaces de contrarrestar la inflamación. El producto más famoso es sin duda la Aspirina®, que contrarresta la inflamación de diferentes maneras. Efectos similares se pueden lograr tomando fitonutrientes específicos, en general extractos de cítricos. Algunos vegetales o algunas plantas de cultivo como el té verde, la col y el ajo contienen sustancias que logran bloquear aquellas enzimas que favorecen o preservan la inflamación crónica. Como casi todos los procesos fisiológicos de nuestro organismo, el proceso de inflamación está sujeto a fluctuaciones temporales específicas durante las 24 horas. Por eso es importante tomar los diferentes antiinflamatorios en las franjas horarias correctas para que el efecto sea óptimo y no interfieran con otras sustancias.
Antiinflamatorios a tomar por la mañana:
- Aspirina®
- PQQ (Pirroloquinolina quinona)
- Pirroloquinolina quinona)
- Catequina
- EGGC
- L-Glutatión
- Extractos de frutas (Acai, Goji, Mangostán, Granada, Manzana, Naranja, Piña, Sandía, Pomelo, Melocotón, Papaya, Pera, Lima, Cereza, Ciruela, Arándano, Uva, Melón, Grosella, Mandarina, Bioflavonoides de Cítricos)
- Extractos de verduras (Brócoli, Coliflor, Col rizada, Col de Bruselas, Espinacas, Rábanos, Zanahoria, Remolacha, Tomate, Apio, Cebolla, Puerro, Cebada, Ajo, Repollo, Perejil, Pimiento amarillo)
Antiinflamatorios a tomar por la noche:
- MSM
- Resveratrol
- Beta-glucano
- Quercetina
- OPC (Proantocianidinas oligoméricas)
- Omega3
- Catequina
Se puede aplicar una terapia cronobiólogica incluso a aquellas células que ya no pertenecen al ciclo natural de la vida. Por un lado, el propósito de la cronoterapia es proteger las células sanas de los medicamentos más comunes que podrían destruirlas y esto es posible a través de la toma correcta desde un punto de vista cronobiológico de antioxidantes o antinflamatorios. Por el otro, la cronoterapia aumenta la eficacia de los tratamientos contra las células tumorales: muchas de las quimioterapias en uso hoy en día tienen una denominada ventana terapéutica. Si se suministran en la franja horaria correcta, resultan significativamente más eficaces y tienen menos efectos secundarios. Además de esta optimización de la terapia, también se pueden usar sustancias naturales que demuestran los mecanismos de eficacia:
Algunas células tumorales tienen genes o secciones de genes específicos tan alterados que ya no pueden ser leídos. Cuando los fitonutrientes reactivan el gene alterado, empieza el programa de destrucción de la célula tumoral. Otras sustancia están destinadas a hacer el ADN (el lugar donde se produce la regulación de los procesos celulares) más sensible a las sustancias anticancerígenas. Otros fitonutrientes son capaces de regular el efecto de moduladores particulares que actúan en el interior de las células tumorales iniciando su destrucción. Todos estos efectos se producen dentro de aquellas células que tienen mecanismos disturbados; en otras palabras, estas sustancias son capaces de atacar las células tumorales, en lugar de las células sanas. Al igual que las quimioterapias de las que hemos hablado anteriormente, estos fitonutrientes también tienen horarios de administración ideales para obtener la eficacia máxima.
Sustancias a tomar por la mañana:
- Propolis
- Capsaicina
- Catequina
- Sulforafano
- 20-Hidroxiecdisona
- Curcumina
- Indol-3-Carbinol
- Isotiocianato
Sustancias a tomar por la noche :
- Licopeno
- Resveratrol
- Sulforafano
- Dialil disolfuro
- Gingerol/Shogaolo
- Isotiocianato