La contaminación está a nuestro alrededor, en el agua, el suelo e incluso el aire que respiramos. Esto puede afectar a nuestra salud de diversas maneras, agravando enfermedades como el asma e incluso provocando cáncer. Según una nueva investigación, la contaminación por sustancias químicas simples y comunes, como la sal de carretera, puede tener graves efectos en nuestros relojes internos. De hecho, algunos de los vínculos entre la contaminación y los cánceres comunes pueden deberse a la forma única en que la contaminación altera el ritmo circadiano.
Sal de carretera: ¿Un carcinógeno peligroso?
En el próximo mes, cientos de ciudades empezarán a echar sal en las carreteras para reducir la acumulación de hielo. Aunque unas carreteras sin hielo pueden evitar accidentes de tráfico, añadir grandes cantidades de productos químicos a las calzadas no es nada benigno. La sal no se queda en las carreteras, sino que se escurre con las precipitaciones hasta llegar a nuestros cursos de agua. Esto provoca una alta salinidad, o contenido en sal, en ríos y lagos que deberían ser de agua dulce.
Esto puede tener efectos desastrosos para las plantas y los animales que dependen del agua dulce en su ecosistema, especialmente la vida acuática. También puede tener graves efectos sobre el ritmo circadiano.
Según un estudio reciente, un tipo de plancton común en el agua dulce reacciona a los cambios en la salinidad del agua cambiando su ritmo circadiano. La especie de plancton Daphnia es una parte importante de los ecosistemas de agua dulce, ya que purifica el agua y sirve de alimento a muchos animales del agua donde vive. La Daphnia, como todos los organismos, tiene relojes internos que siguen un ciclo de 24 horas, o ritmo circadiano. Vive sobre todo en aguas profundas, pero sale a aguas poco profundas en momentos concretos del día en función de la temperatura del agua y otras señales horarias.
Cuando la Daphnia se expone a contaminantes como la sal de carretera, su ritmo circadiano cambia. Los ciclos diarios de este microorganismo se vuelven menos sensibles a la temperatura del agua y cada vez más desregulados. Sin la capacidad de responder a señales externas como la temperatura, este diminuto plancton empieza a subir a la superficie a horas aleatorias del día. En esos momentos, los animales que se alimentan de Daphnia tienen menos probabilidades de estar en la superficie. Como las Daphnia son la base de muchos ecosistemas, esto puede desestabilizar toda la cadena alimentaria.
Aunque este estudio tiene implicaciones aterradoras para los ecosistemas que dependen de la Daphnia, también es una mala noticia para la salud humana. Una nueva investigación sugiere que los seres humanos pueden tener una reacción similar a los contaminantes ambientales comunes.
Cómo altera la contaminación el ritmo circadiano de los humanos
Aunque los humanos no dependemos tanto de la salinidad de nuestro entorno para mantener nuestro ritmo circadiano, las investigaciones demuestran que seguimos mostrando cambios en los relojes internos cuando nos exponemos a la contaminación. La contaminación del aire puede afectar a los niveles de luz, que son una de las señales más importantes para nuestros relojes circadianos. La contaminación lumínica también puede afectar a la forma en que nuestro cerebro percibe la hora del día, impidiéndonos conciliar el sueño profundo que necesitamos para gozar de buena salud.
Curiosamente, el aire contaminado parece tener en los seres humanos efectos similares a los que las aguas contaminadas tienen en el plancton Daphnia. Nuestra función respiratoria y cardiovascular sigue un ritmo circadiano definido, con funciones esenciales como la oxigenación, la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca que varían de forma predecible según la hora del día. Sin embargo, la exposición a la contaminación atmosférica puede suponer una diferencia significativa, tanto en nuestro ritmo circadiano como en nuestra salud en general.
Varios estudios han descubierto que nuestra función respiratoria, presión arterial y pulso dejan de seguir su ritmo circadiano característico cuando nos exponemos a altos niveles de contaminación atmosférica. Esto parece deberse al efecto de la contaminación sobre los marcadores inflamatorios y los genes que los producen.
Cuando nuestro cuerpo produce sustancias bioquímicas inflamatorias, también produce antioxidantes y otras sustancias bioquímicas que ayudan a mitigar los efectos de la inflamación. Cuando estamos expuestos a la contaminación atmosférica, estas moléculas inflamatorias empiezan a producirse sin los antioxidantes que reducen su impacto en nuestra salud celular. Los resultados pueden ser desastrosos y dañar los pulmones, el corazón y los vasos sanguíneos que los irrigan.
El ritmo circadiano: Por qué la sincronización lo es todo
Un estudio tras otro demuestra que los cambios en nuestro ritmo circadiano pueden tener efectos desastrosos para nuestra salud. Los expertos en economía suelen decir que la sincronización lo es todo, pero lo mismo ocurre con nuestra salud. Las personas con ritmos circadianos desregulados tienen más riesgo de padecer cáncer, síndromes metabólicos como la diabetes e incluso una muerte prematura.
Esto es preocupante en una época en la que nuestros ritmos circadianos corren un alto riesgo. No sólo tenemos horarios que nos impiden dormir por la noche y despertarnos a una hora natural, sino que también estamos expuestos a contaminantes que parecen afectar a nuestros relojes internos. Aunque es posible que no podamos deshacer por completo los efectos de nuestro entorno, es más importante que nunca mantener nuestros ritmos circadianos en orden.
¿Sus ciclos de sueño-vigilia siguen un ritmo constante? Si no es así, es posible que tenga que hacer algunos cambios. Un ritmo circadiano bien regulado es el primer paso hacia una vida sana y feliz.