Desde que existen pensadores entre nosotros, se han planteado preguntas sobre la naturaleza y la finalidad del sueño. De hecho, el sueño fue un tema abordado por algunos de los más grandes pensadores del mundo antiguo, entre ellos Alcmeón de Crotona, que ofreció su explicación científica del sueño entre 500 y 450 a.C., y Aristóteles, que escribió sobre el sueño en 350 a.C. Hoy en día, los científicos siguen aprendiendo cosas importantes sobre el sueño, aportando numerosas pruebas de su papel fundamental en la salud y el bienestar tanto a corto como a largo plazo. Descubra lo que necesita saber sobre el sueño y su salud con esta guía informativa sobre el sueño.
La naturaleza del sueño
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. señala cómo ha evolucionado la comprensión de la naturaleza del sueño en la era moderna. Antes se consideraba una especie de fase de desconexión del cuerpo y la mente, pero ahora se entiende que el sueño es un proceso biológico esencial de naturaleza compleja. Fuera de nuestra conciencia, en realidad ocurren muchas cosas en la mente y el cuerpo mientras dormimos; procesos que son esenciales para nuestra salud física, bienestar mental y funcionamiento cognitivo.
El crecimiento y la reparación de los tejidos, la producción y liberación de hormonas, los procesos metabólicos, incluido el equilibrio del nivel de glucosa, y el fortalecimiento de la función del sistema inmunitario son sólo algunos de los procesos físicos que tienen lugar durante el sueño. Durante el sueño, el cerebro realiza las tareas domésticas, como la limpieza de las toxinas del día y la consolidación de los recuerdos.
Etapas del sueño
En los últimos años, la ciencia ha adquirido un conocimiento mucho más profundo de lo que ocurre durante el sueño. Mientras dormimos, pasamos por cuatro etapas de sueño, y los adultos completan entre cuatro y cinco ciclos por noche. Las etapas incluyen tres fases de sueño progresivamente más profundas, seguidas de una cuarta fase de sueño que, a diferencia de las tres primeras, incluye el sueño de movimientos oculares rápidos (MOR).
Cada ciclo de sueño dura entre 90 y 120 minutos. La proporción de tiempo que se pasa en cada una de las etapas cambia a medida que la persona avanza en los ciclos, y el sueño REM ocupa más tiempo en el ciclo a medida que avanza la noche. Durante el primer ciclo de sueño, el sueño REM puede durar sólo 10 minutos. En el último ciclo de sueño de la noche, el sueño REM puede ocupar hasta 60 minutos del ciclo.
La primera fase del sueño es la más ligera y de la que resulta más fácil despertarse. En ella comienza el proceso de relajación, marcado por una ralentización del ritmo cardiaco y de la respiración mientras el cerebro pasa a producir ondas theta. Esa ralentización y relajación se profundizan durante la segunda fase del sueño. Gracias a una serie de reacciones químicas complejas en las que intervienen nutrientes esenciales como el calcio, el magnesio y el aminoácido glicina, en esta etapa se produce una disminución de la temperatura corporal.
En la tercera fase del sueño se produce el sueño profundo y reparador de las ondas delta. Durante esta etapa crítica del sueño, cuando el cuerpo y la mente están en su punto más relajado, tienen lugar numerosos procesos de reparación, crecimiento y limpieza, junto con importantes procesos del sistema inmunitario. Estas etapas de sueño no REM van seguidas de la cuarta etapa de sueño, que es la etapa REM. Durante el sueño REM, que se caracteriza por movimientos oculares rápidos, ondas cerebrales más activas y aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, soñamos.
Alteraciones y trastornos del sueño
Aunque los expertos no se ponen de acuerdo sobre si los trastornos del sueño están aumentando o si el mayor número de personas que buscan tratamiento para los trastornos del sueño se debe a una mayor concienciación, sí están de acuerdo en que los trastornos del sueño son un problema común. Entre 50 y 70 millones de estadounidenses sufren regularmente trastornos del sueño. Aunque existen unos 80 tipos diferentes de trastornos del sueño, algunos de los más comunes son el insomnio, la apnea del sueño, la narcolepsia y el síndrome de las piernas inquietas.
La privación crónica del sueño aumenta el riesgo de padecer numerosas enfermedades y afecciones crónicas, como enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos, algunos tipos de cáncer, obesidad y diabetes. Una mala calidad del sueño también puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud mental, trastornos emocionales y disfunción cognitiva. Nunca ignore los problemas de sueño. Si no puede resolver un problema de sueño por sí mismo o con la ayuda de una guía del sueño como ésta, busque atención médica.
Guía del sueño: Cómo dormir mejor
Para una persona normal, dormir mejor es tan sencillo como mejorar la higiene del sueño. Establezca un horario regular para dormir y despertarse. Aumente la exposición a la luz brillante de la mañana y reduzca la exposición a la luz artificial brillante en las tres horas anteriores a la hora de acostarse, ya que la luz es una señal importante del ritmo circadiano, que ayuda a regular los ciclos de sueño-vigilia. Procure que el lugar donde duerme sea lo más confortable posible, manteniendo una temperatura fresca, pero no fría ni caliente.
Mantenga los aparatos electrónicos fuera del dormitorio, incluidos teléfonos móviles y ordenadores. Evite la cafeína después de media tarde. Realice suficiente actividad física durante el día. El horario de las comidas también influye en el ciclo sueño-vigilia. Evite las comidas copiosas a menos de tres horas de acostarse. Siga una dieta sana, eliminando los alimentos procesados, asociados a una mala calidad del sueño.