En un estudio realizado por científicos suecos y franceses en el que participaron más de 3.000 hombres y mujeres, se observó que los participantes cuyo horario laboral no era el típico de «9 a 5» presentaban deficiencias en la memoria a corto y largo plazo, la velocidad de procesamiento cerebral y la función cognitiva.
Al igual que el desfase horario crónico, el trabajo por turnos puede alterar el ritmo circadiano o «reloj interno» del organismo. Esto puede provocar un aumento de los factores fisiológicos de estrés, con consecuencias que pueden ir desde úlceras y síndrome metabólico hasta problemas graves como cardiopatías e incluso ciertos tipos de cáncer. Y ahora, según este estudio, parece que el deterioro de la función cognitiva y de la memoria puede añadirse a la lista.
El estudio y sus conclusiones
En elestudio, publicado en la revista Occupational & Environmental Medicine, participaron trabajadores de una amplia muestra de profesiones, incluidos los pacientes de tres médicos de salud laboral de Francia que habían trabajado al menos 50 días al año, así como algunos jubilados. Una quinta parte de los participantes había trabajado en turnos rotatorios (trabajo por turnos) en algún momento de su vida. Los sujetos se sometieron a las pruebas cuatro veces, a las edades de 32, 42, 52 y 62 años, y se recopilaron los resultados a lo largo del tiempo.
Aunque los que trabajaban por turnos o lo habían hecho en el pasado obtuvieron peores resultados en las pruebas que medían la memoria, la velocidad de procesamiento cerebral y la capacidad cognitiva general, algunos de los efectos parecían ser reversibles. En los participantes que dejaron de trabajar por turnos durante al menos cinco años, la capacidad cognitiva general se recuperó. Sin embargo, la velocidad de procesamiento cerebral no mejoró, ni siquiera tras esta interrupción del horario laboral anormal. Los participantes que habían trabajado en turnos anormales durante 10 años o más mostraron niveles de deterioro de la capacidad cognitiva y la memoria equivalentes a seis años de deterioro cognitivo natural relacionado con la edad.
Los científicos que realizaron el estudio se apresuraron a añadir que la relación entre los horarios laborales anómalos y el deterioro de la memoria y la función cognitiva estaba definitivamente presente, aunque no se había demostrado sin lugar a dudas que fuera un escenario de causa-efecto. Sin embargo, como también subrayaron los investigadores, la relación sigue siendo digna de mención, sobre todo por las importantes repercusiones que podría tener para todos nosotros:
«El deterioro cognitivo observado en el presente estudio puede tener importantes consecuencias para la seguridad no sólo de los individuos afectados, sino también de la sociedad en su conjunto, dado el creciente número de trabajos en situaciones de alto riesgo que se realizan por la noche.»