Las enfermedades neurodegenerativas afectan a millones de estadounidenses, especialmente a las personas mayores o que se acercan a la vejez. Estas enfermedades pueden causar un rápido deterioro y pérdida tanto del bienestar como de la capacidad de cuidar de uno mismo. Aunque existen varios tratamientos que pueden mejorar o prolongar la vida de las personas que padecen enfermedades neurodegenerativas, actualmente no hay cura. Por ello, la mayoría de los tratamientos se centran en ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida mientras tanto. Nuevos estudios han descubierto que restringir las horas de comida puede ser una forma eficaz de mejorar la calidad de vida de quienes padecen estas enfermedades.
Vivir con una enfermedad neurodegenerativa
Las enfermedades neurodegenerativas son, por definición, enfermedades que incluyen una pérdida progresiva de la función cerebral. Este grupo de enfermedades incluye dolencias como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Aunque la fisiopatología de estas enfermedades puede diferir, todas comparten algunas características básicas. Las personas que padecen estas enfermedades pierden gradualmente la cognición, la memoria y la capacidad de cuidar de sí mismas, lo que provoca un acusado deterioro de su calidad de vida. Muchas personas quedan incapacitadas para trabajar, realizar aficiones, llevar a cabo actividades personales de la vida diaria y mantener una vida social sana.
Aunque puede resultar difícil medir la calidad de vida, los investigadores disponen de varias escalas para juzgarla. Todas las personas con enfermedades neurodegenerativas manifiestan un deterioro de su calidad de vida. En la mayoría de los casos, prolongar y mejorar la calidad de vida es uno de los principales objetivos de la atención sanitaria a las personas con estas enfermedades. Según una nueva investigación, unos sencillos cambios en el estilo de vida, como limitar las horas de comida, pueden marcar una diferencia significativa.
Limitar las horas de comer: ¿Es bueno para el cerebro?
Para evaluar los efectos de la restricción de las horas de comida en los síntomas de las enfermedades neurodegenerativas, los investigadores estudiaron los síntomas de ratas con la enfermedad de Huntington sometidas a diferentes dietas. La mitad de las ratas recibieron un suministro constante de alimentos, mientras que la otra mitad recibió la misma cantidad de comida pero limitada a las mismas seis horas cada día. Por lo demás, sus dietas eran idénticas.
Curiosamente, las ratas que sólo podían comer seis horas al día mejoraron notablemente su calidad de vida con respecto al grupo de control. Tenían mejores habilidades motoras, mejor calidad del sueño y eran capaces de mantener una rutina más típica en comparación con las ratas que comían libremente. Además de los cambios en la actividad, las ratas que restringieron el horario de comidas mostraron una actividad génica diferente. Tenían una expresión genética más saludable en el cuerpo estriado, la zona del cerebro que gobierna el control motor y que se ve perjudicada en la enfermedad de Huntington. Éste es sólo un estudio, pero sugiere que un simple cambio en el momento de comer podría ralentizar el ritmo de degeneración cerebral en algunas enfermedades neurodegenerativas.
Beneficios para la salud de comer a horas restringidas
Éste no es el primer estudio que encuentra beneficios para las personas y los animales que restringen sus horarios de comida. Las personas que restringen sus horarios de comida tienen menos probabilidades de ser obesas, de padecer diabetes y otros problemas metabólicos, y de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Aunque se ha demostrado que la restricción horaria reduce la ingesta calórica, estos beneficios se producen cuando los sujetos de la prueba ingieren el mismo número de calorías en general.
¿Cómo puede importar tanto el horario? Parece haber varios factores. En primer lugar, la alimentación afecta al ritmo circadiano, ya que sirve como indicador de la hora del día. Cuando se come tarde por la tarde o por la noche, pueden producirse retrasos en la liberación de melatonina y otros cambios bioquímicos que no favorecen un sueño reparador. En segundo lugar, comer puede provocar cambios metabólicos directos que, aunque son necesarios para digerir y metabolizar los alimentos, no son positivos durante largos periodos de tiempo. Cuando comemos, las células del hígado interrumpen las actividades básicas de reparación y mantenimiento para, en su lugar, centrarse en almacenar grasa y producir glucosa. Un nivel elevado de glucosa durante largos periodos de tiempo puede provocar diabetes y enfermedades metabólicas, mientras que un almacenamiento excesivo de grasa puede conducir, obviamente, al aumento de peso.
Cronobiología y envejecimiento
Aunque las personas mayores a menudo luchan por mantener un ritmo circadiano saludable, la sincronización parece ser crucial para mantener una buena salud a medida que envejecemos. Aunque dormir lo suficiente puede suponer un reto para los hombres y mujeres mayores, es esencial para su salud y bienestar de diversas maneras. Algunas enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, se han relacionado incluso con un ritmo circadiano desregulado. Desde la cuna hasta nuestros años dorados, mantener un reloj interno estable es esencial para gozar de buena salud. La restricción horaria parece contribuir a mantener estos relojes internos en hora.
Aunque no tenemos cura para la mayoría de las enfermedades neurodegenerativas, una combinación de medicamentos y cambios en el estilo de vida puede ayudar a muchos a mantener una vida de alta calidad y vivir hasta una edad avanzada. La alimentación restringida en el tiempo parece favorecer la buena salud y la alta calidad de vida de diversas maneras. Aunque todavía no entendemos del todo cómo las horas de comida pueden afectar a los relojes internos y a la salud en general, las pruebas indican que existe un vínculo firme y directo. Comer a horas restringidas puede ser beneficioso para la salud no sólo de las personas con enfermedades neurodegenerativas, sino de todos nosotros a medida que envejecemos.