La demencia es una de las enfermedades más comunes en el mundo, y una de cada tres personas la padece de alguna forma antes de morir. Además de la pérdida de capacidades cognitivas y de memoria, las personas con demencia sufren a menudo cambios de humor y de comportamiento. Uno de los cambios de comportamiento más comunes en las personas con demencia es el fenómeno conocido como «sundowning», en el que los afectados se muestran cada vez más confusos y agresivos por la noche. Según una nueva investigación, el ritmo circadiano puede ser clave para tratar con éxito este comportamiento, de modo que las personas con demencia puedan dormir tranquilas.
Demencia, agresividad y sueño nocturno
La demencia sigue siendo una de las enfermedades más temidas del mundo y también una de las más difíciles de tratar. Esta enfermedad tan común hace que muchas personas de todo el mundo pasen sus años dorados confusas y en pleno deterioro cognitivo. Por desgracia, la pérdida de memoria y de capacidades cognitivas no es el único síntoma de esta terrible enfermedad. Las personas que padecen demencia también presentan cambios de personalidad, volviéndose agresivas y coléricas. Este comportamiento tiende a producirse por la noche, un fenómeno conocido como «sundowning».
Alrededor del 20 por ciento de los enfermos de Alzheimer padecen este síndrome, que también es frecuente en otras formas de demencia. En este síndrome, las personas con demencia se vuelven más confusas, ansiosas, desorientadas y agresivas cuando se pone el sol. Este comportamiento puede ser peligroso, ya que los ancianos confusos a menudo intentan abandonar sus hogares o se muestran violentos con familiares y cuidadores. Es una de las razones más comunes para que una persona con demencia sea ingresada en una residencia u otro centro médico, ya que limita la capacidad de los seres queridos para proporcionarle la supervisión y los cuidados adecuados.
El ritmo circadiano y la agresividad
Nuestro ritmo circadiano controla o influye en muchos de nuestros comportamientos, permitiéndonos saber cuándo comer, dormir, despertarnos y más. Según una nueva investigación, el ritmo circadiano también puede desempeñar un papel importante en nuestro estado de ánimo. Los investigadores observaron el comportamiento agresivo de los ratones, registrando cuidadosamente los momentos en que se mostraban más agresivos. Descubrieron que los ratones eran más agresivos por la noche, después de apagar las luces del laboratorio. Su agresividad aumentaba lentamente a lo largo del día y alcanzaba su punto álgido justo antes de acostarse.
Los investigadores observaron que este comportamiento se asemejaba al de los seres humanos de edad avanzada. Sin embargo, es posible que no podamos solucionar este problema simplemente manipulando la iluminación: Cuando los investigadores cambiaron el ritmo de las luces, descubrieron que los ratones seguían presentando cambios cíclicos de agresividad similares a los del anochecer.
¿Se puede desactivar la agresividad?
La siguiente cuestión que se plantearon los investigadores fue si podían «desactivar» la agresividad, especialmente su aumento a determinadas horas del día. Pudieron desactivar distintas neuronas en el cerebro de los ratones y observar los cambios de comportamiento. Cuando desactivaron un grupo específico de neuronas GABAérgicas en el núcleo supraquiasmático, o reloj maestro del cerebro, los ratones perdieron la ritmicidad de su agresividad. Estos ratones se volvieron más agresivos en general, pero ya no lo hacían por el reloj. Aunque seguían mostrando agresividad, el marcado aumento por la noche había desaparecido.
El papel de este grupo concreto de neuronas parece ser especialmente importante en la conexión entre el ritmo circadiano y la agresividad. Estas neuronas tienen fibras que conectan directamente con una zona adyacente del cerebro llamada hipotálamo ventromedial, que es la región que controla la agresividad. Los investigadores creen que esta vía puede desactivar la agresividad por la mañana y a lo largo del día, según nuestros relojes internos, lo que explicaría por qué la agresividad aumentó cuando se desactivó este grupo de neuronas.
Vínculos entre sueño y demencia
Éste no es el primer estudio que encuentra una relación entre el sueño y la demencia. Las personas mayores tienden a perder gran parte de su ritmicidad a medida que envejecen, sobre todo las que padecen demencia. Debido a unos niveles más bajos de melatonina y a otros cambios en el ritmo circadiano, sus ciclos de sueño/vigilia y sus hábitos diarios cambian. Las personas mayores son más propensas a dormir menos por la noche y también a hacer la siesta durante el día.
Esta pérdida del ritmo circadiano se ha relacionado con el empeoramiento de distintas enfermedades asociadas al envejecimiento, desde el Alzheimer hasta las enfermedades cardiovasculares. Los investigadores no están seguros de cómo detener este declive, ya que el cambio en el ritmo circadiano parece estar programado genéticamente en nosotros.
Aunque este estudio no ofrece respuestas fáciles para el atardecer y otros aspectos menos agradables de la demencia, sí ofrece nuevos conocimientos sobre un problema común del envejecimiento. Algún día podremos tratar este síndrome, reduciendo el dolor que causa tanto a quienes lo padecen como a sus cuidadores. Nuestros mayores, especialmente los que padecen demencia, se merecen lo mejor en tecnología médica y avances científicos.