El Corazón
El corazón es nuestro músculo más importante. Es el órgano central del aparato circulatorio que bombea alrededor de 5-6 litros de sangre por minuto en todo el cuerpo: durante nuestra vida el corazón bombea 250 millones de litros de sangre. La tarea principal de este músculo, que pesa sólo 300 gramos, es mantener constante la circulación de la sangre a través de dos bombas que pulsan a un ritmo sincronizado. El corazón late unas 70 veces por minuto. La bomba de la derecha se ocupa de la circulación pulmonar, mientras que la bomba de la izquierda, a través de la aorta, envía la sangre en la circulación sistémica. De este modo, cada célula de nuestro cuerpo recibe nutrientes y oxígeno y se expulsan los productos de desecho del metabolismo celular. La Cronobiología ha reconocido desde hace tiempo que ciertos fitonutrientes, en particular aquellos que se originan en la medicina asiática, ofrecen una alternativa natural para la protección y el apoyo del sistema cardiovascular. Con la ayuda de estas sustancias valiosas, administradas en horarios precisos, se pueden reducir significativamente las enfermedades del corazón.
Enfermedades del Sistema Cardiovascular
Las enfermedades cardiovasculares son la causa más común de muerte en el mundo. A lo largo de la vida, nuestro músculo más importante muestra signos de desgaste e imperfecciones que pueden provocar enfermedades graves. Además de la edad, existen otros factores de riesgo como el estrés, el tabaco, el alcohol, los alimentos grasos, el sedentarismo, la obesidad y la diabetes mellitus. La nicotina, por ejemplo, es una neurotoxina que hace que el corazón lata más rápido, mientras que al mismo tiempo, estrecha los vasos sanguíneos. Además, favorece la formación de coágulos de sangre, aumentando el riesgo de trombosis. El estrés también es perjudicial ya que estimula la producción excesiva de hormonas, provocando un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial. A la larga, el estrés puede causar isquemias en los vasos coronarios y, en los casos más graves, un paro cardíaco. La predisposición genética y las infecciones virales también pueden afectar negativamente. Todos estos factores adversos, relacionados con nuestro estilo de vida, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, tales como arteriosclerosis, hipertensión, enfermedades coronarias, paro cardíaco, entre otras.
La arteriosclerosis se desarrolla lentamente y los signos de la enfermedad a menudo se manifiestan al cabo de décadas. En más del 90% de los pacientes que sufren enfermedades crónicas del sistema circulatorio se detectan arterias estrechas o obstruidas, como resultado de esta enfermedad. La arteriosclerosis altera las paredes de las arterias debido a inflamaciones que generan placas que se calcifican, reduciendo el diámetro de las arterias. Puede afectar cualquier arteria, de calibre grande o pequeño. La consecuencia de una arteria estrechada es la reducción del flujo sanguíneo hacia los órganos, provocando un aumento de la presión y mucho más: los órganos vitales a menudo dejan de recibir la sangre suficiente. Esto da lugar a graves deficiencias, con todos los daños consiguientes.
En muchos Países industrializados occidentales, la hipertensión es una de las enfermedades más comunes. En la hipertensión, la presión dentro de los vasos sanguíneos constreñidos se incrementa para asegurar de que siga fluyendo la sangre suficiente. Sin embargo, la presión alta favorece aún más la vasoconstricción y/o la ruptura de un trombo preexistente que puede provocar un accidente cerebrovascular, un paro cardíaco y otras enfermedades vasculares. Se hace una distinción entre hipertensión primaria (cuando la presión alta no es debida a la presencia de otras enfermedades) e hipertensión secundaria (cuando la presión arterial alta es sólo un síntoma de otra enfermedad). Los síntomas de la hipertensión generalmente aparecen tarde – dependiendo de la región interesada – y son variados: dolor de cabeza, tensión y palpitaciones, problemas de visión, sudoración excesiva, falta de concentración y vómitos. La presión arterial ideal está alrededor de 120/80 mmHg, por lo tanto a partir de 140/90 mmHg ya se habla de “presión alta”.
Esta patología del corazón es una de las enfermedades cardíacas más comunes en el mundo. Afecta más a los hombres (30%) que a las mujeres (15%). En la cardiopatía coronaria las arterias del corazón se contraen y, en consecuencia, el músculo del corazón no recibe suficiente sangre. Debido a esta inflamación, se producen daños en las paredes de las arterias, donde la grasa empieza a depositarse. Esto conduce a la calcificación y la pérdida de elasticidad de las paredes, reduciendo cada vez más el diámetro, con el riesgo de generar otras patologías graves, como insuficiencia cardíaca y ataque al corazón. Posibles síntomas: disnea (dificultad respiratoria), miedo y pánico, sudoración excesiva, angina de pecho (dolor molesto y penetrante en el pecho, que puede extenderse a otras partes del cuerpo). Este cuadro clínico es a menudo precedida por años de disfunción eréctil en los hombres.
El paro cardíaco es la causa principal de muerte en los países industrializados. En promedio, 300-400 hombres de cada 100.000 entre los 35 y los 64 años no sobreviven a las consecuencias de un paro cardíaco. Entre los 45 y los 50 años, los hombres tienen una probabilidad significativamente mayor con respecto a las mujeres de sufrir un paro cardíaco, pero en las últimas décadas también ha habido un aumento notable entre las mujeres. La enfermedad subyacente que provoca un paro cardíaco es la cardiopatía coronaria. Cuando en una arteria coronaria el flujo sanguíneo se interrumpe de repente, se produce un paro cardíaco. A menudo esto es la consecuencia de una arteriosclerosis desarrollada a lo largo de los años, o de una oclusión aguda debida a un depósito de coágulos de sangre. En consecuencia, ya no se puede asegurar un suministro correcto de oxígeno al tejido del músculo cardíaco, que termina consumiéndose. El daño es irreversible. Los posibles síntomas pueden incluir: sudor frío, dificultad respiratoria, dolor repentino que se irradia hacia el lado izquierdo del pecho, hombros y a continuación por todo el lado izquierdo del cuerpo, pulso acelerado, sensación de claustrofobia, náuseas y vómitos.
Reducción de las enfermedades cardiovasculares gracias a la ingesta de nutrientes tomados en el momento correcto, de acuerdo con los criterios cronobiológicos
Algunas sustancias vegetales secundarias como los aminoácidos, los encimas y las levaduras – si se toman correctamente siguiendo los principios de la cronobiología – pueden proteger el sistema cardiovascular, reduciendo drásticamente el riesgo de enfermedades. Representan un apoyo para el funcionamiento ideal del aparato cardiocirculatorio de muchas maneras diferentes. El efecto beneficioso de estas sustancias ya se ha documentado en numerosos estudios científicos.
El corazón está sujeto a las variaciones masivas en el tiempo. Por la noche, tienen lugar los procesos de regeneración y de reparación en el corazón y en las células de los vasos sanguíneos: la presión de la sangre y la frecuencia cardíaca alcanzan los picos más bajos. Por la mañana, la presión sube y la frecuencia cardíaca vuelve a aumentar para permitirnos llevar a cabo las actividades cotidianas. Estas variaciones naturales entre día y noche, es decir las oscilaciones de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial y por lo tanto de la velocidad del flujo sanguíneo, son absolutamente importantes para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular. Si se alteran estos ritmos – bien sea por causas internas o por la ingesta de ciertas sustancias – las consecuencias pueden ser dramáticas. Por lo tanto, para ofrecer el apoyo óptimo al sistema cardiocirculatorio, es sumamente importante tomar estas sustancias en el momento más adecuado del día. Para dar la debida consideración a las exigencias del sistema cardiovascular y, en consecuencia, que las sustancias tomadas surtan el efecto deseado, es necesaria una programación cronobiológica de la terapia: sustancias que se deben tomar por la mañana y sustancias que se deben tomar por la noche.
Sustancias eficaces por la mañana (efecto activador):
- L-Carnitina
- Ácido Alfa Lipoico
- Calcio
- Coenzima Q-10
- L-Arginina HCI
- Licopeno
- Vitamina B 6
- Semillas de uva
- Arroz Rojo Fermentado
Sustancias eficaces por la noche (efecto regenerador):
- Biotina
- Ácido Fólico
- L-Cisteína HCI
- L-Prolina
- L-Lisina HCI
- Magnesio
- Niacina
- Vitamina B1
- Vitamina B2
- Vitamina B5
- Vitamina B12
- Nattokinasa