Desenvolverse en el mundo moderno significa a menudo enfrentarse a una sobrecarga de información. Se espera de nosotros que recordemos una cantidad ingente de pequeños detalles, desde contraseñas de cajeros automáticos hasta instrucciones detalladas de conducción e inicios de sesión en ordenadores. Muchas personas tienen dificultades para recordar todo lo que necesitan saber debido a la enorme cantidad de información. Sin embargo, los niveles epidémicos de trastornos del sueño como el insomnio también pueden estar contribuyendo a una dificultad general con la memoria. Varios estudios han demostrado que gran parte del proceso de almacenamiento de información se produce mientras dormimos.
El proceso de recordar
El proceso de recordar información puede dividirse en tres pasos: atención, consolidación y recuperación. La atención consiste simplemente en darse cuenta de la información. La consolidación es el proceso de almacenar la información en el cerebro, normalmente en el hipocampo, y establecer conexiones con la información relacionada que ya conocemos. La recuperación es, por supuesto, el intento activo de recordar la información que se necesita más adelante.
La consolidación es la parte de la memoria más afectada por el sueño. Cuando dormimos, las neuronas de nuestro cerebro se iluminan y establecen las conexiones esenciales que nos permitirán recordar la información más adelante cuando la necesitemos. Si no dormimos lo suficiente, es lógico que nuestra memoria empiece a resentirse.
Lo que sabemos sobre la memoria y el sueño
Varios estudios realizados en los últimos 15 años han arrojado luz sobre la importancia del sueño en la memoria y el aprendizaje. Un estudio pionero analizó ratones que estaban aprendiendo una nueva habilidad. A la mitad de estos ratones se les privó de sueño, mientras que a los otros se les permitió dormir normalmente. Cuando los investigadores observaron los cerebros de estos ratones al microscopio, se observaron claras diferencias. Los ratones a los que se permitió dormir habían desarrollado muchas más conexiones neuronales en zonas del cerebro relacionadas con la consolidación de la memoria.
Los investigadores también pudieron realizar la misma prueba interrumpiendo distintas fases del sueño. Gracias a esta tecnología, pudieron identificar el sueño profundo, o de ondas lentas, como el periodo crucial para la memoria. El sueño REM también desempeña un papel, ya que ayuda a estabilizar los recuerdos para que podamos acceder a ellos a largo plazo.
Sucesivos estudios en humanos mostraron relaciones similares entre la memoria y el sueño. Los estudiantes de secundaria que aprendían información nueva, por ejemplo, la recordaban mejor cuando dormían varias horas después del aprendizaje. En cambio, las personas privadas de sueño son menos capaces de recordar la información.
¿Se puede aprender durmiendo?
La memoria es esencial para el aprendizaje. Si no podemos recordar la información, nunca seremos capaces de comprenderla o aplicarla completamente. Sin embargo, ¿se puede seguir aprendiendo mientras dormimos? La respuesta es sí, pero es complicado.
En un estudio, se mostraron a los participantes imágenes con asociaciones de palabras. A la mitad se les indicó que se echaran una siesta, mientras que los demás permanecieron despiertos. Mientras dormían, los participantes escucharon una grabación de audio con la mitad de las asociaciones de palabras. Una vez terminada la siesta, se repitió la prueba. Los participantes que habían dormido la siesta recordaban mejor las asociaciones de palabras, pero sólo las que se habían reproducido durante la siesta.
Esta investigación sugiere que las personas pueden aprender mientras duermen cuando la información se refuerza repetidamente durante la fase del huso del sueño de ondas lentas. En el futuro, inducir estos husos de sueño podría ser útil para ayudar a las personas a recordar la información de forma más completa.
Vínculos entre el sueño, la pérdida de memoria y la demencia
Si el sueño es importante para la memoria, tiene sentido que la pérdida de memoria y la demencia puedan verse afectadas por la falta de sueño. Aunque las investigaciones son preliminares, parece que así es. Una disminución gradual del sueño es uno de los principales síntomas de la enfermedad de Alzheimer, una forma de demencia que provoca una pérdida gradual de la memoria. Nuevos estudios demuestran que la falta de sueño puede incluso aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Además, los trastornos del sueño pueden ser uno de los primeros signos de ésta y otras formas de demencia. Está claro que el sueño contribuye a nuestra memoria de formas complejas, algunas de las cuales probablemente aún no comprendamos.
Proteger la memoria protegiendo el ritmo circadiano
Dormir lo suficiente puede ser una de las mejores cosas que puede hacer para garantizar que su memoria funcione siempre al máximo. Sin embargo, a menudo es más fácil decirlo que hacerlo. Múltiples factores, como las pantallas muy iluminadas, la contaminación lumínica, el estrés y el jet lag social, pueden impedir que mantengamos un ritmo circadiano estable. Aunque dormir lo suficiente puede ser un reto para muchas personas, parece ser importante no sólo para la memoria y el aprendizaje, sino para la salud de todo el cuerpo a lo largo de toda la vida.
A muchos de nosotros nos encantaría encontrar la manera de recordar con más precisión y aprender con menos esfuerzo. Aunque dormir ocho horas seguidas no le proporcionará una memoria fotográfica ni le hará entender de repente el cálculo, le dará a su cerebro el empujón que necesita para trabajar a pleno rendimiento. Para muchas personas, ese pequeño impulso puede suponer una enorme diferencia en nuestra felicidad y éxito.