Nuestros ritmos circadianos, o relojes internos, controlan muchos procesos biológicos vitales como el sueño, los ciclos celulares e incluso la curación. Sin embargo, nuevas pruebas sugieren que los ritmos circadianos también pueden ser un factor importante en el trastorno afectivo estacional o TAE.
¿Qué es el trastorno afectivo estacional?
Los síntomas del trastorno afectivo estacional son similares a los de la depresión. Además, los afectados pueden sentir un aumento del apetito y un alto nivel de fatiga en comparación con otros tipos de depresión. Sin embargo, estos síntomas sólo aparecen en los meses de clima frío. Una décima parte de los adultos de EE.UU. y el Reino Unido padecen este trastorno, y se cree que la tasa es la misma en otros países que tienen una menor calidad de luz en otoño e invierno.
El TAE, antes considerado un mito, se considera ahora un trastorno depresivo mayor muy real y debilitante, incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Se ha estudiado mucho debido al creciente interés científico y médico por la cronobiología, es decir, el estudio de cómo afectan los relojes biológicos al cuerpo humano.
Causas del trastorno afectivo estacional
Existen varias causas del trastorno afectivo estacional. En primer lugar, parece tener una causa genética, ya que las personas tienen más riesgo cuando tienen un pariente que padece el trastorno. Tener antecedentes de depresión también aumenta el riesgo de padecer TAE. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que la causa subyacente es una alteración del ritmo circadiano natural del organismo. Nuestro reloj interno depende de la luz para saber cuándo dormir, cuándo comer e incluso cuándo deben dividirse nuestras células.
Menos luz solar significa que estos ritmos dejan de funcionar con normalidad. La melatonina, la hormona que nos indica que debemos dormir, se ve especialmente afectada. Los pacientes con TAE tienen altos niveles de melatonina incluso durante las horas de luz en invierno. Además, la falta de señales luminosas en el hipotálamo provoca niveles bajos de serotonina, responsable de otros tipos de depresión mayor.
La investigación sobre las personas que padecen trastorno afectivo estacional ha descubierto que a menudo presentan alteraciones no diagnosticadas en sus ritmos circadianos. Estas pequeñas alteraciones pueden hacerles vulnerables al TAE.
Tratamiento del TAE
El tratamiento del trastorno afectivo estacional es similar al de otras formas de depresión e incluye antidepresivos y psicoterapia. También se ha comprobado que resulta útil exponerse más a la luz. La Asociación Americana de Psiquiatría recomienda que las personas con riesgo de padecer TAE o que lo padezcan realicen ejercicio al aire libre cuando haya luz solar y también utilicen terapia con cajas de luz bajo la supervisión de un médico. Las cajas de luz sustituyen a la luz solar perdida por el clima invernal y ayudan al cerebro a restablecer el equilibrio neuroquímico.
¿Cómo puede afectar la luz al estado de ánimo?
Muchos de nuestros ritmos circadianos dependen de la luz solar. Los relojes internos que dependen de la luz solar se denominan ritmos diurnos. Nuestras retinas tienen fotorreceptores que utilizan la luz para darnos visión. Sin embargo, éstos también controlan los niveles de luz y transmiten mensajes sobre estos niveles al cerebro, especialmente al núcleo supraquiasmático del hipotálamo, donde se controlan muchos de nuestros ritmos circadianos.
Dado que los ritmos diurnos desempeñan un papel tan importante en el estado de ánimo y el sueño, los cambios en la calidad de la luz pueden afectarlos enormemente. Los niveles de melatonina aumentan, haciendo que la gente tenga más sueño, mientras que los niveles de serotonina descienden y dejan a la gente sin sensación de alegría. Es fácil ver cómo estos cambios bioquímicos pueden conducir a la depresión en personas con una predisposición genética. Se ha demostrado que incluso media hora al día de fototerapia reduce los síntomas del trastorno afectivo estacional.
El trastorno afectivo estacional puede ser una lucha debilitante para la salud. Sin embargo, también es un área de interés para los investigadores. Apenas estamos empezando a comprender el enorme papel que desempeña nuestro ritmo circadiano en las funciones de nuestro organismo y en nuestra calidad de vida.