Los resultados de numerosos estudios clínicos subrayan la importancia de dormir bien con regularidad. De hecho, es un hecho indiscutible que la falta de sueño puede afectar negativamente a la salud en general de múltiples maneras. Ahora, los últimos descubrimientos sugieren que la falta de sueño está relacionada con el aislamiento social.
A continuación, examinaremos la importancia del sueño, las causas de la falta de sueño, el impacto que puede tener en el organismo y los resultados de un estudio que relaciona la falta de sueño con el aislamiento social y la soledad.
La importancia del sueño
Obtener una cantidad adecuada de descanso es vital para la salud. El sueño influye en numerosos sistemas corporales, como el cardiovascular, el digestivo, el metabólico, el respiratorio y el inmunitario. Además, dormir bien es necesario para el funcionamiento óptimo de facultades cognitivas como la concentración y la memoria. Además, el sueño es obligatorio para que el cuerpo sane y se repare.
Es un hecho científico que la mayoría de las personas no duermen lo suficiente. Un estudio de investigación realizado por la Fundación Nacional del Sueño concluyó que entre siete y nueve horas por noche es la cantidad media saludable que la mayoría de los adultos necesitan para funcionar correctamente. Los niños y los recién nacidos necesitan bastante más.
El impacto de la falta de sueño
Es bien sabido que la falta de sueño provoca alteraciones del estado de ánimo, como pensamientos negativos e irritabilidad. Sin embargo, las personas que continuamente duermen menos de lo necesario pueden, con el tiempo, encontrarse en un mayor riesgo de desarrollar numerosos problemas médicos potencialmente graves, incluyendo:
Mayor susceptibilidad a la inflamación sistémica
La pérdida crónica de sueño podría precipitar la acumulación de inflamación sistémica. La inflamación dentro de las células, tejidos y órganos del cuerpo puede provocar dolor y hacer que uno sea más susceptible a las lesiones físicas. Si no se controla, la inflamación crónica puede acabar provocando enfermedades importantes como la diabetes, trastornos del sistema inmunitario y diversos tipos de cáncer.
Deterioro de la función cerebral
Se cree que la privación de sueño prolongada envejece el cerebro de las personas afectadas entre tres y cinco años. Estos rápidos cambios en el sistema nervioso central podrían acelerar el deterioro cognitivo y hacer que las personas afectadas sean más susceptibles al desarrollo de enfermedades cerebrales como la demencia y el Alzheimer.
Sistema inmunitario debilitado
Una falta crónica de descanso inhibe la capacidad del cuerpo para repararse a sí mismo. No dormir lo suficiente puede debilitar el sistema inmunitario, lo que puede dar lugar a un mayor número de infecciones bacterianas y víricas y, en última instancia, provocar complicaciones más graves como el cáncer.
Función cardiovascular deficiente
La falta de sueño puede precipitar la aparición de hipertensión arterial y concentraciones elevadas de colesterol «malo» en el torrente sanguíneo. Cualquiera de estos fenómenos, o ambos, pueden contribuir a aumentar el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares como infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y coágulos sanguíneos.
Trastornos mentales
La incapacidad para dormir suele tener un profundo impacto en el estado mental. Los insomnes son más propensos a desarrollar trastornos como la ansiedad y la depresión.
Aumento de peso
El insomnio puede alterar un equilibrio hormonal saludable. Las personas que no duermen lo suficiente suelen experimentar un aumento de la liberación sistémica de insulina (una hormona que estimula el apetito) y la consiguiente disminución de la leptina, una sustancia que suprime el apetito. Este tipo de desequilibrio químico suele provocar un aumento de la ingesta calórica, lo que a la larga puede dar lugar a un aumento de peso significativo y a la acumulación de grasa corporal.
La falta de sueño está relacionada con el aislamiento social
Lo que puede sorprender a algunos es que la falta de sueño también afecte a las capacidades sociales. Un equipo de científicos de la Universidad de California en Berkeley originó esta hipótesis y recientemente diseñó un estudio relacionado para comprobar su viabilidad. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el insomnio no sólo puede limitar las interacciones sociales de quien lo padece, sino que también puede hacerlo menos atractivo para posibles contactos sociales.
En el estudio, los científicos reclutaron a 18 adultos sanos y dividieron a los sujetos de prueba en dos grupos distintos. Al primer grupo se le pidió que durmiera toda la noche. Al segundo grupo se le obligó a permanecer despierto durante la noche. Los participantes fueron sometidos a escáneres cerebrales y evaluaciones escritas que medían su estado de soledad.
Durante la primera fase del estudio, los investigadores controlaron cuidadosamente la actividad cerebral de cada sujeto mientras veía vídeos de personas que se acercaban y mostraban expresiones faciales neutras. Se indicó a los participantes que pausaran el vídeo cuando se sintieran incómodos con la proximidad de la persona en pantalla.
El primer fenómeno que descubrieron los investigadores fue que los participantes privados de sueño tendían a detener el vídeo antes, sintiéndose incómodos con la distancia física de la persona en pantalla mucho antes que sus colegas no privados de sueño. Los escáneres cerebrales mostraron que los sujetos que se vieron obligados a permanecer despiertos también experimentaron una mayor actividad en una porción del cerebro conocida como red del espacio cercano. Esta región se activa cuando los individuos se sienten amenazados. Además, los sujetos que no descansaron lo suficiente mostraron una menor actividad en la parte del cerebro conocida como red de teoría de la mente, que nos ayuda a calibrar la intención y las emociones de los demás.
En otra fase del estudio, los investigadores emplearon a más de 1.000 personas para observar el comportamiento de los sujetos privados de sueño. Se pidió a los observadores que vieran vídeos de los insomnes. Al ver a los participantes privados de sueño, la mayoría de los observadores afirmaron experimentar también sentimientos de aislamiento. Estos resultados podrían sugerir que sentimientos como el aislamiento podrían ser contagiosos.
Los observadores también tuvieron que rellenar una encuesta en la que expresaban su opinión sobre la privación de sueño. Un sólido porcentaje de los encuestados apoyó la hipótesis anterior al afirmar que la falta de sueño a menudo les hace menos sociables que cuando funcionan en circunstancias óptimas.
Métodos para superar la falta de sueño
La forma más eficaz de evitar las manifestaciones sociales o de cualquier otro tipo de la pérdida de sueño es ejecutar medidas preventivas. El insomnio puede deberse a diversas causas, entre las que se incluyen el estrés, los horarios de trabajo poco convencionales, el envejecimiento o una enfermedad médica subyacente. Identificar la causa de la falta de sueño puede ser el primer paso para determinar la medida correctiva más adecuada.
En los casos en que las alteraciones del sueño pueden atribuirse a una afección médica, los medicamentos adecuados o los procedimientos correctivos apropiados podrían remediar el insomnio. Sin embargo, cuando el insomnio se debe a problemas como el estrés, pueden emplearse varios protocolos terapéuticos naturales, como crear el entorno más confortable (temperatura y oscuridad) para dormir, dedicarse a un pasatiempo relajante antes de acostarse, evitar el consumo de alimentos durante las horas nocturnas, colocar el teléfono lejos de la cama o la mesilla de noche, hacer ejercicio, complementar la dieta con nutrientes inductores del sueño y comprar un colchón más cómodo.