Los trastornos del sueño son comunes en los niños y cada año son más frecuentes. Muchas familias luchan por ayudar a sus hijos a dormir la cantidad y la calidad de sueño que necesitan para un desarrollo óptimo. ¿Cuál es la causa del aumento del insomnio infantil? Según una nueva investigación, los hábitos de sueño de la madre pueden ser un factor importante que contribuye a los patrones de sueño del niño.
El sueño del niño: La última frontera
Muchos padres de recién nacidos se tranquilizan pensando que sus noches de insomnio pasarán pronto. Sin embargo, para muchos padres esta promesa tarda más de lo esperado en materializarse. Incluso cuando se les acuesta a una hora razonable, algunos niños permanecen despiertos durante horas. Otros se duermen rápidamente, pero les cuesta conciliar el sueño. El resultado es que alrededor del 27% de los niños no duermen lo que necesitan, mientras que sus padres también prescinden del sueño.
Esta falta de sueño tendrá probablemente un enorme impacto en las generaciones futuras. Los niños que no duermen lo suficiente tienen menos motivación, memoria y capacidades cognitivas, lo que puede llevarles a retrasarse tanto en el desarrollo como en el ámbito académico. El sueño también puede tener un impacto medible en el comportamiento, ya que los niños privados de sueño muestran mayores niveles de impulsividad e hiperactividad. La privación de sueño también puede tener un efecto enorme y negativo en los organismos en crecimiento. Los niños que no duermen lo suficiente presentan tasas más elevadas de obesidad, así como un mayor riesgo de trastornos metabólicos.
¿Cuál es la causa de esta epidemia de insomnio infantil? Probablemente sean muchas las causas. Según una nueva investigación, los hábitos de sueño maternos pueden desempeñar un papel importante.
¿De tal madre, tal hijo?
Investigadores de Suiza y el Reino Unido compararon los hábitos de sueño de casi 200 niños y sus madres. Se recogió información tanto de los padres como de las lecturas del electroencefalograma tomadas mientras el niño dormía. También se pidió a los padres que evaluaran sus niveles de insomnio.
Los resultados fueron sorprendentes. Mientras que los hábitos de sueño paternos no parecían tener ninguna correlación con los patrones de sueño del niño, existía una fuerte relación con los hábitos de sueño de la madre. Las madres con mayores niveles de insomnio eran más propensas a tener hijos con dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos. También se observó en el EEG que los niños pasaban más tiempo en fases ligeras del sueño no REM que en las fases profundas y REM, más reparadoras.
Los investigadores reconocen que esta relación puede no ser tan clara como parece. Puede haber causas adicionales que contribuyan a la pérdida de sueño tanto en madres como en hijos. Por ejemplo, el estrés familiar y los conflictos domésticos pueden afectar al sueño de padres e hijos. Las madres que padecen insomnio también pueden ser más laxas o más estrictas a la hora de acostarse. Serán necesarias más investigaciones para determinar la naturaleza exacta de esta correlación.
Nuevas investigaciones sobre el insomnio infantil
Dado que el insomnio infantil es un problema cada vez mayor, se está investigando mucho para determinar las causas y los tratamientos. Aunque los medicamentos fueron en su día la primera línea de tratamiento para los trastornos del sueño en los niños, éstos pueden tener efectos secundarios que repercuten en otras áreas de la salud y el desarrollo del niño. Los científicos creen ahora que las intervenciones conductuales son la mejor respuesta para la mayoría de los casos.
¿Cuáles son exactamente las intervenciones que pueden marcar la diferencia en los niños? Según los científicos, las siguientes medidas pueden marcar una diferencia significativa:
- trabajar sistemáticamente los buenos hábitos de sueño desde los primeros días de vida
- acostarse y levantarse a la misma hora todos los días
- limitar el tiempo de pantalla y otras fuentes de estimulación en la hora anterior a acostarse
- mantener un dormitorio tranquilo y relajante
- evitar experiencias y discusiones estresantes por la noche
- elegir bebidas y alimentos que no contengan cafeína u otros estimulantes
- permitir que los niños se duerman solos y en su cama, enseñándoles a calmarse a sí mismos en lugar de mecerlos o amamantarlos
- establecer límites firmes; por ejemplo, no permitir que los niños se levanten de la cama cuando se quejen de que no pueden dormir
- evitar imágenes y experiencias aterradoras que puedan asustar al niño por la noche.
¿Duerme su hijo lo que necesita?
Los niños necesitan dormir mucho más de lo que muchos adultos creen. Según los expertos en sueño, los recién nacidos necesitan dormir unas 16-18 horas al día, una cantidad que disminuye lentamente a lo largo de la infancia hasta la adolescencia, cuando una media de nueve horas es suficiente. Sin embargo, las necesidades de sueño varían incluso entre niños de la misma edad. Puede saber si su hijo duerme lo suficiente por su comportamiento. Los niños privados de sueño presentarán síntomas como:
- tardan mucho en dormirse
- requieren una atención excesiva de los padres para conciliar el sueño
- problemas de comportamiento e hiperactividad
- más rabietas y comportamiento volátil de lo normal para su edad
- quedarse dormido durante el día incluso después de haber superado la siesta.
Además, los padres deben sospechar que se trata de un trastorno del sueño si un niño mayor de un año hace perder el sueño a sus cuidadores. Un niño que experimente estos problemas debe ser evaluado para detectar trastornos del sueño por un profesional médico, de modo que puedan considerarse las intervenciones conductuales adecuadas.
Dormir lo suficiente es un reto tanto para los adultos como para los niños en el mundo moderno. Aunque la relación propuesta entre los hábitos de sueño maternos y el insomnio infantil es importante, lo es más que nos tomemos en serio la falta de sueño en general, tanto en niños como en adultos. El sueño es crucial para una buena salud y no debe descuidarse en personas de ninguna edad.