En el mayor estudio observacional realizado hasta la fecha sobre el cronotipo y la depresión, los investigadores afirman que las alondras matutinas tienen menos probabilidades de deprimirse. Según el estudio, las mujeres de mediana edad que se acuestan temprano y se levantan temprano de forma natural corren menos riesgo de sufrir trastornos del estado de ánimo. El sueño tiene un efecto positivo en la salud del organismo y elimina los síntomas de la depresión.
Cronotipo y bienestar
Cada persona se mueve instintivamente al ritmo de un enjambre de mecanismos internos de cronometraje que influyen directamente en todo, desde el peso hasta la inmunidad. El cronotipo de una persona se refiere a su tendencia natural a dormir a una hora determinada y a estar activa durante una ventana concreta de un periodo de 24 horas. La mayoría de las personas pueden clasificarse en cronotipos precoces o tardíos, también conocidos como «madrugadores» o «noctámbulos».
¿Puede nuestro fenotipo de sueño-vigilia afectar realmente a nuestra salud mental? La investigación sugiere que es exactamente así. Este nuevo estudio se suma a la creciente evidencia de que nuestro cronotipo influye en nuestro bienestar mental y sugiere que los madrugadores pueden tener mejor humor que los noctámbulos.
¿Te levantas con el sol cada día? Si es así, puede que su salud en general mejore. Diversos estudios han demostrado que los más propensos a aferrarse a la taza de café son también más propensos a la obesidad, la diabetes, la hipertensión y los problemas de salud mental, como un mayor riesgo de trastorno bipolar, depresión, ansiedad y trastornos por abuso de sustancias. Al menos un estudio sugiere que los búhos nocturnos pueden incluso morir antes que los que se levantan y se ponen regularmente con el sol.
En un esfuerzo de colaboración, investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder y del Hospital Brigham and Women’s decidieron investigar más a fondo cómo nuestros patrones de sueño-vigilia están conectados con la salud mental, profundizando en la relación entre el cronotipo y la depresión. El resultado fue el estudio más amplio y detallado realizado hasta la fecha para examinar la relación entre el cronotipo y la salud mental. Las conclusiones de los investigadores se han publicado en la revista Journal of Psychiatric Research.
Relación entre el cronotipo y la depresión
El estudio, en el que participaron más de 32.000 mujeres, utilizó datos del Nurses’ Health Study II, un estudio de población a gran escala centrado en examinar los factores de riesgo de las mujeres para padecer enfermedades crónicas. Su análisis demostró que, incluso después de ajustar variables ambientales como el horario de trabajo y la exposición a la luz natural, nuestro cronotipo parece influir significativamente en el riesgo de depresión.
Según la autora principal del estudio, Céline Vetter, directora del Laboratorio de Epidemiología Circadiana y del Sueño de la Universidad de Colorado en Boulder, «nuestros resultados muestran una modesta relación entre el cronotipo y el riesgo de depresión. Esto podría estar relacionado con el solapamiento de las vías genéticas asociadas al cronotipo y al estado de ánimo».
Aunque estudios anteriores han indicado que los cronotipos más tardíos tienen el doble de probabilidades de sufrir problemas de salud mental, debido a la naturaleza de la recogida y el análisis de los datos, los resultados han sido relativamente poco concluyentes a la hora de determinar si es la depresión la que lleva a trasnochar o si los noctámbulos tienen intrínsecamente más riesgo de desarrollar depresión.
Los madrugadores son menos propensos a la depresión
Para tener una idea más clara de esta relación, el equipo analizó los datos de 32.470 participantes del Nurses’ Health Study. La cohorte estaba formada por todas las mujeres con una edad media de 55 años que, en 2009, no estaban clínicamente deprimidas. Según autoinforme, el 37 por ciento de las participantes se describían a sí mismas como personas matutinas, el 53 por ciento se consideraban de tipo intermedio y el 10 por ciento se consideraban búhos nocturnos. A continuación, se realizó un seguimiento de las mujeres durante cuatro años para detectar la aparición de depresión.
Tras tener en cuenta factores que pueden contribuir a la depresión -variables como la actividad física, la presencia de enfermedades crónicas, el peso, la duración media del sueño y si la participante trabajaba en el turno de noche-, los analistas descubrieron que, en general, los noctámbulos tenían más probabilidades de vivir solos y menos probabilidades de estar casados. Los cronotipos tardíos también eran más propensos a fumar y a sufrir patrones erráticos de sueño. Tras tener en cuenta estos factores adicionales, los analistas descubrieron que los madrugadores seguían teniendo un riesgo entre un 12 y un 27 por ciento menor de desarrollar depresión que los que se autodeclaraban como tipos intermedios.
Según Vetter, «esto nos dice que podría haber un efecto del cronotipo sobre el riesgo de depresión que no esté impulsado por factores ambientales y de estilo de vida.»
Estilo de vida frente a genética
La genética desempeña cierto papel a la hora de determinar si una persona es madrugadora o noctámbula. Algunos estudios indican que determinados genes, como el PER2 y el RORA, influyen tanto en nuestros horarios preferidos de sueño y vigilia como en el riesgo de depresión. Sin embargo, la genética no es el único factor que influye, ya que los factores ambientales desempeñan un papel más importante. Dejando a un lado las preferencias genéticas, la mayoría de nosotros nos ceñimos a horarios que no son enteramente obra nuestra. La exposición a la luz natural desempeña un papel importante.
Según Vetter, «por otra parte, cuándo y cuánta luz se recibe también influye en el cronotipo, y la exposición a la luz también influye en el riesgo de depresión». Desentrañar la contribución de los patrones de luz y la genética en el vínculo entre el cronotipo y el riesgo de depresión es un importante paso siguiente».
Vetter subraya que, aunque el cronotipo puede ser un factor de riesgo de depresión, no significa necesariamente que los noctámbulos estén condenados a padecerla: «Sí, el cronotipo es relevante en lo que respecta a la depresión, pero es un efecto pequeño», afirma.
A quienes les preocupe que sus horarios puedan estar afectando a su bienestar mental, sugiere adaptar sus rutinas. «Ser madrugador parece beneficioso, y uno puede influir en lo madrugador que es», afirma Vetter.
Incluso aquellos que no pueden cambiar sus horarios se beneficiarían de ser más conscientes de ellos. Sigue siendo cierto que asegurarse de dormir lo suficiente y de calidad, realizar mucha actividad física y exponerse a la luz natural tanto como sea posible son cosas sencillas pero eficaces que se pueden hacer para aumentar de forma natural los niveles de energía y mejorar la salud mental.