Los niveles de luz pueden tener un profundo impacto en la salud humana. Numerosos estudios han descubierto que la luz ambiental es un factor crucial para impedir la producción de melatonina, una hormona asociada al sueño. Sin embargo, la luz también puede afectar a nuestro cerebro de otras maneras. Según un nuevo estudio, es posible que simplemente no pensemos tan bien cuando no estamos expuestos a luces brillantes.
¿Cómo se relaciona la luz tenue con el deterioro cognitivo?
La mayoría de los estadounidenses pasan alrededor del 90 por ciento de sus vidas en interiores, a menudo lejos de la luz natural brillante del exterior. Esto puede provocar ritmos circadianos desregulados y dificultades para conciliar el sueño. Sin embargo, también puede afectar a nuestras capacidades cognitivas por los efectos de la luz tenue en el hipocampo del cerebro. Los investigadores de la Universidad Estatal de Michigan que estudian los efectos de la luz en las capacidades cognitivas observaron dos grupos de ratas del Nilo, que son diurnas (activas durante el día e inactivas por la noche) y, por tanto, tienen ritmos circadianos similares a los de los humanos. A un grupo se le expuso a luz brillante durante el día, mientras que al otro sólo se le expuso a una luz tenue que imitaba la de un típico día nublado. A continuación, se sometió a las ratas a una serie de pruebas.
Las ratas sometidas a luz tenue obtuvieron peores resultados en varias tareas cognitivas, sobre todo en las relacionadas con el aprendizaje espacial. El aprendizaje espacial es básicamente el conocimiento de cómo está orientado un entorno y cómo funcionan juntas las distintas piezas; por ejemplo, recorrer un laberinto requiere aprendizaje espacial. Además de los cambios en las capacidades cognitivas, las ratas expuestas a luz tenue mostraron disminuciones marcadas tanto en la estructura como en la función del hipocampo de sus cerebros.
Los niveles de luz y el cerebro
El hipocampo del cerebro es una zona que controla diversas tareas, como la memoria, la orientación espacial e incluso ciertas emociones. Es esencial para el funcionamiento normal tanto en humanos como en ratas. Sorprendentemente, las ratas expuestas durante mucho tiempo a una luz tenue mostraron una reducción media del 30% del volumen del hipocampo en las imágenes cerebrales. Esto es suficiente para reducir gravemente su función. Además, las ratas mostraron niveles más bajos de un péptido clave que ayuda a las neuronas del hipocampo a comunicarse entre sí.
Esto tiene enormes implicaciones para los occidentales, que pasan gran parte del día en interiores. ¿Podríamos muchos de nosotros estar funcionando, sin saberlo, a un nivel cognitivo inferior al óptimo? Además, es el primer estudio que demuestra que los niveles de luz pueden provocar cambios en la estructura del cerebro. La luz tenue era de un nivel de luminosidad similar al de las personas del mundo industrializado, y parece provocar cambios en el tamaño y la función del cerebro que podrían tener repercusiones de gran alcance.
La gran pregunta ahora es: ¿los humanos muestran de forma similar reducciones en la función del hipocampo debido al volumen de los ambientes tenues? Serán necesarias más investigaciones para determinarlo. Sin embargo, en estudios anteriores se ha demostrado que los niveles de luz nos afectan de forma muy similar a las ratas. Es muy probable que todos necesitemos más luz brillante, no sólo para nuestro ritmo circadiano, sino para nuestra función cerebral en general.
Añada más luz a su vida
Hay varias formas de aumentar la exposición a la luz. En primer lugar, mantén las luces de tu despacho o aula a plena potencia siempre que estés en ellos. En segundo lugar, mantén las persianas o cortinas abiertas durante el día para asegurarte de que recibes toda la luz natural que puedas.
Aunque muchas personas hacen ejercicio después del trabajo, esto puede significar hacer ejercicio con poca luz o incluso en la oscuridad durante los meses de invierno. Considere la posibilidad de encontrar una fuente de ejercicio al aire libre que pueda disfrutar por la mañana o en la pausa del almuerzo, cuando la luz natural es más brillante. Incluso unos minutos al aire libre para dar un paseo pueden suponer una diferencia sustancial en su estado de vigilia y su función cognitiva.
Si no puede exponerse lo suficiente a la luz brillante durante el día, considere la posibilidad de adquirir una caja de luz. Estas cajas ofrecen una calidad y cantidad de luz casi idéntica a la del sol del verano. Muchas personas ya utilizan estas cajas de luz durante periodos de tiempo diarios establecidos durante los meses de clima frío para corregir el trastorno afectivo estacional y otros trastornos que pueden derivarse de la falta de luz de alta calidad.
Resulta aterrador considerar que vivir con poca luz puede tener efectos no sólo en nuestro rendimiento, sino en nuestra estructura cerebral. Sin embargo, se trata de una situación que tiene fácil remedio. Conseguir periodos de luz brillante a lo largo del día intercalados con oscuridad durante las noches es esencial para la salud humana. Esto es cierto no sólo para la función cognitiva, sino también para nuestros relojes internos.