La temperatura corporal refleja algo más que el tiempo exterior. Según un nuevo estudio, nuestra temperatura podría mejorar la recuperación de las personas con daño cerebral.
Los humanos somos de sangre caliente, lo que significa que nuestra temperatura corporal está controlada por nuestro cuerpo en lugar de permanecer a la misma temperatura que nuestro entorno. Sin embargo, no permanecemos constantemente a una temperatura constante de 98,6 grados Fahrenheit. Nuestra temperatura cambia ligeramente a lo largo del día en función de nuestro nivel de actividad e incluso de nuestro ritmo circadiano. Este patrón puede ser clave para ayudar a las personas con lesiones cerebrales a recobrar la conciencia y recuperarse sin daños cerebrales permanentes.
Temperatura y ritmo circadiano en pacientes con daño cerebral
Los investigadores observaron las variaciones de la temperatura corporal en pacientes que estaban inconscientes debido a traumatismos craneoencefálicos o factores similares. Utilizando las fluctuaciones de la temperatura corporal, así como otros indicios, pudieron determinar los ritmos circadianos de estos pacientes, que oscilaban entre 23,5 y 26,3 horas. Además, los pacientes fueron evaluados según una escala de coma que evalúa la consciencia mediante factores como la capacidad de abrir los ojos con estimulación y gemir cuando se siente dolor.
Los pacientes que tenían un ritmo circadiano cercano a las 24 horas y parecido al de los humanos sanos presentaban mayores niveles de conciencia y tenían más probabilidades de recuperarse de su lesión. Además, exponer a los pacientes a luces brillantes durante el día parece ayudar a que su ritmo circadiano se corrija y favorezca la recuperación. Se trata de hallazgos interesantes, ya que insinúan que nuestros relojes internos pueden no ser sólo importantes en las personas sanas, sino también cruciales para la recuperación en las muy enfermas. De hecho, puede desempeñar un papel en la recuperación de algunas de las lesiones más graves y potencialmente mortales. Esta nueva investigación también tiene implicaciones para el papel del ritmo circadiano en la evaluación de pacientes con traumatismos craneoencefálicos. Puede ser mejor evaluarles e intentar rehabilitarles en los momentos en que están más alerta.
El papel de la temperatura y la luz en la recuperación
Además de utilizar estos conocimientos sobre el ritmo circadiano en pacientes con lesiones cerebrales para evaluar más eficazmente el estado de alerta, también existen aplicaciones potenciales para ayudar a las personas a recuperarse más rápida y completamente. Si las personas que tienen ritmos circadianos cercanos a los de las personas sanas recuperan la consciencia más rápidamente, podríamos mejorar los resultados enfriando o calentando al paciente a la temperatura correcta. También se les podría exponer a una luz brillante durante el día y a una iluminación más tenue por la noche para fomentar que el ritmo circadiano innato empiece a regularse por sí mismo.
Esto puede llevar a muchos a preguntarse hasta qué punto está relacionada la temperatura corporal con el ciclo sueño-vigilia. La respuesta es más de lo que la mayoría de la gente podría imaginar.
Investigación cronobiológica sobre la temperatura
Como casi todos los demás aspectos de nuestra salud, la temperatura corporal tiene un ritmo circadiano. Cuando hace más frío, que suele ser por las tardes y noches, empezamos a tener sueño. En cambio, cuando hace más calor, solemos sentirnos más enérgicos.
En muchos sentidos, la temperatura funciona como la luz en su efecto sobre el ritmo circadiano. Sin embargo, su efecto sobre nuestros ciclos de sueño-vigilia es ligeramente diferente. Mientras que la luz puede restablecer por completo los relojes internos en ocasiones, la temperatura puede simplemente hacer que se adelanten o atrasen en intervalos cortos. Este efecto moderado puede ser muy útil para ajustar gradualmente los ciclos de sueño-vigilia de las personas que están inconscientes debido a un traumatismo craneoencefálico. Además, mientras que las señales luminosas se reciben por una sola vía, desde las retinas hasta el núcleo supraquiasmático del hipotálamo y la glándula pineal, la temperatura parece afectar a nuestro organismo por múltiples vías. Esto significa que las personas que sufren daños cerebrales que afectan a una vía pueden seguir teniendo otras en funcionamiento.
El daño cerebral es una de las lesiones más graves que puede sufrir una persona. Como nuestro cerebro es tan complejo y responsable de tantas funciones corporales, las personas con estas lesiones luchan por su vida. Utilizar la temperatura para influir en el ritmo circadiano podría ser una forma barata de mejorar las posibilidades de una recuperación completa y rápida.