La mayoría de los seres humanos se despiertan por la mañana y se acuestan por la noche. Enjabonar, aclarar y repetir. Como nuestros ciclos de sueño-vigilia son tan importantes, los regula un reloj muy controlado llamado ritmo circadiano. Nuevas investigaciones sugieren que el ritmo circadiano puede regular algo más que nuestros ciclos de sueño-vigilia.
Ponga en marcha su reloj interno
Como ocurre con todos los relojes, los internos tienen que estar «ajustados» antes de poder dar la hora con eficacia. El ritmo circadiano, que es nuestro reloj interno de 24 horas, se ajusta por la presencia o ausencia de luz. Nuestros ojos perciben la luz y transmiten mensajes al cerebro indicándole que es hora de despertarse y estar alerta. Por otro lado, en ausencia de luz, nuestro cuerpo produce melatonina, una sustancia bioquímica que indica al organismo que es hora de regenerarse y dormir.
La percepción de la luz mantiene nuestro ritmo circadiano. Hasta hace poco, los científicos creían que sus dos funciones principales eran regular el sueño y la alimentación. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que el ritmo circadiano también puede desempeñar un papel importante en nuestro desarrollo más temprano.
Más allá de los ciclos de sueño y vigilia
Para averiguar qué procesos se rigen principalmente por el ritmo circadiano, los científicos criaron moscas de la fruta con mutaciones en un gen del ritmo circadiano que produce una hormona asociada al sueño y la vigilia. Cuando este gen estaba alterado en todo el cuerpo, las moscas se desarrollaban con normalidad, pero tenían un comportamiento anormal y no seguían un ciclo rítmico de sueño-vigilia. Sin embargo, cuando el gen se alteraba en un solo tejido, los resultados eran mucho peores. Las moscas de la fruta dejaron de desarrollarse por completo y murieron en la primera fase larvaria del desarrollo. Kirst King-Jones, uno de los coautores del estudio, afirma,
«Esto nos dijo que haber agotado un reloj mientras los demás siguen funcionando es mucho peor que agotar los relojes en todas partes: se producen menos daños pero más perjuicios».
¿Cómo es posible que alterar el reloj de un solo tejido tenga un efecto más drástico que alterarlo en todo el organismo? Los científicos aún no han resuelto cómo se produjo este enigma. Sin embargo, los resultados son claros: los ritmos circadianos afectan a mucho más que a cuándo dormimos y nos despertamos.
Ritmo circadiano y desarrollo
Este estudio demuestra claramente lo que los investigadores sospechaban desde hace tiempo: El ritmo circadiano afecta a mucho más que la sincronización y es más que un mero reloj interno. En realidad, hay varios tipos diferentes de ritmos en nuestro cuerpo que están regulados y entrelazados con casi todos los procesos que experimenta el organismo. Del mismo modo que los seres humanos van a trabajar a una hora determinada y comen a otra, nuestras células están preparadas para realizar determinadas actividades en el momento óptimo del día. A juzgar por esta nueva investigación, el crecimiento y el desarrollo desde la fase embrionaria dependen de nuestros relojes internos para seguir funcionando.
Los ritmos innatos de nuestro cuerpo están más interconectados de lo que creíamos. Nuestros sistemas no funcionan de forma aislada, sino que son partes de un todo y deben tratarse como tales. El ritmo circadiano no es una excepción a esta regla.