Nuestros cuerpos han evolucionado para compartir una relación bastante compleja con los ciclos del sol y la luna, y a medida que nuestro estilo de vida nos traslada cada vez más al interior, los investigadores tienen que desentrañar realmente de cuántas maneras nos afecta la exposición al sol.
Hace tiempo que sabemos que la luz solar, y en especial su falta, tiene importantes repercusiones en nuestra salud mental. Por ejemplo, está bien documentado que la falta de luz diurna disminuye los niveles de serotonina, vitamina D y melatonina, todos ellos relacionados con la depresión y el deterioro cognitivo. Entonces, ¿es posible que la falta de luz solar también contribuya a otros trastornos mentales? Eso es exactamente lo que trataron de averiguar científicos de la Universidad de Binghamton al investigar la relación entre el TOC y la ubicación geográfica. Según el estudio recién publicado, el lugar donde vive una persona influye en la gravedad de sus síntomas de TOC.
«Los resultados de este proyecto son apasionantes porque aportan pruebas adicionales para una nueva forma de pensar sobre el TOC. En concreto, demuestran que vivir en zonas con más luz solar está relacionado con tasas más bajas de TOC», afirma la doctora Meredith Coles, primera autora del estudio y profesora de psicología en la Universidad de Binghamton.
¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo?
El TOC es un trastorno de ansiedad diagnosticado con bastante frecuencia. Según el Instituto Nacional de Salud Mental, aproximadamente el 1,2 por ciento, unos 2,2 millones, de los estadounidenses adultos padecen TOC, siendo la prevalencia del trastorno ligeramente mayor entre las mujeres que entre los hombres en los últimos años. Esto significa que aproximadamente uno de cada 40 adultos en Estados Unidos está diagnosticado de TOC. El TOC puede afectar a hombres, mujeres y niños de todas las edades, pero el momento típico de aparición es a principios de la edad adulta, en torno a los 19 años. Según la Organización Mundial de la Salud, es una de las principales causas de discapacidad por enfermedad en todo el mundo.
Las personas diagnosticadas de TOC sufren patrones de pensamiento recurrentes y a menudo desarrollan comportamientos repetitivos que son difíciles o imposibles de suprimir. Estos pensamientos cíclicos e impulsos habituales acaparan gran cantidad de tiempo, dificultan enormemente el funcionamiento normal del día a día y perturban enormemente sus vidas.
Hay división de opiniones entre los expertos sobre cuáles son las causas subyacentes del TOC, pero en general se cree que es el resultado de una combinación de factores conductuales, cognitivos, genéticos, ambientales y neurobiológicos que lo desencadenan en una persona en un momento determinado.
¿Un reloj corporal desajustado? No estar sincronizado con la luz del día empeora los síntomas del TOC
Muchas personas con TOC experimentan dificultades para conciliar el sueño por la noche y, a menudo, se acuestan mucho más tarde en un intento de recuperar el sueño perdido. Sin embargo, el cambio de su ciclo de sueño-vigilia les roba la exposición a las horas de luz y puede empeorar los síntomas.
La Dra. Coles explicó que «este patrón retrasado de sueño-vigilia puede reducir la exposición a la luz matinal, contribuyendo así potencialmente a un desajuste entre nuestra biología interna y el ciclo externo de luz-oscuridad». Añadió que «las personas que viven en zonas con menos luz solar pueden tener menos oportunidades de sincronizar su reloj circadiano, lo que conduce a un aumento de los síntomas del TOC».
Los investigadores obtuvieron sus resultados tras examinar estudios anteriores sobre las tasas de TOC en países de todo el mundo y compararlas con la distancia del país al ecuador. El efecto de desalineación que se produce es mucho más prevalente cuanto mayor es la latitud, zonas más alejadas del centro del globo, que recibe menos exposición solar en general. Estos hallazgos sugieren que las personas que viven en estas regiones septentrionales tienen un mayor riesgo de desarrollar TOC y de experimentar un empeoramiento de los síntomas.
Futuras investigaciones sobre mejores tratamientos
Aunque todavía es demasiado pronto para empezar a aplicar tratamientos específicos a partir de estos datos, los investigadores están planeando una serie de estudios futuros que seguirán examinando la relación entre el ritmo del sueño y el TOC.
Según la Dra. Coles, «en primer lugar, estamos estudiando las relaciones entre el horario de sueño y los síntomas del TOC de forma repetida a lo largo del tiempo para empezar a pensar en relaciones causales. En segundo lugar, estamos midiendo directamente los ritmos circadianos midiendo los niveles de melatonina y haciendo que las personas lleven relojes que registran sus periodos de actividad y descanso. Por último, estamos investigando para comprender mejor cómo se relacionan los ritmos del sueño y el TOC».
Los investigadores también están interesados en seguir investigando la luz solar matutina y si una mayor exposición ayudaría a quienes padecen TOC. Su investigación podría contribuir al desarrollo de nuevos métodos de tratamiento del TOC que tuvieran en cuenta estas alteraciones del ciclo circadiano. Los hallazgos del equipo se han publicado en la edición de julio de 2018 de la revista Journal of Obsessive-Compulsive and Related Disorders.