La mayoría de la gente asocia el cortisol con la respuesta de «lucha o huida». Aunque esta sustancia bioquímica funciona como hormona del estrés -y puede tener efectos negativos en exceso-, es una hormona necesaria para diversas funciones biológicas humanas. Se produce a partir del colesterol en las glándulas suprarrenales, situadas directamente encima de los riñones. Se libera en momentos de estrés, bajo nivel de azúcar en sangre, durante el ejercicio y por la mañana. Responde al aumento de las necesidades energéticas elevando los niveles de azúcar en sangre para permitir una energía abundante y ayudar a controlar la inflamación. La hormona también aumenta el estado de alerta y la cognición, mejorando la memoria y, en general, haciéndonos sentir más despiertos.
Aunque todas las hormonas naturales pueden tener efectos negativos en el organismo cuando se producen en niveles elevados, tener la cantidad adecuada de cortisol en los momentos adecuados es importante para gozar de buena salud. Si las glándulas suprarrenales no producen esta hormona, las personas enferman gravemente e incluso pueden morir. Como en el clásico cuento de Ricitos de Oro, es importante que los niveles hormonales sean los correctos.
Cortisol: Una pieza clave en el ritmo circadiano
Como muchas hormonas, el cortisol parece tener un ritmo circadiano definido. Comienza a aumentar alrededor de las 2-3 de la mañana, lo que nos ayuda a despertarnos de forma natural. Alcanza su punto máximo alrededor de las 8.30 de la mañana, cuando la mayoría de las personas acaban de empezar su jornada laboral. A partir de ahí, los niveles de cortisol disminuyen a lo largo del día, alcanzando sus niveles más bajos alrededor de la medianoche. Este momento de liberación es importante porque el cortisol actúa como mensajero integral de nuestros relojes internos. Las investigaciones en cronobiología sugieren que en realidad puede ser el vínculo entre nuestros relojes central y periférico.
Alineación de los relojes central y periférico
Aunque la gente habla del reloj interno como si fuera una sola entidad, en realidad hay varios relojes diferentes en el cuerpo humano. El núcleo supraquiasmático parece funcionar como reloj central, determinando cuándo dormimos y nos despertamos en función de los niveles de luz. Sin embargo, cada órgano tiene su propio reloj interno, que en conjunto se denominan relojes periféricos. Cuando estos relojes funcionan juntos, gozamos de mejor salud.
El cortisol es un factor clave en la alineación de los relojes central y periférico. Cuando se produce en niveles elevados, como por la mañana, hace que los órganos y otros tejidos periféricos activen ciertos genes que codifican proteínas asociadas con el estado de alerta y la actividad. Estos genes se desactivan por la noche, cuando los niveles de cortisol son bajos. Esto permite que los diferentes relojes del cuerpo humano funcionen sincronizados entre sí. Se trata de una información importante para médicos y científicos, ya que muchas personas toman esta hormona como medicamento. Programar estas dosis para que coincidan con la liberación normal puede contribuir a mejorar la salud y reducir los efectos secundarios.
Nuevas investigaciones sobre biología circadiana han descubierto que el cortisol es un factor importante en el ritmo circadiano humano. Aunque tanto los niveles altos como los bajos de esta hormona pueden ser poco saludables e incluso poner en peligro la vida, obtener las cantidades adecuadas en los momentos adecuados es esencial para una salud óptima.