Las personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer presentan una marcada alteración de los patrones circadianos normales.
Las alteraciones del sueño son más evidentes. Muchas personas en las primeras fases de la demencia son incapaces de dormir por la noche. Como consecuencia, pueden estar somnolientos durante el día. Algunos se vuelven muy agitados e inquietos a primera hora de la noche o a última hora de la tarde («sundowning»). A medida que la enfermedad progresa, los pacientes se vuelven más despiertos por la noche y duermen más durante el día, a veces hasta el punto de invertir completamente el ciclo normal de vigilia-sueño del ser humano. Tratar de lidiar con estas interrupciones del sueño es uno de los aspectos más difíciles con los que luchan los cuidadores, y es una de las principales razones por las que los pacientes de Alzheimer son trasladados a instituciones.
¿Por qué se producen las alteraciones del sueño?
Se cree que el núcleo hipotalámico supraquiasmático (SCN) es el reloj maestro del cuerpo humano. Está situado en el cerebro, cerca del cruce de los nervios ópticos. Recibe información de los ojos sobre los niveles de luz. Cuando detecta niveles bajos de luz, hace que la glándula pineal segregue melatonina, una hormona que produce sueño y ayuda a coordinar los ritmos circadianos del cuerpo. Muchas de las funciones del cuerpo siguen ritmos circadianos. El más obvio para las personas es el ciclo sueño-vigilia. Las autopsias de los enfermos de Alzheimer suelen revelar una degeneración significativa del SCN en las fases avanzadas de la enfermedad. Sin embargo, incluso en los estadios más tempranos del Alzheimer, existe una disfunción evidente del SCN y una alteración de la producción rítmica de melatonina.
¿Causa el Alzheimer la alteración del sueño?
Algunos profesionales de la medicina han especulado con la posibilidad de que la alteración del sueño sea el primer síntoma de la enfermedad de Alzheimer, o que la alteración del sueño pueda causar realmente la enfermedad de Alzheimer. Estas especulaciones se basan en estudios observacionales en personas y en estudios experimentales en animales. Las personas que sufren trastornos del sueño a los 70 años tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer a los 90 años. Está demostrado que las alteraciones del sueño en las personas provocan un deterioro cognitivo y déficits de memoria, que se revierten cuando las personas recuperan el sueño. Si el déficit de sueño no puede revertirse, quizá se convierta en permanente o incluso progrese hacia la demencia y la neurodegeneración, es decir, la enfermedad que llamamos Alzheimer. En un modelo de ratón con privación crónica del sueño se observó que los ratones presentaban alteraciones de la memoria y también desarrollaban ovillos y placas en el cerebro parecidos a los que se observan en la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo indujo a algunos investigadores a especular con la posibilidad de que el tratamiento de los trastornos del sueño que se observan en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer podría revertir o, al menos, ralentizar el avance de la enfermedad. Tratar los trastornos del sueño facilitaría sin duda el cuidado de los pacientes con Alzheimer.
¿Terapia con luz brillante?
Los estudios iniciales sobre la terapia con luz brillante para tratar a los pacientes no fueron concluyentes, pero una vez que se estableció una forma estadísticamente más correcta de analizar los datos de los estudios de actividad, el campo siguió avanzando. Se descubrió que exponer a los enfermos de Alzheimer a una luz intensa durante toda la mañana mejoraba los ciclos normales del sueño y mejoraba el estado de ánimo y el comportamiento de los pacientes. Sin embargo, los pacientes necesitaron meses de tratamiento diario antes de que se observara una respuesta clara. Los adultos sanos con trastornos del sueño responden a una terapia lumínica similar en dos semanas o menos. Los investigadores especularon que la falta de sensibilidad a la luz podría ser en parte la causa de los trastornos del sueño observados en la enfermedad de Alzheimer. En un estudio publicado en Chronobiology International, los investigadores colocaron sensores a pacientes de Alzheimer institucionalizados y se limitaron a registrar la cantidad de luz a la que estaban expuestos y su grado de actividad. Descubrieron que la mayoría de los pacientes estaban expuestos a niveles continuos de luz muy tenue sin cambios aparentes a lo largo del día y la noche. Algunos pacientes estaban expuestos a más luz por la noche que durante el día, y estos pacientes tendían a no mostrar ningún patrón circadiano en sus periodos de agitación. Es poco probable que este tipo de condiciones en las instituciones ayuden a los pacientes a volver a desarrollar ritmos circadianos. Pensando que imponer un sentido más estructurado del día a los pacientes de Alzheimer podría ayudarles a restablecer un mejor sentido del día y la noche, un grupo llevó a cabo un ensayo controlado aleatorizado que comparaba la no intervención con una combinación de terapia de luz brillante por la mañana y caminar al aire libre durante 30 minutos cada día. Se pensó que la luz brillante matutina más la exposición a la luz natural todos los días y el ejercicio saludable ayudarían a normalizar los ritmos circadianos de los pacientes. En el caso de los pacientes que practicaban de forma constante tanto el paseo como la fototerapia, se produjo un ligero aumento del sueño nocturno, pero el efecto no fue drástico.
Estimulación de la producción de melatonina
El SCN establece los ritmos circadianos principalmente estimulando la producción de melatonina. Si el SCN sólo responde con lentitud a la luz en los pacientes con Alzheimer, tal vez la administración directa de melatonina a los pacientes podría funcionar.
Luz brillante y melatonina
Obviamente, el siguiente paso es combinar la terapia con luz brillante y la melatonina. Un estudio que combinó la terapia de luz brillante por la mañana con melatonina oral por la noche descubrió que la combinación era razonablemente eficaz para mejorar la vigilia diurna y la actividad en pacientes de Alzheimer institucionalizados. El siguiente paso es probar el tratamiento combinado en pacientes con Alzheimer en fase inicial que aún viven en casa. Un experimento aún más interesante sería comprobar si la terapia con luz brillante (con o sin melatonina) podría prevenir al menos algunos casos de Alzheimer en ancianos que sufren trastornos del sueño.