Una nueva investigación muestra cómo la falta de sueño en los adolescentes puede provocar trastornos del estado de ánimo, lo que subraya la importancia de dormir lo suficiente durante la adolescencia.
¿Cómo afectan los trastornos del estado de ánimo a los adolescentes?
La investigación nos ha ayudado a comprender que las enfermedades mentales suelen comenzar en la adolescencia, ya que casi el 22% de los adolescentes padecen algún tipo de trastorno del estado de ánimo. Lamentablemente, el estigma que se asocia a las enfermedades mentales a menudo impide que los adolescentes busquen ayuda para sus trastornos emocionales. Por las mismas razones, los padres son reacios a buscar ayuda para sus hijos adolescentes a menos que una condición se vuelve especialmente pronunciada.
Aunque hay muchos trastornos del estado de ánimo que afectan a los adolescentes, los más comunes son la depresión, la ira descontrolada, los trastornos alimentarios, el TDAH y el trastorno negativista desafiante. En general, los siguientes cambios en el estilo de vida o el comportamiento de un adolescente indican el inicio de algún tipo de trastorno de la salud emocional:
- dificultades para dormir
- pérdida de energía
- incapacidad para concentrarse o completar una tarea
- pérdida de apetito
- pérdida de motivación
- pensamientos depresivos o suicidas
Un padre puede saber cuándo un niño está desarrollando un trastorno mental incluso antes si se fija en los cambios que son más fáciles de identificar. Por ejemplo, una bajada de notas suele ser el resultado de cambios emocionales que afectan a la concentración. El cansancio durante las horas de vigilia y una mayor sensación de ansiedad también son indicios de que algo puede estar afectando a la salud emocional del adolescente.
Como consecuencia de estos cambios, los adolescentes pueden empezar a evitar las situaciones sociales y volverse retraídos en casa. Si de repente su hijo parece reacio a participar en actividades de grupo, debería considerar un problema de salud emocional como causa.
La falta de sueño en los adolescentes aumenta los riesgos para la salud mental
Un reciente estudio australiano sobre cómo afecta el sueño a los adolescentes confirmó que la privación de sueño afecta negativamente a la salud mental de los adolescentes. En el estudio, se dividió a adolescentes de entre 15 y 17 años en tres grupos. A un grupo se le limitó a cinco horas de sueño, mientras que a un segundo grupo se le permitió dormir 7,5 horas. El tercer grupo dormía 10 horas cada noche. Al despertarse cada día, un equipo de investigación evaluó el estado de ánimo de los adolescentes.
El estado de ánimo de cada adolescente se midió mediante un sistema de escalas que permitía a cada sujeto calificar sus sentimientos de miedo, ira, confusión, ansiedad, felicidad y energía. Los adolescentes que no dormían más de cinco horas describieron con más frecuencia sus estados emocionales como deprimidos, confusos o enfadados. Este grupo también declaró sentirse feliz o con energía en menos ocasiones.
El grupo que pudo dormir 10 horas cada noche afirmó sentirse feliz la mayor parte del tiempo. Ninguno de los sujetos de ninguno de los grupos informó de un cambio en los sentimientos de miedo o ansiedad a lo largo de las pruebas. Además, el grupo que durmió 7,5 horas cada noche no mostró cambios notables en su estado de ánimo.
Los investigadores que participaron en el proyecto señalaron que las estadísticas recientes confirman que los problemas de salud emocional, incluidos los trastornos del estado de ánimo, son más frecuentes entre los adolescentes que no duermen lo suficiente cada noche. Los investigadores creen que dormir más es eficaz para ayudar a los adolescentes a reducir el riesgo de padecer enfermedades mentales. Sufrir privación de sueño durante un periodo de tiempo prolongado también puede aumentar el riesgo de un problema de salud mental prolongado en los adolescentes. Simplemente asegurarse de que su hijo adolescente duerma más puede ser suficiente para corregir los problemas de salud emocional emergentes antes de que se agraven.
Consejos saludables sobre el sueño que deben seguir los adolescentes
En muchos casos, la falta de sueño en los adolescentes es el resultado de malos hábitos que afectan a su capacidad para dormir toda la noche. Estos consejos pueden ayudarle a asegurarse de que su hijo duerme bien de forma constante para que su mente se mantenga despierta y sana.
Sepa cuándo apagar los aparatos electrónicos
Debe tomar medidas para asegurarse de que sus hijos dejan de utilizar sus dispositivos móviles al menos una hora antes de acostarse. Una buena forma de hacerlo es crear una estación de carga en el salón o la cocina. Esto ayudará a controlar los teléfonos de todos y evitará que tus hijos accedan a sus dispositivos durante la noche. La luz azul que emiten los dispositivos electrónicos altera el ciclo del sueño, por lo que limitar el uso de dispositivos por la noche es vital para dormir bien.
Mantenga un horario de sueño coherente
También debe asegurarse de que su hijo se despierta aproximadamente a la misma hora durante toda la semana, ya que esto le ayudará a regular su ritmo circadiano. Aunque a los adolescentes les gusta dormir hasta más tarde los fines de semana, debe asegurarse de que se despiertan dentro de las dos horas de su horario entre semana. Esto les da un poco más de tiempo para dormir, pero no tanto como para alterar sus horarios entre semana.
Limite el consumo de cafeína
Como norma general, las bebidas energéticas deberían estar fuera de los límites por su contenido en azúcar, así como por la altísima cantidad de cafeína que contienen en una sola lata. Si sus hijos adolescentes beben refrescos o café, limite el consumo de estas bebidas con cafeína a la mañana y a primera hora de la tarde.
La cafeína tarda al menos seis horas en hacer efecto en el organismo, por lo que tomar café o refrescos después de la hora de comer aumenta el riesgo de que el estimulante interrumpa el sueño más tarde por la noche.
Compruebe el entorno de sueño de su hijo
Asegúrese de que la habitación de su hijo adolescente sea lo más cómoda posible. Compruebe si el colchón es firme y cómodo. Asegúrese también de que las sábanas, el edredón, las mantas y las almohadas sean suaves y frescos.
La temperatura de la habitación también debe mantenerse fresca. Normalmente, entre 65 y 70 grados es la temperatura ideal para conciliar el sueño. Por último, asegúrese de que el dormitorio esté oscuro y tranquilo para ayudar a su hijo a conciliar el sueño rápidamente y a permanecer dormido durante toda la noche.