La mayoría de la gente moderna está familiarizada con la forma en que se transmiten las enfermedades contagiosas. Un día, un compañero de trabajo te estornuda encima. Varios días después, empiezas a sentirte cansado y congestionado. Sin embargo, estudios recientes sobre enfermedades infecciosas están revelando un giro interesante: el momento del día en que uno se expone a una enfermedad puede ser muy importante para que el organismo combata la infección. Un nuevo estudio sobre la leishmaniasis sugiere que incluso las infecciones parasitarias mortales pueden mejorar o empeorar en función del momento de exposición.
Infecciones parasitarias: Una plaga mundial
Cuando los habitantes de los países desarrollados hablan de enfermedades, suelen referirse a bacterias y virus. Sin embargo, los parásitos representan una de las amenazas más peligrosas para la salud mundial. Enfermedades parasitarias como la malaria y la leishmaniasis están muy extendidas en los países tropicales y son muy difíciles de tratar eficazmente. Con el rápido cambio de los patrones climáticos, muchos parásitos están ampliando su área de distribución y pronto podrían ser comunes fuera del mundo en desarrollo.
La leishmaniasis es una infección parasitaria especialmente común. Común en África, América Central y Oriente Medio, esta enfermedad comienza con la picadura de un flebótomo. Las personas y los animales infectados por este parásito desarrollan grandes llagas abiertas, fiebre e insuficiencia orgánica. La enfermedad ataca a las células inmunitarias, por lo que puede afectar incluso a personas sanas. La leishmaniasis reviste especial interés porque parece estar extendiéndose a nuevas zonas del planeta. Se han registrado brotes en Texas y el sur de Europa, y parece que se está extendiendo gradualmente hacia el norte. La Organización Mundial de la Salud calcula que en la actualidad hay unos 12 millones de personas infectadas en todo el planeta.
Prevención y tratamiento de las enfermedades parasitarias
Hay varios medicamentos que pueden tratar la leishmaniasis, pero a menudo la enfermedad no se diagnostica hasta que ha causado daños y cicatrices permanentes. Actualmente no existen vacunas para las infecciones parasitarias, por lo que la prevención de la transmisión es una de las principales estrategias para reducir su impacto. Sin embargo, esto puede resultar difícil, ya que los insectos portadores de estos parásitos son casi inevitables en muchas zonas tropicales. Una nueva investigación sugiere que centrarse en prevenir la transmisión a determinadas horas del día puede ser otra medida preventiva importante.
¿Cómo puede afectar el momento del día a la gravedad de las infecciones parasitarias? En primer lugar, la mayoría de los insectos que transmiten estas infecciones son más activos a determinadas horas del día. Por ejemplo, la mosca de la arena que transmite la leishmaniasis es más activa al atardecer y por la noche. Las células inmunitarias infectadas por este parásito también son más activas por la tarde. El resultado es que los animales infectados de leishmaniosis al principio del día tienen niveles más bajos de parásitos en el torrente sanguíneo y también menos síntomas que los que se infectan en las horas previas a irse a dormir.
La cronobiología de la enfermedad
Los nuevos descubrimientos sobre el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario han demostrado que éste funciona siguiendo un ritmo circadiano. Estos relojes internos innatos están regulados por genes circadianos que controlan el metabolismo y la actividad en un ciclo predecible de 24 horas. BMAL1 es un gen importante en la regulación del ritmo circadiano del sistema inmunitario, así como en actividades metabólicas como el control de la glucosa. Nuestras células inmunitarias son más activas, circulan en mayor número y también son más capaces de combatir infecciones a determinadas horas del día.
El resultado es que el momento oportuno lo es todo en las infecciones. Los animales infectados por herpes, por ejemplo, sufrirán peores síntomas si se infectan por la mañana. Las infecciones bacterianas y fúngicas muestran pautas similares. Mantener un ritmo circadiano saludable es crucial para combatir eficazmente las enfermedades. Por ejemplo, los ratones con genes BMAL1 inactivados sufrieron infecciones parasitarias graves independientemente de la hora del día en que se infectaron.
Combatir las enfermedades con la ciencia
Estos descubrimientos pueden utilizarse de varias formas para mejorar la salud humana. En primer lugar, aunque es difícil evitar por completo los insectos que transmiten enfermedades parasitarias, las personas pueden reducir su riesgo concentrando sus esfuerzos en las horas nocturnas. En segundo lugar, los tratamientos médicos de estas enfermedades, que actualmente no siempre son eficaces, pueden tener más efecto si se administran a determinadas horas del día.
Por último, mantener un ritmo circadiano estable y constante parece ser una forma importante de mantenerse sano y luchar contra las enfermedades infecciosas. Como se señala en el reciente estudio sobre la leishmaniasis, la falta de actividad de BMAL1 empeora los síntomas de la enfermedad, independientemente del momento en que se infecten los animales. BMAL1 y otros genes circadianos se expresan a tasas y niveles más bajos cuando las personas tienen un ritmo circadiano desregulado. En una época en la que muchas personas sufren alteraciones en sus ciclos de sueño y vigilia, se trata de un auténtico reto para la salud pública.
Las infecciones parasitarias representan una amenaza creciente para las personas de todo el mundo, incluso en los países desarrollados, donde antes estas enfermedades eran desconocidas. Sin embargo, las nuevas investigaciones sobre el modo en que estos parásitos interactúan con el sistema inmunitario ofrecen la esperanza de que podamos reducir las tasas de infección al tiempo que mejoramos el tratamiento. Como ocurre con la mayoría de las enfermedades humanas, parece que mantener un ciclo saludable de sueño-vigilia es la primera línea de defensa.