El ser humano medio pasa aproximadamente un tercio de su vida durmiendo. Sin embargo, aún no comprendemos del todo la función y la importancia del sueño. Aunque los investigadores conocen desde hace tiempo los procesos reparadores que experimenta el cuerpo durante el sueño profundo, lo que aún no está claro es: ¿por qué dormimos? Lo que está claro es que el sueño es esencial para todas las especies animales de alguna forma, lo que demuestra que es una función vital crucial que no debe descuidarse.
La evolución del sueño
Desde el principio de los tiempos, los seres humanos y sus congéneres animales han dependido del sueño para funcionar correctamente. El sueño desempeña un papel importante en el desarrollo evolutivo de una especie. Por ejemplo, los bebés necesitan dormir mucho para crecer y desarrollarse.
Aunque los científicos siempre han sabido que el sueño es crucial para el desarrollo de una especie, lo que aún se desconoce es si la función del sueño ha cambiado a lo largo de los siglos junto con la evolución. A medida que los humanos se han desarrollado como especie, se cree que el sueño evolucionó como una forma de conservar energía y preparar el cuerpo para el día siguiente. Basándonos en investigaciones detalladas, sabemos que el sueño evolucionó al principio del desarrollo del reino animal y que se ha conservado a lo largo del tiempo.
Diferentes etapas del sueño
Antes de que podamos comprender plenamente por qué dormimos, es necesario aprender más sobre las diferentes etapas del sueño. No todo el sueño es igual: Aunque usted no sea consciente de ello, el cuerpo pasa por varias etapas del sueño mientras usted duerme. Cada ciclo de sueño desempeña un papel distinto para garantizar que te despiertes sintiéndote fresco y descansado.
Las dos categorías principales de sueño son los movimientos oculares no rápidos (NREM) y los movimientos oculares rápidos (REM). Dentro de estas categorías hay varias etapas denominadas vigilia, sueño ligero, sueño profundo, REM y repetición. Una persona normal pasa por estas fases entre cuatro y cinco veces por noche.
La etapa más reparadora es la del sueño profundo, ya que ofrece al organismo la oportunidad de promover el crecimiento y la reparación muscular. El sueño REM es cuando se experimenta la ensoñación, la consolidación de la memoria y otras actividades y reparaciones cerebrales cruciales.
El sueño varía entre especies
El sueño varía mucho entre los distintos grupos de especies. Mientras que un murciélago marrón duerme aproximadamente 20 horas en un periodo de 24 horas, otros tipos de animales pueden necesitar sólo dos o tres horas de sueño para funcionar.
El funcionamiento de los patrones de sueño también varía mucho. Por ejemplo, los científicos saben que la mitad del cerebro de un delfín permanece despierto y alerta mientras la otra mitad duerme. Esta función es necesaria para que el delfín pueda permanecer alerta ante posibles peligros. En cambio, las medusas no necesitan el cerebro para dormir. Los mamíferos, las aves y los reptiles experimentan ciclos de sueño REM y no REM. Sin embargo, los investigadores creen que los insectos y los peces no necesitan el sueño REM.
Curiosamente, a pesar de todas las variaciones en el comportamiento del sueño entre especies, algunas de las funciones básicas del sueño parecen ser las mismas: estimular el metabolismo y el desarrollo y mantener la salud del cerebro. Estos rasgos comunes apuntan a que el sueño se desarrolló para desempeñar una importante función universal en una etapa temprana del proceso evolutivo.
La investigación trata de determinar por qué dormimos
En las últimas décadas, la ciencia ha revelado muchas cosas sobre por qué dormimos; sin embargo, se siguen haciendo nuevos descubrimientos. La investigación en el campo de la cronobiología ha descubierto que el horario de las comidas está intrínsecamente ligado al ritmo circadiano natural del cuerpo y al ciclo sueño-vigilia. Mantener un horario de comidas irregular no sólo altera el ritmo circadiano del cuerpo, sino que también puede afectar al peso y a la salud metabólica. Se están llevando a cabo investigaciones para profundizar en este vínculo y, posiblemente, arrojar nueva luz sobre por qué dormimos.
Otra investigación reciente descubrió el gen nemuri en la mosca de la fruta, que parece influir tanto en la respuesta del sistema inmunitario como en el sueño. Se descubrió que este gen aumenta la necesidad de dormir, al tiempo que destruye los microbios dañinos, ayudando al organismo a combatir las infecciones. Esto sugiere un vínculo entre el sueño y la salud del sistema inmunitario que los científicos están deseando examinar más a fondo.
Otros estudios han revelado que ciertas toxinas del cerebro asociadas a la enfermedad de Alzheimer, conocidas como toxinas beta-amiloides, se eliminan del cerebro durante el sueño. Además, otras investigaciones han descubierto que el sueño normal parece regular los niveles de tau, una proteína vinculada a la enfermedad de Alzheimer, mientras que se ha demostrado que los niveles fluctúan más ampliamente entre los individuos privados de sueño. Estos hallazgos apoyan aún más la idea de que el sueño es necesario para la salud y la desintoxicación del cerebro.
Todos estos nuevos descubrimientos nos ayudan a hacernos una idea más clara del papel que ha desempeñado el sueño a lo largo de los milenios.
Consecuencias de la falta de sueño
La persona media necesita al menos ocho horas de sueño cada noche para funcionar a niveles óptimos. Aunque algunas personas pueden funcionar con menos horas de sueño durante cortos periodos de tiempo, los efectos de la privación del sueño pueden acumularse con el tiempo.
Es importante tener en cuenta la diferencia entre sueño saludable y sueño de recuperación. Una persona descansada tendrá ciclos de sueño saludables cada noche. Si está privada de sueño, su ciclo de sueño será diferente que cuando no está en modo de recuperación. Esto se debe a que el sueño de recuperación activa procesos fisiológicos diferentes a los que controlan un ciclo de sueño normal. No sólo los dos tipos de sueño están controlados por diferentes tipos de genes, sino que los circuitos del cuerpo que se activan durante el sueño normal difieren de los que funcionan durante el sueño de recuperación.
Los signos de que no se está durmiendo lo suficiente incluyen bostezos excesivos, irritabilidad, somnolencia y fatiga extrema a mitad del día. A nivel físico, la privación crónica de sueño puede provocar un mayor riesgo de obesidad, hipertensión arterial, desequilibrios en la producción hormonal y mucho más. No dormir lo suficiente puede afectar incluso al aspecto de la piel.
Los efectos de la falta de sueño pueden ser aún más graves para su bienestar mental y emocional. Las personas que no duermen lo suficiente pueden experimentar graves cambios de humor, una mayor incidencia de depresión, ansiedad, paranoia y comportamientos impulsivos.
Conclusión
La ciencia ha demostrado claramente la importancia del sueño por el hecho de que es un elemento común que comparten todas las especies del reino animal. A medida que los investigadores aprenden más sobre la función del sueño y cómo ha evolucionado con las especies a lo largo del tiempo, también se desvelan más preguntas. Comprender por qué se necesita dormir y tomar las medidas necesarias para asegurarse de que se duerme lo suficiente conducirá a una vida más sana y productiva.