En cualquier enfermedad, discernir entre causas y síntomas es vital, sobre todo en aquellas que no se comprenden del todo. Uno de los mejores ejemplos es la depresión, que ha intrigado a los expertos durante muchos años.
Cuando se habla de las causas de esta enfermedad debilitante, la mayoría de los médicos apuntan a causas como la genética, las experiencias traumáticas, los medicamentos y los problemas económicos, y todos ellos son componentes importantes. Sin embargo, hay un síntoma de la depresión que puede contribuir al trastorno tanto como los demás factores desencadenantes. Ese síntoma es el insomnio.
El sueño: La pieza que falta en el rompecabezas
Desde que la electricidad encendió el interruptor y transformó la noche en un resplandor de luces de colores y emoción, la gente ha asumido que la necesidad de vivir a la luz del día ha pasado a la historia.
Con la industrialización de la sociedad, ahora es fácil elegir las horas. Los «búhos nocturnos» asumen que pueden ir por la vida a cualquier hora, durmiendo cuando quieran sin consecuencias.
Muchos de nosotros aún poseemos una vena rebelde de «no me digas cuándo tengo que acostarme», y aunque pensamos que realmente no importa, la ciencia nos está despertando poco a poco al hecho de que sí importa. Desesperadamente.
Depresión e insomnio
Para muchas personas que sufren depresión, el «síntoma» del insomnio parece ser uno más de sus muchos males. Como es posible que no tengan excesivo sueño durante el día, el problema del insomnio puede pasar a un segundo plano frente a los efectos más notables como el miedo, el dolor y la desesperanza que se producen durante las horas de vigilia.
Nuevas investigaciones han demostrado que la alteración de los ritmos circadianos puede ser un factor desencadenante de la depresión mayor de lo que los expertos imaginaban. Al saltarse ciclos de sueño muy necesarios, el cuerpo se ve obligado a ponerse al día durante el día, lo que reduce la concentración y provoca una sensación de fatiga brumosa. Para quienes padecen una depresión en toda regla, la idea de someterse a una medicación fuerte suele ser una idea aterradora, aunque tentadora.
Biología circadiana y trastornos depresivos
Los ritmos circadianos, el ritmo natural que rige los ciclos de sueño-vigilia, desempeñan un papel fundamental en el proceso de la depresión. Estudios post mortem han demostrado que las personas que sufren depresión tienen ritmos circadianos desordenados, un hecho revelador que ilustra el poder de nuestro reloj interno sobre la psique.
Según Jun Li, profesor de genética humana de la Universidad de Michigan, estos estudios han aportado pruebas convincentes de que la alteración de los ritmos circadianos es un rasgo común entre las personas deprimidas.
«Parece que duermen en el momento equivocado del día, y la calidad de su sueño también es diferente de la del sueño sano… Esto refuerza la vieja idea de que intentar abordar el ciclo del sueño es una buena práctica en el diagnóstico y en el tratamiento», afirmó.
La cronobiología, el estudio de cómo afectan los distintos ritmos al cuerpo humano, es un campo nuevo y ajeno a muchos médicos, pero está demostrando ser un componente integral de muchas de las enfermedades más desconcertantes hasta ahora, como el cáncer de mama, la pérdida de memoria, las enfermedades inflamatorias y la diabetes.
La depresión tratada farmacéuticamente puede ser una enfermedad cara, sobre todo cuando los medicamentos acaban haciendo más mal que bien. Para aquellos que prefieren un enfoque más natural, tiene mucho sentido trabajar primero para restablecer los ciclos de sueño naturales para los que el cuerpo fue creado.
A medida que las personas que sufren depresión son conscientes del poder de un sueño reparador, pueden aprovechar la luz solar durante el día y aprender a dejar de evitar la oscuridad por la noche. Cuando los ritmos circadianos están equilibrados, la luz natural desencadena la liberación de serotonina, la sustancia química del «todo es genial», mientras que la oscuridad libera melatonina, que ayuda a regular las funciones internas e incluso combate los tumores malignos. Ambas son sustancias químicas corporales producidas de forma natural que pueden ser potentes en el tratamiento de la depresión.
Aunque nunca es fácil vencer al insomnio, es importante hacer todo lo posible para reactivar de forma natural el ritmo circadiano. Establecer un horario regular que dé la bienvenida a la luz del sol y haga que la oscuridad sea la señal para irse a la cama aumenta las probabilidades de que la luz aparezca pronto al final del túnel.
Para quienes sufren depresión, la forma más fácil de conseguir ciclos de sueño regulares que ayuden a aliviar el dolor de la melancolía es cooperar con el reloj interno que los rige. Los seres humanos están diseñados para necesitar tanto la luz del sol por la mañana temprano como la luz del atardecer que disminuye suavemente para preparar sus cuerpos tanto para la vigilia como para la somnolencia. La luz solar brillante durante el día combinada con el descanso nocturno -sin luz después de la puesta de sol- puede ayudar mucho a restablecer unos ritmos circadianos saludables.