Es un hecho de la vida: Nuestro cuerpo cambia a medida que envejecemos. Según una nueva investigación, los patrones de sueño parecen verse especialmente afectados por el envejecimiento. En comparación con las generaciones más jóvenes, las personas mayores tienen más problemas para conciliar el sueño, más problemas para permanecer dormidas y son menos capaces de ajustar sus ritmos circadianos según sea necesario. Según varios estudios nuevos sobre el sueño y el envejecimiento, los cambios que se producen a medida que envejecemos y la desregulación circadiana que provocan pueden contribuir a muchas enfermedades comunes del envejecimiento, haciendo que nuestros mayores estén aún más enfermos.
Cómo regula el cuerpo el ritmo circadiano
El ciclo sueño-vigilia parece muy sencillo a simple vista: Por la noche tenemos sueño y nos dormimos; al cabo de unas ocho horas, sale el sol y nos despertamos. A pesar de la aparente simplicidad de este sistema, tenemos varios genes importantes, así como una parte entera de nuestro cerebro dedicada a mantener nuestros relojes internos.
Nuestros relojes internos son innatos, con mecanismos de sincronización integrados en cada célula y en cada sistema orgánico. Sin embargo, esto no significa que mantengamos el mismo horario durante toda nuestra vida. Si así fuera, nunca podríamos cambiar de zona horaria ni adaptarnos al horario de verano.
Nuestro cuerpo toma señales de diversos factores ambientales -como los niveles de luz, la temperatura y si hemos comido recientemente- y los utiliza para determinar en qué punto de nuestro horario debemos estar. Hormonas como la melatonina y el cortisol se liberan para mantener nuestro reloj interno en consonancia con las exigencias de nuestro entorno. Sin este sistema, es fácil ver cómo el ritmo circadiano puede desajustarse permanentemente. Según una nueva investigación, la pérdida de capacidad para reajustar el ritmo circadiano puede ser una de las razones por las que las personas mayores tienen tantos problemas para dormir.
Sueño y envejecimiento: Perder el botón de reinicio
El núcleo supraquiasmático (NSC) del hipotálamo es la parte del cerebro que ayuda a alinear los relojes internos con las señales externas. Una de las principales señales, la presencia de luz, llega a las células del núcleo supraquiasmático a través de un tipo de receptor de glutamato denominado receptor NMDA. Este receptor pierde eficacia a medida que envejecemos, lo que significa que nuestro cuerpo pierde parte de su capacidad para ajustar nuestro ritmo circadiano en función de la presencia de luz. La pérdida de eficacia parece estar relacionada con un declive relacionado con la edad en la expresión de una subunidad crítica del receptor.
Los investigadores analizaron ratones jóvenes y viejos expuestos a altos niveles de luz en horarios que no coincidían con su ritmo circadiano. Aunque ambos grupos tenían una función idéntica en sus pupilas y otros órganos sensores de la luz, esta información no parecía llegar a su núcleo supraquiasmático. Al examinar los cerebros de estos ratones, los investigadores descubrieron la diferencia crítica en los receptores.
Sin la capacidad de ajustar su ritmo circadiano, es probable que los ancianos tengan relojes internos cada vez más desincronizados con su entorno, lo que les deja cada vez más privados de sueño a medida que envejecen. Según los médicos, esto puede suponer una profunda diferencia en la salud física y emocional.
¿Qué ocurre cuando no se pueden ajustar los relojes internos?
La falta de este receptor crucial puede ser parte de la razón por la que cerca de la mitad de los adultos mayores afirman tener dificultades para dormir. Las personas mayores son más propensas a tener problemas de sueño, como despertares frecuentes, insomnio y periodos más cortos de sueño profundo. Muchas personas mayores no descansan lo necesario para pasar un día completo, por lo que las siestas y acostarse pronto son habituales en este grupo de edad.
Esto, a su vez, puede tener un enorme impacto en la salud y el bienestar de nuestra población de edad avanzada. El insomnio se ha relacionado con un aumento de la depresión y con enfermedades graves como el Alzheimer y el Parkinson. Además, un ritmo circadiano desregulado puede aumentar el riesgo de enfermedades como las cardiopatías y la diabetes, ambas ya demasiado frecuentes en las personas mayores.
Dormir lo necesario a cualquier edad
Independientemente de su edad, hay varias formas de asegurarse de que duerme lo que necesita. En primer lugar, acuéstese y levántese a la misma hora todos los días. Esto es especialmente importante a medida que envejecemos, cuando nuestros cerebros no pueden cambiar nuestros ritmos circadianos con facilidad. Aunque las siestas y acostarse cada vez más temprano pueden ser tentadoras, sólo conseguirán desajustar aún más los relojes internos.
En segundo lugar, reduzca la exposición a la luz en las horas previas al sueño. La oscuridad es una potente señal para nuestro cerebro de que es hora de dormir. Aunque las personas mayores tienen menos receptores NMDA, siguen teniendo una pequeña cantidad de ellos. Es importante dar al cerebro señales coherentes para que pueda ajustar sus relojes internos lo mejor posible.
Envejecer puede ser un proceso difícil. Sin embargo, descubrimos constantemente nuevas formas de mantenernos más sanos y felices a medida que envejecemos. Mantener un ritmo circadiano regulado es esencial para prosperar a lo largo de nuestro ciclo vital.